Los nuevos grados con más salidas se quedan desiertos en España
El 46,8% de las nuevas titulaciones tienen menos de 25 alumnos en primero de carrera
Cada año crece la oferta de las universidades españolas, pero estos nuevos grados no convencen del todo a los futuros alumnos. Según la novena edición de U-Ranking, elaborada por la Fundación BBVA y el IVIE (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas), el 46,8% de las nuevas titulaciones tiene menos de 25 alumnos en primero de carrera, un fenómeno que «supone un riesgo» para la calidad y los costes de los estudios, coinciden los coordinadores del estudio Francisco Pérez y Joaquín Aldás, director de Investigación y profesor investigador del IVIE respectivamente.
Los grados de Ciencias y Artes y Humanidades son los que menos alumnos por curso tienen al registrar una media de 30. En estas ramas destacan las familias de Química, con 22,2 estudiantes, y Humanidades, Historia y Filosofía, con 22,9.
«Por un lado pueden ser titulaciones mal diseñadas y que no atraigan suficiente demanda, y si esto es así tendrán que ir desapareciendo. También puede que se diseñen con cierto temor sin invertir muchos recursos y en función de cómo respondan se irá incrementando las plazas. No obstante 25 es una tamaño muy pequeño como para que prime este segundo supuesto», indicó ayer Aldás durante la rueda de prensa. Otro de los factores que influyen en la proliferación de los microgrados es que los estudiantes «tengan miedo» y «se refugien» en los títulos tradicionales porque «ya los conocen y están reconocidos en el mercado laboral», explica el profesor investigador del IVIE.
Tendencia ascendente
No obstante, el fenómeno de las pequeñas titulaciones no afecta solo a los nuevos grados. Respecto al total de títulos, en el curso 2020-2021 existían en las universidades presenciales del sistema universitario español 891 grados (25,8% del total) cuya matrícula de nuevo ingreso se sitúa por debajo de los 25 alumnos. «Es preocupante el porcentaje y también que tienda a crecer en los últimos años», aseguran los investigadores. De esas titulaciones con pocos estudiantes, 537 se imparten en centros públicos y 354 en centros privados, lo que representa el 20,5% y el 42,8% de la oferta de grados en las universidades presenciales públicas y privadas, respectivamente.
Las consecuencias de estos grados a pequeña escala pueden ser muy perjudiciales, ya que si las clases tienen pocos alumnos el coste de formarlos aumenta, lo que puede provocar mayores gastos y un aumento del precio por crédito que tiene que saldar el propio estudiante con las tasas o el estado en forma de subvenciones. Al crecer los costes, la inversión en docencia o investigación cae para equilibrar la balanza económica. «Una forma de contener los costes es que los profesores den muchas clases, de diversas materias, pero en ese caso aparece un riesgo de ofertar enseñanzas muy diversificadas pero impartidas por profesorado poco especializado», explican los investigadores.
Mayor rendimiento
Además de este análisis, el informe señala que el rendimiento de las universidades públicas es mayor que el de las privadas. De hecho, la diferencia es de 22 puntos entre ambas. En cuanto a los ámbitos estudiados, las públicas lideran en la investigación y la innovación, mientras que las privadas son mejores en docencia.
Entre las ocho instituciones que encabezan el ranking docente, aparecen tres públicas y cinco privadas, lo que provoca que el rendimiento de las universidades privadas en el ámbito de la docencia sea once puntos mayor que en las públicas. Por el contrario, el rendimiento de los centros públicos en investigación e innovación es 47 puntos mayor que el de las privadas, en promedio. En esta categoría los puestos más avanzados son para las universidades las públicas y la primera privada en esta categoría aparece tras diez instituciones públicas.