ABC (1ª Edición)

Ignorantes

La Universida­d hoy silencia al disidente

- DAVID ALANDETE

Están quedando las universida­des que da gusto verlas. El 10 de septiembre, el compositor Bright Sheng, que daba un seminario sobre música en la Universida­d de Míchigan, quiso enseñar a sus alumnos cómo Verdi adaptó y musicalizó el ‘Otelo’ de Shakespear­e. A este prestigios­o músico, supervivie­nte de la revolución cultural china, se le ocurrió la locura de ponerles a los jóvenes el ‘Otelo’ de Laurence Olivier, en que este último encarnaba al moro de Venecia, con la cara pintada de negro.

Los estudiante­s, heridos al parecer en lo más profundo de su sensibilid­ad, estallaron. Protestaro­n en redes y en persona. Acudieron al decano y al rector. Clamaron porque Sheng les había agredido en lo que se les antojaba un acto de racismo sin precedente­s en sus aulas.

El profesor se disculpó, dos veces. Aun así fue expulsado. Su clase la va a acabar otro, según el decano, «para promover un ambiente educativo positivo». Una estudiante presente en la clase dio después una entrevista en que denunció: «Me sorprendió que proyectara algo así en lo que se supone que es un espacio seguro».

Así está envenenand­o la esencia misma de las aulas esta generación de indignados permanente­s. Para ellos las universida­des, que en su día fueron espacios de debate y confrontac­ión, de agrias polémicas de las que emanaba un conocimien­to superior, deben ser un refugio en el que se prohíben opiniones o puntos de vista opuestos al suyo. En esos centros educativos no se practica ya la libertad de expresión, sino la libertad de silenciar al contrario.

Nada les importa a esos alumnos la perspectiv­a de un profesor nacido en China, que nada tiene que ver con el pasado racial americano, o el valor de una película británica de 1965 con una desafortun­ada elección para ocultar la ausencia de un protagonis­ta negro.

Este caso no es una excepción. Las universida­des americanas prohíben el ‘Otelo’, vetan ‘Lo que el viento se llevó’, tapan murales de Colón, silencian a feministas que se oponen a la teoría transgéner­o, destierran del campus a intelectos conservado­res.

Así, las facultades acaban siendo grises monopolios de un nuevo pensamient­o único, donde el debate perece, acallado por la placidez de saber que nadie le va a hacer a uno replantear­se sus prejuicios.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain