España encuentra otra campeona
► Es la tercera jugadora nacional que se hace con el anillo tras Amaya Valdemoro y Anna Cruz
Astou Ndour (Dakar, 1994), con orígenes muy humildes, llegó a España muy alta, 1,96 metros, y por la recomendación de una amiga en 2009. La también senegalesa Aminata Diop se presentó en las instalaciones del CB Islas Canarias, en el mítico campo de entrenamiento de La Paterna, porque quería jugar al baloncesto. Tras los primeros entrenamientos, comentó a los técnicos que tenía una amiga en su país natal que también podía jugar con su mismo entusiasmo y dedicación. Ahí se iniciaron los trámites por los que Ndour acabó jugando en la isla, de menos a más y sin pasos en falso. Pese a que no destacó en sus inicios, los propietarios del equipo de Gran Canaria, el matrimonio formado por Begoña Santana y Domingo Díaz, la acogieron en su casa y esperar a que su potencial aflorase. Doce años separan aquella escena de la que aconteció en la madrugada de ayer. La pívot se convirtió en la tercera española en ganar el anillo de la WNBA después de que su equipo, Chicago Sky, venciera en la final a Phoenix Mercury (3-1 en la serie). La jugadora sigue los pasos de Amaya Valdemoro, triple campeona con Houston (1998,1999 y 2000) y Anna Cruz, con Minnesota en 2015. Ndour no ha tenido demasiado protagonismo durante la consecución del título pero, desde ya, forma parte de una generación eterna. La ciudad de Chicago, desde la retirada de Michael Jordan (1998), no ganaba un torneo en las grandes ligas del país (fútbol americano, baloncesto, béisbol y hockey sobre hielo). Las Sky, al fin, han reiniciado el reloj.
Ética de trabajo
«Cuando llegó a Canarias era altísima pero muy delgada, solo pesaba 40 kilos», explica a ABC Begoña, la madre deportiva de Ndour. La canaria recuerda que, en un castellano primerizo, la jugadora le dijo que «quería ser profesional para ayudar a su familia». No fueron palabras en balde pues, con una gran ética de trabajo, la delgada africana acabó por convertirse en un físico diferencial y en una de las jugadoras más importantes de España, con la que compite desde 2014 y con la que ha ganado siete medallas, incluida una plata en Río 2016. Más allá de la jugadora, Begoña recuerda que antes está la persona. Firme en sus creencias (es muy devota y practica el Ramadán), no ha dejado atrás a los suyos. Ndour creó hace unos años una ONG con fines estudiantiles y deportivos para los jóvenes senegaleses, le compró una casa a sus padres e incluso ayudó a varios de sus vecinos. «Un hombre de Senegal tenía un problema en la pierna y le pagó un viaje a Canarias para que le viese un doctor aquí», explica Begoña, que aún le sigue regañando porque tiene que comer más.