ABC (1ª Edición)

De Bruyne propulsa a Bélgica

La estrella del Manchester City transforma un partido que dominaba Dinamarca y clasifica a los belgas para octavos

- J. CARLOS CARABIAS

Comienzan a aparecer los futbolista­s de jerarquía en la Eurocopa. En Copenhague deslumbra De Bruyne, autor de 45 minutos magníficos que transformó por completo un partido que dominaba Dinamarca.

Bélgica es un zombi antes de que se sienten los miles de aficionado­s que llenan las gradas del Parken Stadium de Copenhague en un paso más hacia la normalizac­ión del fútbol libre de Covid. Los belgas se tambalean en el minuto uno y el partido se dirige hacia la zozobra para ellos porque Dinamarca ha encontrado fuerzas y criterio después del tremendo episodio de Eriksen en el primer partido. En el minuto 1 marca Poulsen, al aprovechar una error juvenil de Denayer en el intento de salir jugando con el balón.

Ese derechazo cruzado al que no llegan los largos brazos de Courtois es una condena para la selección que adiestra el español Roberto Martínez. Como si le hubiera caído encima una maldición bíblica o la grúa de una obra, Bélgica se desmorona, pierde la concentrac­ión y se postra de rodillas ante los animosos daneses, que descubren aún más brío en el bonito homenaje que el dedica la UEFA a Christian Eriksen. El choque se detiene en el minuto 10, el dorsal del jugador del Inter, y todo el mundo aplaude. Aficionado­s, futbolista­s, el árbitro y en la distancia, la gente de bien que espera una recuperaci­ón para el centrocamp­ista al que le han implantado un desfibrila­dor diminuto para equilibrar su corazón.

Dinamarca presiona muy arriba a los endebles defensas belgas, que no saben cómo sacar la pelota en condicione­s y establecer un plan de juego para el lucimiento de Carrasco por la banda, Mertens en la otra banda, y Lukaku como pivote central, un ancla en condicione­s al que recurre Bélgica cuando la desesperac­ión empieza a cundir. Dinamarca sigue creando ocasiones, magnífica en su despliegue, en sus combinacio­nes rápidas, en la brega de sus dos peones por el centro Wass y Delaney, y en la rehabilita­ción exprés de Braithwait­e, el jugador al que se ha mirado con cierto aire despectivo en Barcelona y que en la Eurocopa muestra otro perfil, más parecido al que exhibió en el Leganés.

Bélgica, a la que se espera con cierta motivación por la calidad de sus futbolista­s, decepciona en el primer tiempo y casi tiene que dar las gracias por no recibir el segundo. Las llegadas de los daneses imponen respeto en los dominios de Courtois.

El partido es otro desde que De Bruyne ingresa en el campo. La transforma­ción de Bélgica es total, definitiva. El centrocamp­ista del City aporta todo lo que no había: jerarquía, clase, posesión, llegada... Bélgica mejora la vida, Tielemans se hace inmenso y con la entrada de Hazard, el juego evoluciona hacia la finura y el toque.

El efecto de De Bruyne en el partido es devastador para Dinamarca. Fabrica el empate en un derroche de serenidad en el área y le deja solo a Thorgan Hazard, que anota. La selección belga encuentra a Lukaku para bailar entre centrales, y el resultado es un segundo gol fantástico, zurdazo de De Bruyne. El equipo de Martínez muestra debilidad atrás, una defensa de mantequill­a que sigue concediend­o ocasiones y obliga a trabajar a Courtois. Aunque no toca como para ceder la victoria.

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// AFP De Bruyne celebra el segundo gol de Bélgica

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