Una ganadera, una cajera o un tendero de mérito civil
La Corona condecoró a 24 ciudadanos anónimos por su labor ejemplar y contribución ante el Covid-19
Dieciséis mujeres y ocho hombres procedentes de las 17 comunidades autónomas y Ceuta y Melilla. De entre 30 y 74 años. Todos fueron un ejemplo de contribución frente a la pandemia del coronavirus y representan a diferentes colectivos y profesiones: transportistas, camarera, cajera, investigadora, farmacéutica, marinero... Esta es la radiografía de los galardonados ayer, en el Palacio Real de Madrid, con la Medalla de la Orden del Mérito Civil y que son «reflejo de la situación vivida por millones de personas en el tiempo marcado por la pandemia». De este modo el Rey recuperó la concesión de estas medallas, un acto que ya se realizó en 2015 y 2019. «La selección fue fruto del contacto de la Corona con la sociedad», explicaron desde Zarzuela: -David Lafuente Rico (1980), agricultor de La Rioja:
«Durante la pandemia, mantuvieron la producción e incluso registraron un incremento de la verdura de proximidad». -Noelia Aparicio Martínez (1972), ganadera de La Milla del Río (León): «Gracias al esfuerzo de personas como Noelia, el sector primario ha constituido un pilar fundamental para el sostenimiento de la cadena alimentaria». -Manuel Vinatea Fernández (1961), marinero de Santoña (Cantabria): «Cuando no había ni sistema de protección ni guardias en los muelles, estableció un sistema de entradas y salidas para permitir las ventas pesqueras».
-Cristina Crespo Miñana (1973), investigadora en materiales de Zaragoza:
«Impulsó un proyecto vinculado a los problemas medioambientales provocados por el Covid-19». -María del Mar Delgado Serrano (1967), investigadora de Córdoba:
«Implicó a los vecinos en el codiseño de actuaciones de ‘renaturalización’” de su barrio, así como de estilos de vida más saludables». -Esteban Orenes Piñero (1978), investigador biosanitario de Murcia: «Desde el inicio de la pandemia, ha trabajado incansablemente en proyectos encaminados a entender las características del Covid-19».
-Cristina García Sánchez (1978), maestra de educación infantil de Ceuta:
«Como maestra ha recurrido a la inspiración y al estímulo para hacer que los niños disfrutaran de lo que, en ese momento, tenían, sin pensar en lo que habían perdido».
-Natividad Baldominos Baldominos (1967), cantante solidaria de Guadalajara:
«Durante la pandemia, se preocupó por mantener activo el sector cultural y por animar a los niños en los tiempos difíciles».
-Carmen Martínez Valladares (1951), voluntaria del Teléfono de la Esperanza en Silleda (Pontevedra): «Más dispuesta que nunca a acompañar, consolar y trasladar afecto a aquellos que necesitaban ser escuchados».
-Margalida Jordà Murnar (1947), directora del proyecto educativo Naüm, Sineu (Mallorca):
«Su proyecto socioeducativo nació con el objetivo de dar respuesta a las necesidades de los niños y jóvenes de Son Roca». -Miguel Herrera (1987), cocinero solidario de Algodonales (Cádiz): «Fundó la Escuela solidaria El Golimbreo para jóvenes vulnerables, con discapacidad o inmigrantes». -Silvia Cano Moreno (1970), médico de Melilla:
«Encarna los valores de entrega, heroísmo y renuncia al propio yo en beneficio de nuestro destino colectivo». -Fernando Gómez Gil (1980), enfermero de Pamplona:
«Trabajó en una unidad monográfica de atención al Covid».
-Alice Mihaela Cozma (1988), conductora rumana de ambulancia de Almendralejo (Badajoz):
«Durante la pandemia atendió y trasladó enfermos, repartió comida o medicamentos».
-Nuria Cascales Picó (1990), farmacéutica de Torremanzanas (Alicante):
«Sin la labor de los farmacéuticos, quedarían desatendidas las poblaciones de reducido tamaño». -Antonio Roldán Bonilla (1947), trabajador de Mercamadrid:
«En los peores momentos del confinamiento, con un equipo de personas, sacó adelante esta actividad de distribución alimentaria ‘esencial’».
-Cristina Díaz López (1976) y Sergio Mediavilla Cuesta (1974), propietarios de una tienda de ultramarinos en Madrid:
«Representan un negocio de ultramarinos, una de esas ‘tiendas de toda la vida’».
-Virginia Marquínez Insaburge (1984), directora de oficina postal en Vitoria:
«Acudió diariamente a su puesto de trabajo para tender todos los días los puentes necesarios que el confinamiento había quebrado». -Albert Esteve Robles (1986), transportista de Lérida:
«Durante la pandemia, amplió el número de trabajadores y de vehículos».
-Yukonda Esparragoza Jiménez (1971), gerente de lavandería, venezolana en Gran Canaria:
«Tuvo que hacer una apuesta arriesgada tras haber perdido el 80% de sus ingresos».
-Luis Alberto Ramos Fernández (1960), tratamiento de residuos, Oviedo:
«En los momentos iniciales, fue especialmente arriesgado el contacto con los residuos hospitalarios». -Marta Muñoz Escrivá (1991), auxiliar de hostelería de Valencia:
«El sector de la hostelería y la restauración es clave para nuestro país».
-Elena García Solís (1979), cajera de supermercado de Badalona (Barcelona):
«Trabajadora de Mercadona, desempeña sus funciones en labores de limpieza y en la línea de cajas, de cara al público».