La extrema izquierda tumba el Gobierno socialista luso
El Bloco, similar al Podemos español, votó con los conservadores contra los Presupuestos para 2022 Todo apunta a que el presidente de Portugal, Rebelo de Sousa, convocará elecciones anticipadas en enero
Portugal se ha metido en una crisis política sin precedentes y el escenario se ha nublado completamente para los socialistas, abocados al descalabro al rechazar la izquierda y la derecha los Presupuestos Generales el Estado.
Como en una intriga novelesca de José Cardoso Pires o Mario de Carvalho, no exentas de ironía, el panorama se concretó con 117 votos en contra, 108 a favor (toda la bancada socialista) y cinco abstenciones.
Ni siquiera la ausencia de chantajes de los nacionalismos excluyentes, como en España, ha salvado al Gobierno de António Costa, abocado al precipicio porque el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, disolverá el Parlamento de manera inminente. No queda más solución que la convocatoria de elecciones anticipadas, probablemente a finales del próximo mes de enero, si se cumplen las previsiones.
El objetivo de uno y otro flanco no era otro que subrayar la fragilidad del gabinete, en un momento en el que las turbulencias llevan fraguándose varios meses. El Bloco de Esquerda (similar a Unidas Podemos) y los comunistas apenas tienen diálogo entre ellos y tampoco con el PS, cuya sede central se levanta en el Largo do Rato.
Portazo tras portazo
Solo el socialismo votó a favor (108), pero en contra cosechó 117… y a lo más que pudo aspirar el Gobierno socialista fue a las abstenciones del Partido Animalista y de dos diputadas independientes. Todo lo demás: portazo tras portazo, desde Chega (equivalente a Vox) hasta el Bloco de Esquerda, pasando por los conservadores del PSD, Iniciativa Liberal y el CDS. Y, para apuntalar la situación por el flanco izquierdista, la agria respuesta de los comunistas.
En definitiva, se hace realidad la crónica de una crisis anunciada. Con toda su crudeza, a los socialistas se les amarga este final de octubre.
Ni una sola vez en los 47 años de democracia desde la Revolución de los Claveles habían caído unos Presupuestos Generales… pero ahora no ha habido milagro ‘in extremis’.
El Gobierno socialista solo necesitaba ocho votos para lograr la aprobación definitiva, pero esa escasa distan
Solo el partido socialista votó a favor de la propuesta del Gobierno de António Costa
Es la primera vez desde la revolución de los Claveles en 1947 en que se rechazan unos Presupuestos
cia se convirtió en una barrera infranqueable. Ni el Bloco de Esquerda (similar a Unidas Podemos) ni los comunistas quisieron evitar el descalabro de sus excompañeros, los mismos a los que apoyaban entre 2015 y 2019.
Desde Madrid, el gabinete de Pedro Sánchez miraba atónito el desarrollo de los acontecimientos y temiendo, quién sabe, una extensión del posible efecto dominó, con Presupuestos o sin ellos. Son las cosas de la soberbia política, la misma de la que han hecho gala Moncloa y Ferraz a lo largo de la (nefasta) gestión de la pandemia del coronavirus.
Aviso a navegantes
Si el abismo se ha materializado en Lisboa, ¿puede contagiarse a Madrid? Las incógnitas están en el aire y la defunción del Gobierno de António Costa queda certificada. Todo un aviso a los navegantes en España.
La sesión de debate parlamentario no aclaró nada y sirvió exclusivamente para encrespar más los ánimos. El primer ministro dejó claro que, incluso aunque se confirme el rechazo a los Presupuestos Generales del Estado de 2022, no piensa dimitir… pero, como dicen los portugueses, le han ‘dimitido’, en el sentido de que le han dejado caer. Y Sánchez observando los hechos con minuciosidad porque, si otras veces aprovecha para tender puentes con los vecinos ibéricos, hoy el horizonte ha variado de manera radical.
Un volcán político
La situación está alcanzando unos límites que nadie imaginaba hace unos días… y el presidente del Gobierno español lo sabe. De hecho, la Cumbre Hispano-Lusa de este jueves 28 de octubre coincide con todo el maremágnum, un verdadero volcán político cargado de serias advertencias.
Si cuando el conservador Carlos Moedas ganó recientemente la alcaldía de Lisboa se hablaba de un traslado del ‘efecto Ayuso’, tal vez pudiera darse el caso de que ahora el contagio se produzca en sentido contrario.
Las relaciones entre el PSOE y Unidas Podemos no atraviesan por su mejor momento y, en consecuencia, estamos ante una semilla de fragilidad de la que puede sacar tajada el PP.
Naturalmente, cada uno de los dos países tiene sus propias peculiaridades sociales y políticas, pero de momento el panorama de las elecciones anticipadas ha cristalizado en Sao Bento, sede del Gobierno socialista luso y también del Parlamento.