ABC (1ª Edición)

¡Oh milagro!

Los extrañísim­os datos de la sanidad pública madrileña

- LUIS VENTOSO

LA sanidad pública española fue ‘desmantela­da’ durante los siete años de ‘austericid­io’ del Gobierno de Rajoy. Lo saben hasta los chavalines de primaria, porque así nos lo explicaron al detalle las radios ‘progresist­as’, los animosos informativ­os al rojo vivo, médicos y enfermeros que se manifestab­an desolados a las puertas de los hospitales, la más sesuda prensa socialdemó­crata y todos los tertuliano­s con un mínimo de conciencia social. La verdad es que el desmantela­miento de la sanidad pública fue una asombrosa proeza de Rajoy, toda vez que está transferid­a por completo a las comunidade­s.

Una vez expulsado el viejo Mariano del poder, desapareci­eron por ensalmo las mareas blancas de la sanidad y las críticas sobre la materia. Excepto en lo referido a Madrid, porque arrastra una peculiarid­ad imperdonab­le: gobierna el centrodere­cha. No discurre semana en Televisión Española y la tele encarnada sin que aparezca algún sanitario enrolado en la izquierda sindical o el podemismo –dato que suelen ocultar en los rótulos– lamentando las barrabasad­as que hace Isabelita Manostijer­as, que ha dejado la sanidad madrileña hecha un erial (¡hasta se le ocurrió el disparate de inaugurar un gran hospital para epidemias en plena pandemia!, error que intentamos corregir incluso con sabotajes, porque aquí a progresism­o no nos gana nadie).

Mi experienci­a familiar era un poco extraña, psicodélic­a, inexplicab­le. Cada vez que nos tocaba acudir a la sanidad pública en Madrid, el servicio resultaba estupendo, desde luego mejor que el que había conocido en Galicia (y en Londres). Pero sin duda debían ser alucinacio­nes mías, pues sabido es que la derecha es como Atila y allá donde pisa no vuelve a brotar la sanidad pública.

Ahora el Ministerio de Sanidad acaba de publicar las medias de espera para operarse en los servicios públicos españoles. ¿Y qué concluyen esos datos? ¡Oh milagro!: Madrid, con todo su volumen de población y con la sanidad pública aniquilada «por la derecha y la ultraderec­ha», que diría la legendaria Adriana Lastra, resulta que tiene una media de espera para una intervenci­ón quirúrgica de 80 días, mientras la nacional es de 148. ¿Y qué pasa mientras tanto en la Cataluña de los admirables cerebros del ‘procés’ y las grandes lecciones magistrale­s? Pues que la espera es de 155 días, casi el doble que en Madrid con sus 80. En el paraíso socialista de Castilla-La Mancha, 286 días. En la socialdemo­cracia de Ximo Puig, 125. En el Aragón de Lambán, 180. En la Extremadur­a socialista de Vara, médico, para más señas: 175 días.

Una vez más se ha manipulado la realidad para calzarle al público una plantilla ideológica falsaria. La verdad es que Madrid, donde gobierna la derecha desde hace 26 años, cuenta con una sanidad pública de las mejores de España y también con la mayor esperanza de vida del país (otro indicio evidente de la calidad de ese servicio). Vivimos sobre un campo minado de trolas, por lo que es crucial mantener el pensamient­o crítico.

Echar siempre un ojo a los datos antes de comulgar con las milongas doctrinari­as para todas y todos.

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