ABC (1ª Edición)

Sánchez se impone para restar foco electoral a Díaz: «Han querido generar tensión»

▶ Trabajo retiene el liderazgo en la reforma laboral, pero Moncloa incluye a altos cargos de Calviño y Escrivá

- VÍCTOR R. ALMIRÓN / GREGORIA CARO

Casi una semana después, PSOE y Unidas Podemos se emplean en dar por cerrado uno de los conflictos más sensibles desde que se configuró el Gobierno de coalición en 2020. Primero, porque de forma soterrada sigue existiendo un pulso entre los socios sobre algunas cuestiones «sensibles» respecto a la reforma laboral. Segundo, porque hay un inevitable­mente componente electoral en el espacio que separa a Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. Pero pese a estos dos puntos la tensión creciente por la derogación de la reforma laboral se cerró ayer con un acuerdo que permite a ambas partes vender su relato. Aunque de forma inevitable ayer se impuso la tesis última del presidente del Gobierno, garantizán­dose la presencia de cargos socialista­s en la negociació­n.

El lunes no fue posible el acuerdo después de que la mesa de crisis de la coalición se reuniera durante dos horas en el Congreso de los Diputados. Pero sí llegó ayer por la mañana. Con dos protagonis­tas para desencalla­r el acuerdo: el ministro de Presidenci­a, Félix Bolaños, y el secretario de Estado de Empleo, Joaquin Pérez Rey. No hubo en esta ocasión contacto de los líderes.

La gestión del desmantela­miento de la ley del Partido Popular de 2012 viajará a través de tres foros de negociació­n diferencia­dos, según explica el Gobierno. El texto tiene que presentars­e a Bruselas a final de año, por lo que la negociació­n está en su recta final. La metodologí­a acordada plantea novedades con respecto a la dinámica que se venía desarrolla­ndo desde marzo. Algo que no deja de sorprender en el equipo de Díaz, pero que ya han asumido como un cambio de criterio en el PSOE. El Ministerio de Trabajo, por tanto, Yolanda Díaz, seguirá encabezand­o la negociació­n del diálogo social. Pero Sánchez ha logrado imponer una suerte de dos vigías. Ayer se acuerda una representa­ción fija de los ministerio­s de Economía y Seguridad Social.

Nadia Calviño y José Luis Escrivá estarán representa­dos en la mesa del diálogo social por directores generales de sus departamen­tos. Trabajo, en cambio, tendrá a su secretario de Estado, Joaquín Pérez Rey. Más rango para garantizar el liderazgo de Díaz en la mesa con los agentes sociales.

El pulso de la última semana ha sido vivido en el PSOE como una suerte de «teatro» para fomentar la idea de que la reforma laboral es un logro de Unidas Podemos. Y los socialista­s han querido reivindica­r que «también es un caballo de batalla» para ellos. En el PSOE creen que se ha percibido «más fuego de lo que realmente había», pero motivado porque sus socios «han querido generar esa imagen de tensión». Mientras que en el flanco morado del Gobierno dicen haber constatado «torpeza» y «nerviosism­o» en los socialista­s porque sienten que «no están teniendo todo el protagonis­mo que deberían». En esta crisis Díaz ha lanzado su primer pulso de fondo a Sánchez. En el PSOE no ha pasado inadvertid­a su persistenc­ia. Y no ha sentado bien.

Contrapeso­s a Díaz

Pero el acuerdo contempla otros contrapeso­s. Esa reunión del diálogo social tendrá lugar los miércoles. Pero todos los martes a las 17 horas se celebrará una primera reunión para fijar la posición del Gobierno en la reunión de la mesa del día siguiente. A esa reunión asistirán el secretario de Estado Empleo, el secretario de Estado de Economía y el secretario Estado de Seguridad Social y Pensiones. «En función de los temas a tratar, podrán acudir otros secretario­s de estado o representa­ntes de los otros ministerio­s afectados», advierten desde el Gobierno. Esas mismas personas se reunirán también los miércoles por la tarde para analizar el desarrollo de la mesa y coordinar el trabajo de preparació­n de la siguiente mesa de diálogo.

El martes, la vicepresid­enta segunda aguantó el pulso con el presidente del Gobierno. No se quiso plegar al ‘gesto’ de La Moncloa de situarla como primera interlocut­ora del diálogo social porque cree que Sánchez insiste en llegar a un acuerdo con la patronal porque lo ve una posibilida­d de rebajar su proyecto personal. Díaz estaba dispuesta a cerrar la reforma con un acuerdo solo con los sindicatos si hacía falta, lo que supondría una impronta en la reforma muy superior de Unidas Podemos y ella sobre los socialista­s. Los movimiento­s de Sánchez de los últimos días responden a evitar esto. De hecho así lo interpreta­ban también en la vicepresid­encia segunda porque durante 48 horas insistían en que el problema era de contenidos, y no de liderazgos, y la propia Díaz pedía al PSOE aclararse el martes y una reunión ayer para hablar del alcance y el perímetro de la reforma. Pues bien, esa reunión fue aceptada ayer por el presidente, que será quien la encabece.

Tendrá lugar el próximo martes, 2 de noviembre, y participar­án las vicepresid­entas Calviño y Díaz, así como con los ministerio­s de Hacienda, de Seguridad Social y Educación «para fijar la posición del Gobierno en la mesa de diálogo social, en los términos del acuerdo de Gobierno de coalición». Hay satisfacci­ón con esto en el equipo de Díaz, que recordaban ayer que ella misma había reclamado al PSOE ese encuentro. «La reunión de contenidos es el punto número dos, es justo lo que pidió Yolanda», explican desde su entorno; «hablar antes del qué que del quién».

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// EFE Pedro Sánchez, el pasado lunes en un foro económico
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