De momento, me siento
En un ambiente tan electrizado como el actual, unas declaraciones poco matizadas del presidente de la CEOE y dichas con motivo de un acto en Barcelona con presencia del Rey, en referencia a los indultos, provocaron ayer una explosión mediática. Tan ruidosa fue la cosa que Garamendi se vio obligado a salir a la palestra y tratar de explicarse mejor. En realidad sus palabras no fueron para tanto: «Los indultos serían bienvenidos si llevan a que las cosas se normalicen». Leído textualmente, yo también estaría de acuerdo... con algunos pequeños matices. Si se diera una situación ‘normal’ en la que los beneficiarios se comprometieran a no repetir sus delitos y si el Parlamento aprobase previamente una moción del Govern, secundada por ERC y Junts al menos por la que se comprometieran a abandonar definitivamente cualquier actuación unilateral ilegal en contra del Estado de Derecho, yo pagaría el precio de la abolladura moral y legal que supone concederlos. Pero, claro, el problema reside en que ni se van a comprometer a no repetirlos, ni el Parlamento va a aprobar tal cosa, ni los partidos que sustentan el Govern presentaran nunca tal cosa. Así que, como no vamos a tener una situación ‘normal’, sería mejor no concederlos.
En este país tenemos experiencias más que suficientes de que las cesiones ante las exigencias de los independentistas no han logrado nunca, ni lo lograrán ahora, ni mañana, moverles un solo milímetro de sus posturas. Jamás se han intercambiado cesiones por cesiones. Tan solo, y solo a veces, se ha dado el trueque de cesiones por tiempo. Siempre en todo acuerdo han dicho: «dame esto, es lo mínimo que acepto y que conste que eso no supone la renuncia a ninguno de mis derechos» que son los que yo digo que sean. Desde que empezó el movimiento es la música repetitiva que acompaña a la descentralización del Estado. Y en cuanto han recuperado el aliento y encontrado el momento propicio han vuelto a la carga. ¿No aprenderemos nunca? Bueno, como Sánchez no nos deja ser rencorosos, hagamos un nuevo esfuerzo. Pero cambiemos el orden tradicional. Que se comprometan ellos a algo tan normal como cumplir con la ley (créanme que no es para tanto, en algunos países es lo habitual y hasta obligatorio) y hagamos los demás el esfuerzo de magnanimidad que se nos pide. Quedamos a la espera. Mientras tanto, me siento.., no vaya a ser que la cosa se alargue.