Jazzmadrid invoca el espíritu del ‘Johnny’, el hogar madrileño de los mitos del jazz
► Charles Lloyd y Kenny Garret encabezan el festival que acogerá 70 recitales en noviembre
Lo advertía el director artístico de Jazzmadrid, Luis Martín, dos meses antes de que el coronavirus nos cambiara la vida: «El resto de festivales de jazz en España se organizan al dictado de lo que quieren las multinacionales del disco y las marcas patrocinadoras. De esta forma, lo que creemos que es jazz, a veces no lo es, porque está revestido de otras cosas. Nuestra programación no responde a los criterios del mercado».
Con esa filosofía, la cita organizada por el Área de Cultura, Turismo y Deportes del Ayuntamiento de Madrid fue creciendo desde los 15.000 hasta los 46.000 espectadores de 2019. Ese último año, la ocupación media de los 42 conciertos fue del 91,32% y en 32 de ellos se colgó el cartel de no hay entradas. Luego llegó la pandemia y el festival tuvo que echarle imaginación para seguir adelante y recuperar ahora el esplendor. La nueva cita se celebrará del 2 al 30 de noviembre con más de setenta actuaciones que tendrán lugar en escenarios como el teatro Fernán Gómez, el espacio CentroCentro y el Centro Cultural Conde Duque.
«Cuando comenzamos a perfilar el cartel, el planteamiento fue similar al del año pasado, puesto que la situación del Covid era peor. Sin embargo, a medida que mejoró, hemos querido representar el ansiado regreso a la normalidad con algunos grandes músicos internacionales», explica Martín.
Este año encabezan el cartel dos de los mejores saxofonistas de la historia: Charles Lloyd y Kenny Garrett. El primero, con una trayectoria de seis décadas, ha grabado con gigantes como Cannonball Adderley y bandas como The Doors, The Byrds y The Beach Boys. El segundo «representa la modernidad dentro del jazz, porque sigue haciendo lo que le da la gana, tal y como aprendió tocando con Miles Davis, pero varios pasos por delante del resto de músicos», asegura Martín.
Les acompañarán figuras consagradas nacionales e internacionales como Gonzalo Rubalcaba, Cecil McLorin, Jose James, Carmen París, Chano Domínguez y Diego Amador, Pedro RuyBlas, Ignasi Terraza, Lionel Loueke, Julian Lage y hasta el contrabajista Kyle Eastwood, hijo del famoso director de cine, entre otros muchos.
«En Jazzmadrid intentamos abrir las fronteras lo máximo posible, porque el jazz también lo hace. Es una música viajera, que se construye siempre en una actitud desafiante, enfrentándose a la rigidez del formalismo académico. Dentro de ese amplio abanico, no queremos salirnos a otros estilos, porque los aficionados al jazz de Madrid han tenido mucho que ver con el público que iba a los conciertos del colegio mayor San Juan Evangelista. Lo que ha hecho el festival ha sido heredar el espíritu del ‘Johnny’ [como se le llamaba coloquialmente], cuyas actuaciones desde 1966 y durante muchos años fueron increíbles en una época en la que la gente en España no le prestaba mucha atención al jazz», explica el director, que recuerda con cariño los conciertos de Dizzy Gillespie, Cecil Taylor, Art Ensemble of Chicago o Paul Bley que vio allí. «Creo que fue una escuela que duró muchos años… ¡era la leche! No quiero colarles otra cosa a los aficionados», reconoce.