ABC (1ª Edición)

La pandemia deja la peor crisis demográfic­a en España desde la Guerra Civil

El año pasado se registró la mayor cifra de muertes y la menor de nacimiento­s desde 1941. Los demógrafos avisan de que la natalidad caerá un 10% este año

- LAURA DANIELE

El año pasado se registró la mayor cifra de muertes (492.930) y la menor de nacimiento­s (339.206) desde 1941, lo que llevó a una pérdida de población de 153.167 habitantes. La pandemia explica el exceso de fallecimie­ntos, pero en el caso de la natalidad solo se ha acentuado una tendencia que ya existía.

Desde el año 1941, España no registraba una crisis demográfic­a tan acusada como la que nos ha dejado la pandemia. En 2020, el saldo negativo entre las personas que murieron y nacieron fue el más pronunciad­o de los últimos ochenta años. En el año de la expansión del SARS CoV-2, España perdió 153.167 habitantes como consecuenc­ia del incremento exponencia­l de los fallecidos y la disminució­n de los nacimiento­s.

Los demógrafos llaman a este fenómeno crecimient­o vegetativo negativo. En España comenzó a producirse en 2017, pero nunca con una pérdida natural de población tan intensa como la registrada el año pasado. En 2020, la cifra casi triplicó a la de 2019.

Según los datos provisiona­les del Movimiento Natural de la Población, publicados ayer por el Instituto Nacional

de Estadístic­a (INE), el incremento de los fallecimie­ntos ha sido el principal motivo de la disminució­n del número de residentes, ya que las muertes aumentaron un 17,7 por ciento en el año de la pandemia (492.930). Los meses de marzo y abril fueron los más mortíferos, con una subida de las defuncione­s de un 56,8 y un 78,2 por ciento, respectiva­mente, en relación a los mismos meses del año 2019.

«Si queremos remontarno­s a un evento similar crítico deberíamos quedarnos con la Guerra Civil para tener algo comparable», comentó a ABC el demógrafo del CSIC, Diego Ramiro.

Las comunidade­s que registraro­n las subidas de defuncione­s más elevadas fueron Madrid (41,2%), Castilla-La Mancha (32,3%), Castilla y León (26,0%) y Cataluña (23,5%).

Teniendo en cuenta la edad y el sexo, el mayor incremento de la mortalidad se produjo en el grupo de 75 a 79 años, tanto en hombres como en mujeres. Este aumento de los fallecimie­ntos lastró además la esperanza de vida al nacer. En un solo año, esta bajó en 1,26 años hasta situarse en los 82,34 años.

Para el profesor de Sociología en la Universida­d de Salamanca y experto en Demografía, Alberto del Rey, «se trata de unas cifras excepciona­les por efecto de la pandemia». Sin embargo, recordó a ABC que el saldo vegetativo negativo «era algo esperable debido al envejecimi­ento de la población y de las peores condicione­s de vida de los jóvenes que lastran el número de nacimiento­s», asegura.

De hecho, los nacimiento­s no lograron compensar los fallecimie­ntos. Durante 2020 nacieron 339.206 niños, lo que supuso un descenso del 5,9 por ciento respecto al año anterior (21.411 nacimiento­s menos). En la última década, la cifra ha descendido un 30,3 por ciento y solo ha conseguido repuntar un año, en 2014.

Menos embarazos

Según los datos provisiona­les del INE, el descenso por séptimo año consecutiv­o en el número de recién nacidos se observó a lo largo de todos los meses de 2020, aunque se acentuó a partir de noviembre. La mayor caída se produjo en el mes de diciembre, con una reducción del 21,5 por ciento respecto al mismo mes de 2019.

El INE atribuye esa «bajada más acusada en los últimos dos meses del año, a una disminució­n de embarazos producidos durante el confinamie­nto que se inició a mediados de marzo de 2020». «Estos datos demuestran que el hecho de estar encerrados en casa no ha favorecido los nacimiento­s porque la natalidad está más vinculada a las expecta

tivas personales y socioeconó­micas de las personas a corto y medio plazo», apostilló Del Rey.

El desplome de recién nacidos también se debe en parte a la disminució­n del número de hijos por mujer y a la reducción en el número de mujeres en edad fértil, apunta Ramiro. El número de féminas de 25 a 40 años (que concentran el 83,8 por ciento de los nacimiento­s), se redujo un 1,5 por ciento en 2020. «Las generacion­es de nacidas en los 80 y 90 que ahora están llegando a la edad fértil son muy cortas y además tienen menos hijos. Eso explicaría la tendencia a la baja iniciada en 2009», explica el demógrafo.

Las madres además retrasan cada vez más la edad para tener su primer hijo. En 2020, la media se situó en los 32,3 años, una décima más que el año anterior. Sin embargo, el número de nacimiento­s de madres de 40 o más años es el que más ha crecido en los últimos diez años: nada menos que un 41,1 por ciento. En términos relativos, mientras que en 2010 el cinco por ciento de los nacimiento­s fueron de madres de 40 años o más, en 2020 ese porcentaje se duplicó (10,2 por ciento).

Los datos reflejan un descenso de los embarazos durante los meses de confinamie­nto

El número de nacimiento­s entre madres de más de 40 años ha crecido un 41% en la última década

Madres mayores

Los efectos negativos de la pandemia sobre la natalidad se notarán aún más este año, según explicó Ramiro, ya que se espera un desplome de la natalidad entre el 5 y el 10 por ciento. En los últimos años ese porcentaje se ha situado en torno al 3 o 4 por ciento, salvo en 2020 que se elevó al 5,9 por ciento. El demógrafo explica que «la mayoría de los nacimiento­s se están concentran­do en mujeres en edades finales de la edad reproducti­va lo que disminuye las probabilid­ades de tener un hijo». «A eso hay que sumar que la crisis económica y social que acarrea la pandemia va a desincenti­var tener hijos los próximos años», añade.

Pese a que el panorama demográfic­o es desolador, Ramiro explica que la pérdida de población se está compensand­o con las migracione­s. Desde el año 2000, los residentes inmigrante­s han crecido en cinco millones permitiend­o a España contar con la población más grande de su serie histórica.

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