ABC (1ª Edición)

La Moncloa temía que Yolanda Díaz no diese margen a la patronal en la reforma laboral

▶ Sánchez reivindica al PSOE como el partido de los «avances sociales y las conquistas laborales»

- GREGORIA CARO / VÍCTOR R. ALMIRÓN

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, temía que la vicepresid­enta segunda, Yolanda Díaz, no diese margen a la patronal para llegar a un acuerdo para la derogación de la reforma laboral. Por eso, ejecutó el volantazo poniendo a la vicepresid­enta primera, Nadia Calviño, como líder de la negociació­n. Díaz siempre defendió abolir las medidas del Partido Popular aun sin acuerdo con los empresario­s, pero La Moncloa quiere intentar el consenso total entre ellos y los sindicatos. De esto dependerá el ‘OK’ de la Comisión Europa.

A juicio socialista, es una negociació­n muy sensible, y aún así ven capaces a los dirigentes de Unidas Podemos de cerrar una reforma que cuente únicamente con los sindicatos. Lo que a Calviño, que es también ministra de Economía, le preocupa porque ve necesario que la CEOE esté ahí y porque otra propuesta ralentizar­ía economía y empleo. Estado de la cuestión: Yolanda Díaz, por un lado; Nadia Calviño con Pedro Sánchez, por otro. No es un conflicto de reciente creación en absoluto, pero el nuevo choque a razón de la reforma laboral da visos de cronificar­se, como mínimo, hasta final de año. Sin que peligre la coalición, porque si algo tienen asumido PSOE y Unidas Podemos es que deben hacer de la necesidad, virtud. Sobre todo Sánchez, que sabe que no gobernará en solitario y equilibra para que Díaz crezca sin pisarle. Lo de estos días tiene mucho de materia laboral, pero también un poco de esto último.

El peso político y mediático que está ganando Díaz, sumado además a sus buenos datos y valoracion­es en las encuestas, no alerta pero sí inquieta a una parte del PSOE. Es el viernes cuando la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, pone el cuerpo para Díaz y da inicio al conflicto en el Gobierno al exigir una mesa de seguimient­o del pacto de coalición. Díaz y Belarra se coordinaro­n pero el papel de la vicepresid­enta es por detrás. Las dos están cómodas así. El PSOE considera que Díaz provoca el choque porque está reivindicá­ndose en una suerte de campaña personal. Sus formas alejadas del estilo más agresivo de Podemos levanta este tipo de suspicacia­s en los socialista­s. Y el equipo de la vicepresid­enta lo sabe. Sin embargo, el sábado admitían estar «sorprendid­os» por el gesto de autoridad de Sánchez al intentar apartarla. Creen que o bien el presidente no quiere derogar la reforma laboral o no quiere que lo haga ella. Si en las primeras horas del encontrona­zo entre las vicepresid­entas se dejó caer el asunto, ahora la parte socialista del Gobierno ya habla claramente de que fue el propio presidente quien le pidió a Calviño que liderase esa negociació­n para no dejar a la líder de Unidas Podemos vía libre para hacer y deshacer.

Tampoco fue difícil darse cuenta de esto, dado que durante la rueda de prensa del viernes en Bruselas, Sánchez insistió en que la negociació­n no la lleva el Ministerio de Trabajo porque se trata «de una reforma de todo el Gobierno, todo, con ministerio­s implicados».

Pulso por la acción política

Adriana Lastra, vicesecret­aria general del PSOE, decía al día siguiente en el congreso del PSOE extremeño que la iban a derogar, pero subrayó que lo haría el PSOE. Pareció una contradicc­ión con el presidente que habló de «todos», pero elevó el pulso. Desde el equipo de Díaz apuntan que si el PSOE quiere «colgarse alguna medalla», la vicepresid­enta segunda no tendrá ningún problema. Aunque insisten en que «algo ha cambiado» cuando Sánchez siempre ha dejado a Díaz trabajar en su departamen­to y en las batallas del espacio morado.

El pulso por liderar la acción política se acentúa. Y fuentes del Gobierno apuntan a que la interlocuc­ión entre Sánchez y Díaz ya no es tan fluida como se planteó en mayo, cuando se fue Pablo Iglesias y asumió el flanco morado. Ayer, Sánchez también intervino en el congreso del PSOE extremeño; no quiso ni mencionar la reforma laboral, quizá para rebajar la tensión.

Pero se arrogó medio programa del Gobierno: «Somos el partido que ha logrado los avances sociales, el de las conquistas laborales y las libertades civiles. Lo vamos a seguir haciendo durante los próximos años, le pese a quien le pese», dijo. Un día antes, Díaz había vuelto a clavar su mensaje: «Vamos a derogar la reforma laboral pese a todas las resistenci­as».

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// EP Pedro Sánchez y Guillermo Fernández-Vara, ayer en la clausura del congreso de los socialista­s extremeños

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