Casado rechaza los indultos y no cede ante los empresarios
►El líder del PP advierte de que habrá más frustración y que el problema en Cataluña es «de cumplimiento de la ley» ► Núñez Feijóo recuerda que «lo importante es reivindicar las razones y subordinarlas a las emociones»
El presidente del PP volvió ayer a Barcelona en un escenario, las jornadas del Círculo de Economía, y un contexto, tras el saludo del Rey con el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, propicios para mimetizarse con el nacionalismo catalán, pero, en su intervención en el foro ante los empresarios y los invitados por la entidad organizadora, Pablo Casado se mantuvo firme a la hora de rechazar los indultos que el Gobierno de España concederá, en los próximos días, a los condenados por los delitos de sedición y malversación en la causa especial del Tribunal Supremo vinculada al ‘procés’ secesionista de 2017.
El líder popular, que intervino a primera hora de la mañana, en el mismo escenario en el que hoy lo hará Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, respondió, sereno pero sin titubear, a las palabras del vicepresidente del Círculo, Jordi Gual, que defendió los indultos, como un día antes lo había hecho Javier Faus, presidente de la entidad, medida a la que se sumaba, en una entrevista radiofónica, a la misma hora de la conferencia del popular, Antonio Garamendi, presidente de la CEOE.
Ante esta situación, Casado defendió el cumplimiento de la ley y reiteró su rechazo a la medida de gracia que prepara el Ejecutivo, con la oposición (no vinculante) del Supremo y la Fiscalía. Señaló que, en realidad, «Cataluña no tiene un problema de democracia, hay un problema de cumplimiento de la ley», recordó que no existe arrepentimiento de los condenados y, además, amenazan con la reincidencia. «¿No van a generar más frustración en el futuro? Los esfuerzos inútiles acaban produciendo melancolía», añadió.
El líder de la oposición en el Congreso de los Diputados realizó un discurso centrado en un plan para Cataluña, sobre todo, en clave financiera (básicamente, proponiendo una reforma de la financiación autonómica, una reducción de la carga impositiva, aceptando la necesidad de mejorar las infraestructuras de la comunidad y apoyando, entre otras cosas, la ampliación del aeropuerto de Barcelona y que la ciudad se convierta en una especie del Silicon Valley del sur de Europa), pero no dejó a un lado la actualidad.
«Para mantener el poder»
En este sentido, Casado entró en materia política, con el tema de los indultos, y también en intentar desmontar las incongruencias de la celebración de un referéndum de independencia en Cataluña. Así, criticó a Sánchez por sus cambios de opinión en relación a cómo afrontar el problema creado por los independentistas en 2017. «Lo peor de todo es que no veo ni convicción en el que propone eso (los indultos), solo una estrategia para mantener el poder. Hace dos años decía todo lo contrario. Los que estamos en la coherencia y el acatamiento de las leyes somos nosotros (el PP). ¿Por qué ha cambiado de opinión?», indicó.
Igualmente, hizo memoria al recordar a Jordi Solé Tura y Miquel Roca, en tanto que padres fundacionales de la Constitución, aprobada en 1978, para reivindicar la viabilidad del texto y defender que las leyes deben cumplirse. «El Estatuto es una ley que todos queremos que se cumpla. No podemos aceptar que se hable de dar un golpe a la legalidad como magnanimidad o decir que la ruptura de la unidad nacional puede ser concordia. La concordia es la Constitución y el diálogo es la ley», apuntó.
De la misma manera, el máximo responsable de los populares advirtió de que tampoco es partidario de un referéndum de independencia. Dejando a un lado los sentimientos, dijo, algo que no es exclusivo de los secesionistas, puso sobre la mesa preguntas retóricas
Pablo Casado Presidente del PP
«Cataluña no tiene un problema de democracia, hay un problema de cumplimiento de la ley»
«¿Los indultos no van a generar más frustración en el futuro? Los esfuerzos inútiles acaban produciendo melancolía»
«Lo peor de todo es que no veo ni convicción en el que propone eso, solo estrategia para mantener el poder»
con la intención de desmontar la necesidad de una consulta que permita la ruptura de España: «¿Quién es el que tiene derecho a decidir? ¿Para qué y sobre qué? ¿Quién es catalán: el que ha nacido en Cataluña, lo soy yo si me empadrono mañana, el que tiene un hijo catalán? ¿Quién es el sujeto político y qué se decide: que Cataluña no quiere ser parte de España o que Badalona no quiere ser de la provincia de Barcelona o el barrio de Sarriá no quiere ser parte de Barcelona?».
Diálogo sosegado
En la sesión de las jornadas del Círculo de Economía, este jueves, también participaron, en una charla conjunta por la tarde, los presidentes autonómicos Alberto Núñez Feijóo (Galicia), que lo hizo por videoconferencia, José Manuel Moreno Bonilla (Andalucía), Ximo Puig (Comunidad Valenciana) y Francina Armengol (Islas Baleares). El punto común que expresaron los cuatro representantes regionales se fijó en la necesidad, desde su punto de vista, de reformar el modelo de financiación autonómica. Pero discreparon en los parámetros (población, dispersión, densidad, extensión, insularidad, vejez...) a tener en cuenta para su mejora, que no será del gusto de todos.
Ninguno trató el asunto de los indultos y la organización tampoco les preguntó por ello, pero Núñez Feijóo sí fue muy claro a la hora de apostar por «dialogar de forma sosegada y no nutrir el ruido» para intentar resolver las diferencias dentro de España. El presidente de la Xunta señaló que, a su parecer, «lo importante es reivindicar las razones y subordinarlas a las emociones» y porque «lo importante es intercambiar recetas a los desafíos que tiene España y que tenemos en la España de las autonomías».
Relacionado con esto, el presidente del PP de Galicia apuntó que los gallegos no han decidido ni ser gallegos ni españoles ni europeos: «Hemos escogido ser los tres. Los tres nos encajan». Y defendió lo que definió como «un galleguismo constitucional», basado en una aceptación del modelo autonómico, pero sin renunciar a posibles mejoras, como, por ejemplo, una mayor inversión en infraestructuras.
Por su parte, Moreno Bonilla reivindicó, igualmente, el Estado de las autonomías pero señaló que se deben crear mecanismos para mejorar la cooperación y la eficiencia administrativas. Aunque, eso sí, alertó de que «si no hay un principio básico de lealtad constitucional, el modelo fallará» y, en su opinión, «nos llevará a desencuentros y la desconexión».
«La concordia es la Constitución y el diálogo es la ley»
Puig y Armengol defendieron con insistencia una mayor descentralización, también de las instituciones de la Administración General del Estado, y criticaron el llamado ‘dumping fiscal’ de la Comunidad de Madrid. El presidente de la Comunidad Valenciana pidió que se huya del frentismo y reclamó el concierto económico para su región; y la presidenta de las Islas Baleares indicó que la Constitución debe avanzar hacia un modelo federal. Puig y Armengol se llevaron los primeros aplausos de la sesión de presidentes regionales organizada por el Círculo.