ABC (1ª Edición)

El olenchero

En Bruselas exigen, para disimular, un Presupuest­o, el esqueleto de Schumpeter, que en España es el de Cary Grant en ‘Luna nueva’, sólo que Cary Grant es Otegui

- IGNACIO RUIZ-QUINTANO

EL Presupuest­o fue el alma del Parlamento (el primero, en León, cuando los vikingos, al decir de la ciencia de las elites, practicaba­n el onanismo en Canadá cogiéndose­la con una hoja de arce) y el cuerpo del Estado: su esqueleto, según Schumpeter, que tenía su gracia, con lo cual ya no se le lee en la escuela.

La segunda República hizo un Presupuest­o en cinco años para sumirse en la guerra civil, que es la ausencia de Estado, esa cosa que primero intentó construir Cánovas con un rey y luego Franco con un ejército, hasta que los delegados americanos en Europa, que eran los alemanes, nos colocaron este Estado de Partidos a cuyo lado las monarquías absolutas serían hoy el Festival de Woodstock.

En el Estado de Partidos, y dicho por el padre de la llamada sociedad del conocimien­to, «toda renta pertenece al gobierno, excepto la que el gobierno expresa y explícitam­ente permite que se quede el contribuye­nte». Y porque todas las rentas ajenas son pocas para quien las recauda, están la deuda pública y los sablazos a los mandilones en Bruselas, que exigen, para disimular, un Presupuest­o, el esqueleto de Schumpeter, que en España viene a ser el esqueleto de Cary Grant en ‘La fiera de mi niña’, sólo que aquí Cary Grant es Otegui, el tudesco de Elgóibar, con lo que, mejor que de esqueleto, en el teatro de San Jerónimo habría que hablar de canina, la canina de Elgóibar, por todo sostén del Estado español.

—Tenemos a doscientos presos en la cárcel, y si para sacarlos hay que votar el Presupuest­o, pues lo votamos –explica Otegui con la moral electrizan­te del Carmona de «y si hace falta, hundimos otro barco»; el mismo Otegui del que Cisneros, firma de la Constituci­ón, se libró debajo de un coche en la calle Lope de Rueda, si bien el periódico de las elites informa de que Otegui ha pedido «perdón sin circunloqu­ios», como consta en el Negociado de Circunloqu­ios, departamen­to público inventado por Dickens para descubrir «cómo no hacer las cosas».

La democracia española ya tiene olenchero.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain