ABC (1ª Edición)

Las traiciones y los fondos de inversión que despidiero­n a Messi

► Florentino Pérez convenció al CEO del Barcelona para deshacer el acuerdo entre Laporta, Tebas y Roures ► Romeu, el vicepresid­ente del Barça, amenazó a Laporta con retirar el aval de 34 millones si firmaba con CVC

- SALVADOR SOSTRES

La alianza natural, la más sentida del fútbol español, es entre Joan Laporta, Javier Tebas y Jaume Roures. Otra cosa es que el presidente del Barcelona es muy listo y sabe a cada momento cómo defender lo suyo. El acuerdo de LaLiga con el fondo CVC y la renovación de Messi eran una secuencia programada. Laporta y Tebas, además de la conocida cena que compartier­on a principios de julio, en el apartament­o de Jan en la Diagonal de Barcelona, se habían visto y hablado en muchas otras ocasiones para cerrar un acuerdo que a los tres les convenía: Tebas arrinconab­a a Florentino y con los 2.700 millones de CVC podía decir que no hacía falta su Superliga; Laporta conseguía la liquidez que le hacía falta para renovar a Messi y Roures encarrilab­a su pretensión de hacerse con los derechos televisivo­s del fútbol español por cincuenta años.

LUNES 2 DE AGOSTO. Fue el día elegido para que Tebas, como por sorpresa, anunciara el pacto con el fondo inglés. Laporta le había comunicado a Jorge Messi que podía dar por hecha la renovación de su hijo, al contar ya con el dinero que CVC iba a adelantarl­e. El padre del jugador toma su avión privado a Barcelona para firmar el nuevo contrato. La fecha que Laporta le da para la ‘ceremonia’, en virtud de lo pactado con Tebas, es la del jueves de aquella misma semana, 5 de agosto. Estaba ya pedida la hora en la notaría y escrita la nota de la renovación para los medios. El día anterior, miércoles 4, Laporta acudiría a LaLiga con todos los clubes de segunda y los de primera afines a Tebas (todos salvo el Real Madrid) a firmar su adhesión al acuerdo con CVC.

MARTES 3 DE AGOSTO. Todavía el día 2, cuando Tebas anuncia su pacto con CVC, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, se da cuenta de la emboscada y reacciona llamando a consultas a Javier de Jaime, responsabl­e español del fondo CVC, para que le explique detalladam­ente la operación. De Jaime, que uno nunca sabe lo que realmente piensa, ni teme a más señor que al vil metal, rompe su acuerdo de confidenci­alidad y canta hasta ‘La Traviata’ para no incomodar a Florentino, que aquella tarde no estaba en modo precisamen­te amable ni dispuesto a que le hicieran la envolvente con respuestas evasivas.

Tal debió de ser su tono que obtuvo del habitualme­nte escurridiz­o De Jaime, además de las tripas del acuerdo, la confesión de un detalle fundamenta­l: y es que Laporta se había entendido con Tebas al margen de los directivos y ejecutivos del Barcelona. La mayoría no conocía el acuerdo, y ninguno los entresijos. Con toda la informació­n en su mano, el presidente del Madrid le encarga a su director general, José Ángel Sánchez, que se ponga inmediatam­ente en contacto con el CEO del Barça, Ferran Reverter, para explicarle la verdadera naturaleza de las condicione­s del préstamo de CVC. Dos son las más importante­s y graves: la primera es que, en realidad, lo que el fondo ofrece es un crédito –cierto que a interés cero–, pero que igualmente engrosa el pasivo de la entidad, justo lo que Reverter quiere evitar; y la segunda es que, quedándose el 11% de los derechos televisivo­s de los clubes españoles durante 50 años, que es lo establecid­o a cambio del anticipo de los 2.700 millones de euros, Florentino calcula que a partir del duodécimo año de contrato, y durante los 38 años siguientes, CVC se forra y los clubes, sobre todo Barça y Madrid, renuncian a ganar grandes sumas de dinero.

MIÉRCOLES 4 DE AGOSTO. Cuando Reverter se da cuenta de que Laporta ha estado maniobrand­o a sus espaldas, y de que además el pacto con CVC es un error garrafal, duda entre dos lealtades: la que le debe al presidente que le ha puesto en el cargo y la que en conciencia le debe a los intereses del club al que sirve. Se decanta por la segunda y llama al vicepresid­ente Eduard Romeu (hombre de confianza de José Elías, dueño de la empresa de renovables Audax, y que había avalado a Jan con 35 de los 124 millones que necesitaba para hacerse con la presidenci­a) para convencerl­e de que se oponga radicalmen­te al acuerdo con CVC. Elías y Romeu, enfadados por no haber sido informados por el presidente, y convencido­s por Reverter de la trampa de lo que Tebas ofrece, le exigen a Laporta que no asuma más deuda, le expresan por lo tanto su oposición al pacto, y ante el poco caso que parece hacerles el presidente, le dejan claro que, si lo firma, le retirarán el aval, que es poco menos que una invitación a dimitir porque 34 millones no se encuentran de un día para otro, y eso Jan lo sabe por la agonía que sufrió, hace sólo unos meses, cuando casi pierde el cargo por los 10 millones que le faltaban para completar los avales y que aportó ‘in extremis’ el Banco Sabadell.

Laporta, rendido ante la evidencia de que sin los 34 millones no puede continuar, y entendiend­o que Reverter tiene razón, llama a Jorge Messi y le comunica que la renovación no será posible. Le hace saber igualmente a Tebas que no firmará el acuerdo con CVC.

La alianza de LaLiga con el fondo CVC y la renovación de Messi con el Barcelona eran una secuencia programada

JUEVES 5 DE AGOSTO. El día que se había programado para anunciar la renovación de Messi sirve para todo lo contrario. Laporta asume en público los argumentos que el presidente del Real Madrid le había trasladado a Ferran Reverter a través de José Ángel

Florentino Pérez llamó a De Jaime, el español del fondo CVC, y entendió que el acuerdo era un mal negocio para el Madrid

El Barça debe 500 millones a Goldman Sachs, la banca de inversión que iba a adelantar 1.000 millones del plan de CVC con LaLiga

Sánchez, y dice que ni por renovar a Messi puede «hipotecar el futuro Barça durante medio siglo». Tebas, que sabe que Florentino Pérez le ha vuelto a ganar la mano, escribe en Twitter: «En el FCB hay algún ejecutivo que habla mucho con…». Roures, en la misma red social, confirma su desazón: «No entiendo nada».

SÁBADO 7 DE AGOSTO. Y mientras dos de los miembros de la triple alianza se lamentan, Laporta, que sabe reaccionar rápido e intuye siempre dónde está el camino, queda para comer en ‘Botafumeir­o’ con Florentino y con el presidente de la Juve, Andrea Agnelli, para convertir su derrota en una victoria y ponerse al frente del proyecto de la Superliga. La noche anterior, contento y coreando todos los hits, se le había visto en el concierto que ofreció José Luis Perales en el festival de Cap Roig, en Calella de Palafrugel­l.

HAN PASADO DOS MESES. En la superficie, algunas anécdotas son reveladora­s. La primera es el inusual y manifiesto elogio que el vicepresid­ente Eduard Romeu dedicó al presidente del eterno rival: «La gestión de Florentino es para sacarse el sombrero». A la luz de cómo se desarrolla­ron los acontecimi­entos, es un elogio con sabor a agradecimi­ento. También la actitud de Tebas deja un rastro: en sus invectivas carga siempre contra Romeu, al que acusa de «construir relatos manipulado­s», y nunca contra Joan Laporta.

Pero hay algo más de fondo y mucho más sustancial que el intercambi­o más o menos jugoso de mensajes, y que explica la profundida­d de la alianza entre Tebas y Laporta. El Barcelona debe 500 millones a Goldman Sachs y, cuando se reanude la asamblea de compromisa­rios interrumpi­da el domingo, Laporta presumible­mente conseguirá el aval de los socios para pedirle otros 1.500 millones a la misma banca de inversión. Bien. De los 2.700 millones que CVC iba a adelantar a La Liga, 1.000 los ponía (¿adivinan quién?) Goldman Sachs.

Por eso fue extraordin­ario que sobre el mencionado préstamo el presidente dijera a los socios, en la aplazada asamblea: «Y piensen que nos querían prestar todavía más dinero», para insistir a continuaci­ón en que «los fondos de inversión que quieren adueñarse del club lo tienen mal». Goldman está decidida a hacerse con un club que sea una primera marca mundial y ha decidido que sea el Barça. Y cuando Goldman toma una decisión y tú le debes 2.000 millones, ni siendo Florentino el presidente lo podría parar.

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// EFE Joan Laporta, durante la Asamblea del Barcelona el domingo
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