La Moncloa temía que Yolanda Díaz no diese margen a la patronal en la reforma laboral
▶ Sánchez reivindica al PSOE como el partido de los «avances sociales y las conquistas laborales»
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, temía que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, no diese margen a la patronal para llegar a un acuerdo para la derogación de la reforma laboral. Por eso, ejecutó el volantazo poniendo a la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, como líder de la negociación. Díaz siempre defendió abolir las medidas del Partido Popular aun sin acuerdo con los empresarios, pero La Moncloa quiere intentar el consenso total entre ellos y los sindicatos. De esto dependerá el ‘OK’ de la Comisión Europa.
A juicio socialista, es una negociación muy sensible, y aún así ven capaces a los dirigentes de Unidas Podemos de cerrar una reforma que cuente únicamente con los sindicatos. Lo que a Calviño, que es también ministra de Economía, le preocupa porque ve necesario que la CEOE esté ahí y porque otra propuesta ralentizaría economía y empleo. Estado de la cuestión: Yolanda Díaz, por un lado; Nadia Calviño con Pedro Sánchez, por otro. No es un conflicto de reciente creación en absoluto, pero el nuevo choque a razón de la reforma laboral da visos de cronificarse, como mínimo, hasta final de año. Sin que peligre la coalición, porque si algo tienen asumido PSOE y Unidas Podemos es que deben hacer de la necesidad, virtud. Sobre todo Sánchez, que sabe que no gobernará en solitario y equilibra para que Díaz crezca sin pisarle. Lo de estos días tiene mucho de materia laboral, pero también un poco de esto último.
El peso político y mediático que está ganando Díaz, sumado además a sus buenos datos y valoraciones en las encuestas, no alerta pero sí inquieta a una parte del PSOE. Es el viernes cuando la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, pone el cuerpo para Díaz y da inicio al conflicto en el Gobierno al exigir una mesa de seguimiento del pacto de coalición. Díaz y Belarra se coordinaron pero el papel de la vicepresidenta es por detrás. Las dos están cómodas así. El PSOE considera que Díaz provoca el choque porque está reivindicándose en una suerte de campaña personal. Sus formas alejadas del estilo más agresivo de Podemos levanta este tipo de suspicacias en los socialistas. Y el equipo de la vicepresidenta lo sabe. Sin embargo, el sábado admitían estar «sorprendidos» por el gesto de autoridad de Sánchez al intentar apartarla. Creen que o bien el presidente no quiere derogar la reforma laboral o no quiere que lo haga ella. Si en las primeras horas del encontronazo entre las vicepresidentas se dejó caer el asunto, ahora la parte socialista del Gobierno ya habla claramente de que fue el propio presidente quien le pidió a Calviño que liderase esa negociación para no dejar a la líder de Unidas Podemos vía libre para hacer y deshacer.
Tampoco fue difícil darse cuenta de esto, dado que durante la rueda de prensa del viernes en Bruselas, Sánchez insistió en que la negociación no la lleva el Ministerio de Trabajo porque se trata «de una reforma de todo el Gobierno, todo, con ministerios implicados».
Pulso por la acción política
Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE, decía al día siguiente en el congreso del PSOE extremeño que la iban a derogar, pero subrayó que lo haría el PSOE. Pareció una contradicción con el presidente que habló de «todos», pero elevó el pulso. Desde el equipo de Díaz apuntan que si el PSOE quiere «colgarse alguna medalla», la vicepresidenta segunda no tendrá ningún problema. Aunque insisten en que «algo ha cambiado» cuando Sánchez siempre ha dejado a Díaz trabajar en su departamento y en las batallas del espacio morado.
El pulso por liderar la acción política se acentúa. Y fuentes del Gobierno apuntan a que la interlocución entre Sánchez y Díaz ya no es tan fluida como se planteó en mayo, cuando se fue Pablo Iglesias y asumió el flanco morado. Ayer, Sánchez también intervino en el congreso del PSOE extremeño; no quiso ni mencionar la reforma laboral, quizá para rebajar la tensión.
Pero se arrogó medio programa del Gobierno: «Somos el partido que ha logrado los avances sociales, el de las conquistas laborales y las libertades civiles. Lo vamos a seguir haciendo durante los próximos años, le pese a quien le pese», dijo. Un día antes, Díaz había vuelto a clavar su mensaje: «Vamos a derogar la reforma laboral pese a todas las resistencias».