ABC (1ª Edición)

O Terror Vermelho

- IGNACIO RUIZ-QUINTANO

La fatua contra WFF la dictó Galarza, «jurista y ministro de la Gobernació­n», antes reporteril­lo en ‘La Voz’, encabronad­o por la envidia al mejor cronista español

HOY, 28 de octubre, se cumplen 6.025 años de la creación del mundo (Userio), y 39 de la fundación del felipismo, anunciado en el Palace («¡recuperare­mos Gibraltar!», gritó Gonzalón), con Pablo Escobar de testigo en los salones que en el 36 acogieran al comité de milicianos, mono, vivac y pistola, según los apuntes de Wenceslao Fernández Flórez sobre el terror rojo, ‘O Terror Vermelho’, publicados en el 38 en Portugal, y ahora traducidos al español.

—Te condenaron a muerte ‘Los Chacales del Barrio de Las Vistillas’.

O ‘Las Águilas Rojas’. O ‘Los Leones de la Sierra’. O ‘Los Linces de la República’. O ‘La Brigada del Amanecer’. Forajidos con ‘glamour’ de cine de barrio.

La fatua contra WFF, al que perdía su nariz aquilina, la dictó Angelito Galarza, «jurista y ministro de la Gobernació­n» (Paracuello­s), como Marlasca, y antes reporteril­lo mediocre en ‘La Voz’ (Modestino, firmaba), encabronad­o por la envidia al mejor cronista español, que se había burlado de su oratoria.

—Si cada pecado capital pudiese criar un régimen político, el de la envidia sería el comunismo –anota WFF, señalado por los periódicos de Araquistái­n y Vayo. «¿Qué ha sido de Fulano?», preguntaba­n. Y el cadáver de Fulano aparecía al día siguiente en una tapia.

WFF tenía billete de vacaciones a Lisboa para el 19 de julio, pero el 18 se cerró la jaula en Madrid, con todos los asesinos dispuestos a cumplir la orden ministeria­l contra el cronista de ABC, dos años abrazado al azar en pisos y embajadas, de escondrijo en escondrijo, hasta que la fortuna lo puso en Francia.

—En Madrid había tres motivos de terror: el automóvil que para, el ascensor que sube y la campanilla que toca.

Apunte final: mientras sucumbió una infinidad de individuos de la clase media, la proporción de asesinatos entre los multimillo­narios fue nítidament­e menor.

—Educarán a sus hijos en colegios de Inglaterra. Un día llegará a España un joven. «¿Quién es?» «¡Sí, hombre! El nieto de aquel Fulano que huyó con dos cuadros de Velázquez».

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