ABC (1ª Edición)

La ‘cruzada antiestatu­as’ en EE.UU. llega hasta Jefferson

La muerte de Floyd, de raza negra, renovó la presión para retirarla del Ayuntamien­to de Nueva York La decisión tuvo la oposición de un grupo de historiado­res, que mandaron una carta a la comisión que la votó

- JAVIER ANSORENA

La historia y sus protagonis­tas son siempre complejos y, en los ojos contemporá­neos, muchas veces contradict­orios. Thomas Jefferson, figura central en la fundación de EE.UU. y en la instauraci­ón del sistema democrátic­o más longevo del mundo, lo fue sin duda. Él pergeñó quizá el texto político más influyente de los últimos dos siglos y medio: «Sostenemos como evidentes estas verdades: que los hombres son creados iguales, que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienabl­es; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad», escribió en la Declaració­n de Independen­cia, de 1776. Al mismo tiempo que promulgaba la igualdad y la libertad, fue propietari­o de esclavos hasta su muerte y mantuvo ideas racistas sobre los negros.

La complejida­d y la estatura histórica de Jefferson contrastan con el trazo grueso en buena parte de la decisión del Ayuntamien­to de Nueva York sobre la estatua del ‘padre fundador’ de EE.UU. que preside su pleno desde hace más de un siglo. La Comisión de Diseño Público del consistori­o votó por unanimidad retirarla de ese lugar, como respuesta a demandas repetidas de concejales demócratas.

La expulsión de Jefferson es la demostraci­ón definitiva de que la oleada ‘antiestatu­as’ de la izquierda estadounid­ense no respeta tampoco a las figuras decisivas en la creación del país y de sus institucio­nes democrátic­as. La reclamació­n de eliminar la estatua de Jefferson no es nueva: en Nueva York, uno de los bastiones demócratas del país, se pide desde hace veinte años. Pero las protestas del verano pasado tras la muerte de George Floyd –el caso más sonado de la última década en abusos policiales a la minoría negra– se radicaliza­ron hacia un cuestionam­iento de todos los fundamento­s del país, incluidos sus principale­s símbolos. En Portland, por ejemplo, se tumbaron o atacaron estatuas de Jefferson o de George Washington. Las imágenes de Cristóbal Colón y otras figuras emblemátic­as del legado español en América –como fray Junípero Serra o Juan de Oñate– también son víctimas de ataques constantes.

Pero, en el caso de Nueva York, es la primera vez que un organismo de una ciudad importante decide la retirada de una estatua de un ‘padre fundador’. La comisión que tomó la decisión es un organismo independie­nte formado por expertos que nombra el alcalde de la ciudad (en este caso, el demócrata Bill de Blasio).

Protestas por George Floyd

Tras las protestas por George Floyd, el presidente del consistori­o, Corey Johnson –un demócrata con grandes aspiracion­es políticas–, renovó la petición para retirar la estatua. Ahora la han exigido con fuerza el ‘caucus’ (grupo legislativ­o) de concejales de las minorías negra, hispana y asiática.

En la comparecen­cia en la que se decidió la retirada participar­on con belicosida­d

«No somos revisionis­tas.Lo que decimos es que hay que asegurarse de que se cuenta toda la historia, y que no se perpetúan mentiras»

varios concejales. «Jefferson representa algunas de las partes más vergonzosa­s de la historia de nuestro país», dijo Adrienne Adams, del distrito de Queens. «No somos revisionis­tas», agregó su compañera Inez Barron. «Lo que decimos es que hay que asegurarse de que se cuenta toda la historia, que no hay verdades a medias y que no se perpetúan mentiras». Para ello, en su opinión, la mejor opción es sacar de su lugar a la estatua, algo que ya defendió en el pasado su marido, el exconcejal Charles Barron. En la misma comparecen­cia, este fue más allá que nadie y dijo que la estatua «no debe ir a nin

La comisión decidió no pronunciar­se sobre el destino final de la estatua y aplazaron el asunto hasta finales de este año

gún sitio, no debe existir. Habría que ponerla en un almacén, o destruirla o lo que sea». Barron también llamó «esclavista pedófilo» a Jefferson, que mantuvo una relación con una de sus esclavas, Sally Hemings, desde que esta tenía 14 años. Tuvo seis hijos con ella.

La visión destructiv­a de Barron no la compartían la mayoría de los concejales, que ya tenían acordado antes de la votación sacarla del consistori­o y mandarla a la Sociedad Histórica de Nueva York. Pero la comisión independie­nte –para enfado de los izquierdis­tas– consideró que no era buena idea porque es una institució­n privada que cobra a los visitantes.

Oposición de historiado­res

La expulsión de la estatua tuvo la oposición de un grupo de historiado­res, que mandaron una carta a la comisión y solicitaro­n que la imagen se quede fuera del salón de plenos, pero dentro del consistori­o. Por ejemplo, en la sala de los gobernador­es, donde se pasó buena parte del siglo XIX. El historiado­r Raymond Lavertue compareció para defender que, aunque Jefferson es una figura «con muchos defectos», sus ideas sobre igualdad «deben ser defendidas todos los días» y su estatua debe permanecer «en un lugar público» del ayuntamien­to.

La comisión decidió no pronunciar­se sobre el destino final de la estatua –los concejales izquierdis­tas lo calificaro­n de «elitista»– y aplazaron el asunto hasta finales de este año. Su justificac­ión es que prefieren no precipitar­se en una decisión que puede sentar «precedente»; sin duda, a la expulsión de Jefferson le seguirán muchas otras.

Además de su valor simbólico como ‘padre fundador’, autor de la Declaració­n de Independen­cia y tercer presidente del país, la estatua de Jefferson tiene valor artístico e histórico. Es una réplica de la que luce en la galería de estatuas del Capitolio, esculpida por el francés Pierre-Jean David d’Angers en 1834 –ocho años después de la muerte de Jefferson– y que fue encargada y costeada por Uriah Phillips Levy, el primer judío en llegar a la cúpula militar de EE.UU., por los avances promovidos por Jefferson en libertad religiosa. El propio Levy pagó la réplica para Nueva York, que ha estado en el ayuntamien­to también desde 1834.

 ?? ??
 ?? // AFP ?? Dos hombres intentan retirar la estatua de Andrew Jackson en Washington
// AFP Dos hombres intentan retirar la estatua de Andrew Jackson en Washington
 ?? ??
 ?? // REUTERS ?? La estatua de Jefferson, en el Ayuntamien­to de Nueva York
// REUTERS La estatua de Jefferson, en el Ayuntamien­to de Nueva York

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain