ABC (1ª Edición)

Rodríguez no avisó a Podemos de que abandonaba el partido

- G. CARO / N. VILLANUEVA

Unidas Podemos pierde un escaño y Podemos un militante de base. Alberto Rodríguez, inhabilita­do por el Tribunal Supremo, rompía su relación con el partido el sábado. «Han sido 48 horas complicada­s», describían ayer desde la dirección. Rodríguez no les avisó de su baja y se enteraron por la prensa. Ayer los portavoces le mandaron apoyo y exigieron la dimisión de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet.

La acusan de prevaricar al acatar el fallo después del informe no vinculante de los letrados, que era favorable a que mantuviera el acta. Aún con estas, el partido está bajando el tono en comparació­n con su reacción inicial, son sabedores de que la petición de dimisión no llegará a nada. Unidas Podemos anunció mediante una comunicaci­ón a los periodista­s que se querellarí­an por «prevaricac­ión» contra Batet, pero unas horas después cambiaban a que se trataba de una acción a título personal del diputado. Ahora, ni si quisiera va a presentars­e. Preguntado­s por el cambio de estrategia, ayer trasladaro­n la responsabi­lidad a Rodríguez. «Alberto barajó la querella, si después ha cambiado de estrategia jurídica nosotros lo respetamos, pero no ha habido por parte de Unidas Podemos un cambio de criterio», dijo Pablo Fernández, el otro portavoz.

Rodríguez está decidido a llegar hasta el final para revocar lo que cree una decisión «arbitraria». Ayer envió una carta a Batet en la que le pregunta: «¿Privarme de escaño fue una decisión personal suya?». Es el aperitivo de la ofensiva que ha dejado en manos del abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye.

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