Yolanda Díaz no es Pablo Iglesias
Una reunión en el despacho de Bolaños y su negociación con el número dos de Yolanda Díaz cierran la crisis sin interlocución de los líderes
Pedro Sánchez trata de sofocar la primera gran crisis de la coalición tras la remodelación del Gobierno. Y lo cierto es que lo ha hecho por persona interpuesta, sin tener que fajarse en la negociación. En esta ocasión no ha habido reunión entre el presidente y su vicepresidenta para desbloquear el lío.
Este se había convertido en un mecanismo habitual para la resolución de conflictos cuando el liderazgo de Unidas Podemos era de Pablo Iglesias. En cambio, estos días, Sánchez no ha tenido que descender al barro de la negociación con sus socios. «En estos temas el presidente no entra», ratifican desde las dependencias de La Moncloa.
Diferentes fuentes del Ejecutivo constatan ese cambio de dinámicas en la relación entre los socios. Si antes la relación entre los dos líderes pesaba mucho, tras haber vivido profundas discrepancias desde 2014, ahora tiene más peso la relación de los equipos.
Hasta llegar al acuerdo que se hizo público en la mañana de este miércoles se suceden 24 horas aceleradas. Ahí van. En la mañana del martes tiene lugar una reunión en el despacho del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, donde participan Yolanda Díaz, la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra; la de Igualdad, Irene Montero, y la de Hacienda, María Jesús Montero. Tras esa cita, sale el mensaje de que Trabajo puede liderar la reforma pero siempre con presencia socialista dentro. Pero Díaz pide más y traslada desde Roma que no es suficiente.
Pasa la tarde y luego la noche y no hay acuerdo, hasta la mañana del miércoles, que se intenta nuevamente. Los interlocutores son Félix Bolaños y Joaquín Pérez Rey, secretario de Estado de Empleo y mano derecha de Díaz. Bolaños también habla con Belarra y Montero. La presidencia y la vicepresidencia segunda se relacionan a través de los jefes de gabinete, Óscar López y Josep Vendrell, los jefes de la comunicación, Francesc Valles y Virginia Uzal, y en última instancia Félix Bolaños con Pérez Rey y con la propia Díaz. ¿Hay interlocución entre la vicepresidenta y el presidente? Sí. Pero no es como antes, Díaz no es Iglesias. «Creo que no hablan de series de televisión», ironiza un colaborador. «Es muy complicado tener la figura que tenía Pablo de autoridad y consenso. No es que sea algo malo de Yolanda. Es que Pablo era Pablo, para bien y para mal», dicen fuentes gubernamentales. «La relación no es mala», expresan desde el flanco morado de la coalición.
Pero queda claro que las formas han cambiado. Desde su equipo siempre insisten mucho en que a Díaz ni le gusta ni quiere participar de la dinámica que tenía Sánchez con Iglesias. Su modelo es más horizontal, más de equipo. «No han hablado en este caso porque no lo hemos considerado necesario», zanjan desde el Gobierno.