«Creo en la belleza de la fatiga»
∑Mario Cipollini dice a ABC que España debe entrenar a los jóvenes en el sacrificio para producir campeones ciclistas
Mario Cipollini aún luce una planta extraordinaria. A sus 54 años, retirado por completo del ciclismo profesional hace trece, sigue subiéndose a diario a la bicicleta y exhibe una fortaleza física que para sí quisieran algunos corredores en activo: «Me gusta más montar en bici ahora que antes, sin el estrés de las carreras, solo por relax y pasión». El campeón del mundo en 2002 y ganador de 57 etapas en las grandes vueltas atiende a ABC desde Maspalomas, a donde ha acudido como padrino de la cuarta edición de la EPIC Gran Canaria, la gran prueba cicloturista, donde coincide con el director de la Vuelta, Javier Guillén. Ahora su día a día lo tiene volcado en su empresa de fabricación de bicicletas y en disfrutar de su familia, en especial de sus dos hijas. También se mantiene atento a la carrera de su sobrino Edoardo, que con 16 años empieza a destacar en la especialidad de su tío, los sprints.
Cipollini está al día del ciclismo profesional, y durante la conversación tiene tiempo para analizar a alguno de los grandes nombres del pelotón actual. Le gusta Tadej Pogacar, al que define como «el talento puro del campeón de ciclismo». Y de Roglic le llama la atención su adaptación viniendo de otro deporte (era saltador de esquí). «Creo que eso le hace diferente». También tiene palabras hacia Alejandro Valverde, ante quien se quita el sombrero: «Junto a él han pasado varias generaciones de ciclistas y siempre ha sido protagonista. Con 40 años sigue entre los mejores, así que solo le puedo felicitar». En cambio, le cuesta dar el nombre de algún velocista que le inspire: «Siempre hay varios que lo hacen bien, pero el último bueno de verdad fue Marcel Kittel». El alemán se retiró en 2019.
Cipollini no acierta a entender la crisis de resultados del ciclismo español, que este año se ha quedado por primera vez sin victorias en las tres grandes. Tampoco ve a un joven con la capacidad de disputar la general a los nombres que dominan ahora el deporte: «A España le pasa un poco como a Italia. Nosotros también esperamos a un gran campeón que dé el relevo a los que hemos tenido. Pero es un trabajo que requiere mucho tiempo y que necesita que se implique todo el país para entrenar a los jóvenes en el sacrificio y en la belleza de la fatiga que provoca el ciclismo».
El exciclista toscano sigue presumiendo de su espectacular registro de victorias. Sus 189 triunfos parciales solo los supera el ‘caníbal’ Eddy Merckx. Cipollini tiene también el récord de victorias en el Giro (42) y recuerda con especial cariño el año 2002, cuando con 35 años conquistó el oro mundial en Zolder y también el triunfo en la Milán-San Remo, su único monumento. De ese año es también su mejor recuerdo de España. Inédito hasta entonces en la Vuelta, aquella vez se marchó con tres etapas en el zurrón.
Un año antes había sido expulsado de la ronda española por pegar un puñetazo en la cara al español Paco Cerezo por una trifulca de la etapa anterior. «Fue mi peor momento», asegura al recordarlo.
Al margen de un excelso llegador, Cipollini agigantó su figura gracias a que supo convertirse en el producto más vendible. En su tiempo fue ‘Super Mario’, ‘el Rey Leone’, ‘el Bello’, según tocara. Maestro del ‘show-business’ con maillots estrafalarios, siempre tenía un titular que llevar a la portada: «La gestión de la imagen del corredor es ahora totalmente diferente, es muy profesional y poco personal. En mi época había más libertad, las entrevistas eran muy directas y nos conocíamos mejor. Ahora todo es a través de agencias y los corredores están rodeados de personas muy profesionales que transforman tu imagen y la enseñan a los medios según su deseo. Para mí era mucho mejor antes».