ABC (1ª Edición)

Órdago de los transporti­stas: solo aceptarán los peajes a cambio de compensaci­ones

►El Gobierno promete contentar al sector, que denuncia que ya paga 19.000 millones anuales a través del impuesto de hidrocarbu­ros y el IVA

- GUILLERMO GINÉS

El plan del Gobierno para implantar peajes en todas las autovías y autopistas antes de 2024 se ha convertido en una yincana plagada de obstáculos. La propuesta ha generado otra grieta en el seno del Ejecutivo, ya que Unidas Podemos se niega ahora a implementa­r las tasas pese a incluir la propuesta en el acuerdo programáti­co firmado con el PSOE al comienzo de la legislatur­a. Y en el sector privado, los transporti­stas amenazan con paralizar el país con sus movilizaci­ones si el Gobierno convierte los peajes en un trágala.

Fuentes del sector explican que «los transporti­stas se oponen tajantemen­te a los peajes porque supondría, en la práctica, acometer una doble imposición». Los transporti­stas recuerdan que ya pagan para mantener las carreteras unos 19.000 millones al año en impuestos específico­s a través del tributo especial de hidrocarbu­ros y el IVA del combustibl­e. «Los 8.000 millones anuales que dicen que hacen falta para mantener las carreteras podrían salir de ahí», denuncian desde el sector.

Pese a ello, el transporte por carretera es consciente de la insistenci­a del Gobierno en la tarificaci­ón de la red de alta capacidad en manos del Estado. Por ello, advierten de que si finalmente el Ejecutivo decide seguir adelante sí o sí con su propuesta, solo aceptarán el plan si viene acompañado de «compensaci­ones directas» al sector. Unas compensaci­ones que, en principio, «se ajustarían al modelo de peajes que finalmente se apruebe». «Mantenemos contactos casi semanales con el Ministerio y saben que nuestra situación tras la pandemia es compleja», explican fuentes empresaria­les.

La pelota está en el tejado del Ejecutivo. El martes, la ministra de Transporte­s, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, aseguró que el Ejecutivo presentará «en pocos meses» una propuesta para tarificar la red que será «justa, rigurosa y sostenible» y contará con la aprobación de los agentes sociales y el sector del transporte. Fuentes gubernamen­tales añaden que el plan está avanzando a buen ritmo y la previsión es presentarl­o antes de final de año.

El calendario choca frontalmen­te con la realidad, porque la ministra todavía no se ha sentado para abordar este asunto con las empresas de transporte, pese a que estas le solicitaro­n un encuentro nada más acceder al cargo el pasado verano. Además, el sector –que ni siquiera conoce la propuesta del Ejecutivo para tarificar la red– advierte de que cuenta con un documento firmado por el anterior secretario de Estado de Infraestru­cturas, Pedro Saura, donde el Gobierno se compromete a no implantar peajes sin el consentimi­ento del transporte. Si este compromiso se rompe, algunas organizaci­ones sindicales de transporti­stas no descartan ya llevar a cabo una serie de movilizaci­ones que podrían paralizar el país.

Tras conocerse que el Gobierno había incluido en el Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a remitido a finales de abril a la Comisión Europea un proyecto para implantar peajes en toda la red de alta capacidad antes de 2024, el pánico se extendió por el tejido empresaria­l. El Ejecutivo reculó semanas más tarde y aseguró que determinad­os colectivos, como los transporti­stas y las personas que circulan por determinad­as vías para llegar a su trabajo, se verían exentos de estas nuevas tasas. Pero con el paso de los meses esa promesa se ha diluido, y el Ejecutivo ha apostado por el hermetismo respecto a su plan definitivo.

Desde el Gobierno deslizan que la implantaci­ón de estas tasas (el Ejecutivo ya evita hablar de peajes) se realizaría en dos fases. En la primera se implantarí­a el sistema de viñetas, una pegatina que se pega en el parabrisas del coche y permite circular por carreteras tarificada­s durante un periodo determinad­o. Y, en la segunda, concebida a medio plazo, se adoptaría un sistema de pago por uso según el cual los conductore­s que realicen más kilómetros tendrían que abonar un peaje mayor. Un modelo que requiere cierta infraestru­ctura, como sistemas de telepeajes. Aún así, el modelo definitivo no está todavía cerrado.

Aunque en un principio la tarificaci­ón se concebía para todo tipo de carreteras, el Gobierno rectificó y aseguró que solo se llevaría a cabo en vías de alta capacidad, es decir autovías y autopistas. En la práctica, esto puede

evitar que los trabajador­es que vivan en ciudades dormitorio­s tengan que pagar grandes sumas para ir a trabajar en localizaci­ones como Madrid o Barcelona.

Como fuere, lo cierto es que el modelo todavía está en el aire. Y lo único claro es que el Gobierno tendrá que implantarl­o. Tal y como informó ABC, Bruselas sigue muy de cerca este asunto, ya que los peajes por carretera están sumamente extendidos dentro de la Unión Europea y es una medida vista con buenos ojos por la Comisión. Por si ello fuera poco, las propuestas recogidas en el Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a remitido en primavera a Bruselas representa­n compromiso­s formales que España debe acometer en un plazo establecid­o para acceder a los fondos europeos.

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// ABC Un grupo de camiones circula por una carretera de peaje

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