La inmortalidad tiene sus pegas
‘TODAS LAS LUNAS’ ★★★☆☆
Dirección: Igor Legarreta. Intérpretes: Itziar Ituño, Josean Bengoetxea, Haizea Carneros.
El floreciente cine vasco nos deja esta obra oscura y hermosa, de una poesía tenebrosa, sobre una persona sin terminar y a la vez sin final, una niña condenada a la vida eterna desde los primeros instantes de la película, cuando recibe un beso mortal que ella cree salvador de labios de Itziar Ituño (’La casa de papel’).
El segundo largo de Igor Legarreta (‘Cuando dejes de quererme’), también conocido por el guion de ‘Autómata’, destaca por su fotografía, por sus intenciones y aún más por el debut de la jovencísima Haizea Carneros, cuya mirada parece capaz de suplir cualquier carencia.
El espectador recibe pocas referencias explícitas, en una historia atípica de entreguerras, entre las carlistas y la civil, nada menos. La fábula funciona dentro de su parquedad, eficaz a la hora de sembrar la inquietud en el espectador, que la niña traslada con asombrosa naturalidad. La vieja receta de sugerir y no mostrar se revela infalible, aunque algún espectador se sentirá poco acompañado en el reverso de esta virtud, capaz también de sembrar el desconcierto.
Legarreta demuestra una coherencia extrema en su propuesta, con un estilo propio que a ratos parece una combinación brillante de Armendáriz y Villaronga, con el lazo expresionista de Tourneur y el miedo a la luz de ‘Los otros’. No son malas referencias. Dentro del género, si se puede enmarcar en alguno, recuerda en detalles a la serie francesa ‘Les revenants’, con reminiscencias de ‘El bosque de lobo’, vieja película en la que José Luis López Vázquez hacía de ‘lobisome’.
En definitiva, ‘Todas las lunas’ es algo único y a la vez evoca grandes títulos, sin copiarlos y sin quedar señalada por las comparaciones. Y si lo de esta película son vampiros, no repite el ajo.