ABC (1ª Edición)

La lava sigue su avance y arrasa con el colegio del barrio de La Laguna

► El volcán lleva ya 2.261 edificacio­nes destruidas, según el satélite Copernicus

- LAURA BAUTISTA

El volcán de La Palma no da tregua. Tras paralizar sus coladas cercanas al mar, ayer se llevó consigo una parte del barrio de La Laguna. La colada 10, como la identifica la Unidad Militar de Emergencia devoró la gasolinera de entrada al pueblo y de ahí en adelante no ha encontrado obstáculo a su paso, llevándose por delante el colegio de La Laguna y colocándos­e a las puertas de la iglesia de San Isidro.

Una vez sobrepasad­o el Camino de la Cruz Chica, la sentencia estaba firmada. La Laguna, que llevaba días augurando el destino de su vecino Todoque, ya tiene la lava en su corazón. En su vertiente norte, sepultó el Camino Cumplido, avanzando sin descanso hacia el núcleo urbano. Colegio, pistas de pádel, entidades bancarias, restaurant­es, farmacias, el paredón de Doña Catalina y todos aquellos lugares que atesoran los recuerdos de varias generacion­es ya están en las garras del volcán. La Iglesia de San Isidro tiene marcada su misma penitencia.

El director técnico del Plan de Emergencia­s Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, confirmó ayer la peor de las pesadillas, que ya se acumulan a las 33 noches sin dormir de los palmeros. Las coladas que discurren más al noroeste llevaron a la evacuación preventiva de barrios de Los Llanos y Tazacorte, próximas víctimas de este gigante de Cumbre Vieja. Unas 150 personas están censadas en los barrios de Las Martelas, Marina Alta y Baja, La Condesa y Cuesta Zapata, que cerraron las puertas de sus hogares sin saber si volverán a entrar.

La colada 8 al oeste y la 10 al norte se han unido, con una lengua con «gran aporte de material», señaló Morcuende. El mejor de los escenarios es que tome dirección sur por la montaña de La Laguna; el peor, que la tome hacia la carretera de la costa. Se espera que dé un respiro a los vecinos de La Laguna, pero de seguir el avance al noroeste desviaría «todo su peso» hacia más casas.

El volcán ya se había apoderado ayer de 825,23 hectáreas, 17,38 más que el día anterior. El ancho máximo entre coladas ya se extiende a 2,9 kilómetros, donde solo queda lava y pequeñas islas aisladas para siempre en un paraje desolador. Según el satélite Copernicus, hay 2.261 edificacio­nes afectadas, mientras el catastro confirma 1.196, 963 hogares.

La esperanza puesta en el desahogo de la colada 7 en el mar se esfuma. Aunque está a apenas 120 metros de la costa, 80 del acantilado, lleva «teóricamen­te varios días a punto de llegar al mar», y «tiene un aporte mínimo y está parada en el mismo lugar». No avanza, no da respiro, afianzada entre plataneras y provocando que la furia del volcán se desvíe hacia La Laguna.

Toda esta zona ya es propiedad del volcán, y entrar en el perímetro de exclusión, advirtió Morcuende, es peligroso y «deleznable». Saltar la seguridad del Pevolca atenta contra el origen mismo del plan, «proteger la integridad de las personas». Mientras todo son malas noticias, los vecinos aguantan los golpes con firmeza, y en el perímetro se afanan en barrer ceniza. Las lluvias que se prevén en la isla pueden agravar aún más el problema.

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// ÁNGEL DE ANTONIO La colada ha arrasado parte del barrio de La Laguna

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