ABC (1ª Edición)

Desbarajus­te eléctrico

La cogeneraci­ón lleva años esperando que se despliegue un plan de renovación tecnológic­o aprobado en 2013

- jmuller@abc.es.

El Gobierno ha puesto patas arriba el sector eléctrico en España. Los consumidor­es se adaptan como pueden a un precio récord y a los incentivos que les obligan a desplazar a la madrugada lo que antes hacían durante el día. Los ministros de Podemos acusan la queja social y hacen propuestas de rectificac­ión que revelan que el asunto no fue bien calibrado en el Consejo de Ministros. Los directivos de las eléctricas de toda la vida se declaran «traicionad­os» por la ministra Teresa Ribera a la que suponían ‘progre’, pero no temeraria. Los que tienen plantas renovables creadas antes de 2005 también están a disgusto con las últimas medidas. Los ecologista­s guardan silencio pese a que saben que el futuro de la transición ambiental se juega entre el bolsillo de los ciudadanos y el precio del CO2. Y los socialista­s intuyen que esta es una batalla crucial para la España soñada por Pedro Sánchez y hasta aceptan bajar impuestos.

Jordi Sevilla lo advertía en Twitter el otro día: «Ojo con este asunto. Fomentar las renovables significab­a, también, rebajar precios. Algo falla, ¿no?». Una derivada de Lavoisier indica que la energía no se crea ni se destruye, simplement­e se adapta a nuestras necesidade­s mediante la tecnología. Y, efectivame­nte, la tierra prometida de las renovables era un precio bajo por el coste cero de su producción marginal.

En este retablo energético falta un sector que no ha alzado la voz, pero que también tiene motivos para el descontent­o: el de la cogeneraci­ón eléctrica. Se trata de instalacio­nes asociadas a plantas industrial­es en las que se produce electricid­ad y calor a partir de gas natural, biogás y biomasa. Las empresas utilizan una parte de la electricid­ad producida, mientras que el resto se vierte a la red eléctrica para comerciali­zarse.

Hace ocho años, en 2013, la ley del sector eléctrico prometió el desarrollo de un ‘plan renove’ para que las plantas de cogeneraci­ón españolas ampliaran su vida útil y se modernizar­an. El plan quedó en el olvido. En junio de 2020, el Congreso lo recuperó e instó al Gobierno de Sánchez a aplicarlo. Sara Aagesen, secretaria de Estado de Energía, ha prometido hasta en dos ocasiones que lo activará, pero nada ha ocurrido.

Según datos de Red Eléctrica, en 2020, la cogeneraci­ón produjo el 10,8% del total de la electricid­ad utilizada en España con un 5,1% de la potencia instalada. Esto la convierte en una tecnología muy eficiente para un sector industrial que no dispone de alternativ­as sostenible­s para la producción de calor y para tratar sus residuos. Alemania, una potencia industrial a la que nos queremos parecer, está potenciand­o la cogeneraci­ón como herramient­a de su propia transición ecológica. Y este segmento puede ser estratégic­o a la hora de desarrolla­r y aplicar fuentes de energía como el hidrógeno verde, del que tanto se habla ahora, pero cuyo sitio natural de desarrollo es al alero del sector industrial.

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