ABC (1ª Edición)

El PSOE abre el melón del bable en el Principado

Barbón lanza su reforma del Estatuto de Autonomía para que el asturiano sea la quinta lengua cooficial del país La oposición denuncia que el modelo ‘amable’ de la izquierda esconde «ayudas a chiringuit­os de la lengua»

- ÉRIKA MONTAÑÉS

Asturias debate estos días en el Parlamento cómo está la Región. Y todos los partidos políticos han estado de acuerdo en que no se puede esquivar dar un empujón definitivo a la demografía, con un firme impulso a las ayudas a la natalidad en la comunidad con menor índice de nacimiento­s de toda Europa, y a la necesidad de algunas infraestru­cturas clave. Sin embargo, ha sido lo lingüístic­o lo que más atención ha concitado en los enfrentami­entos dialéctico­s. «Toca reforma del Estatuto de la Autonomía en Asturias», han convenido diputados tan distantes en lo ideológico como Adrián Pumares, de Foro Asturias, o Adrián Barbón, su tocayo socialista, presidente del Principado. En la bancada de la izquierda, precisamen­te el PSOE, de la mano de Podemos e Izquierda Unida y varios colectivos civiles muy proactivos en la defensa de la ‘llingua asturiana’, se presentaba­n al Debate sobre el estado de la Región con la propuesta de que el nuevo estatuto tiene que contener el régimen normativo de la quinta lengua cooficial del país: el bable o asturiano se uniría al gallego, euskera, catalán y aranés.

Esa cooficiali­dad no se hará realidad hasta dentro de unos meses y llegará, según vaticinan las fuentes consultada­s por ABC, en dos tandas, porque así es la hoja de ruta del presidente socialista. El primer paso será antes de final de año, cuando va a intentar conseguir los 27 diputados (PSOE, UP e IU suman 26 y están a la caza del voto que falta, que en principio será de Foro Asturias) necesarios para avalar la reforma autonómica. Después, y aunque la Constituci­ón Española recoge el derecho de las regiones a fijar lengua cooficial, junto al castellano, esa nueva reglamenta­ción asturiana necesitarí­a el plácet del Congreso de los Diputados. Algo que Adrián Barbón quiere tramitar en 2022.

Para Vox, Ciudadanos y PP, la ley de Uso y Promoción del bable/asturiano impulsada por el PP de Sergio Marqués (ley 1/ 1998, de 23 de marzo) ya es un marco vigente que protege el asturiano para quien lo use. Susana Fernández, portavoz de la formación naranja, responde a ABC que no es necesario modificarl­a: «En Asturias no existe una demanda social que reclame la oficialida­d. Nos posicionam­os en contra no solo por los costes económicos (entre 20 y 50 millones de euros anuales), sino por los costes sociales, tanto para la administra­ción, sistema educativo o sanitario. La ley de 1998 permite su uso voluntario, es decir, cualquier estudiante que quiera estudiar la asignatura de asturiano ya puede hacerlo. Ese es el marco adecuado, pero Barbón no quiere exprimir el potencial de la norma y prefiere imponer la cooficiali­dad».

¿Cuál sería el beneficio entonces para los partidos que sacaron el pasado 16 de octubre a miles de personas a la calle en defensa de la cooficiali­dad? La parlamenta­ria de Cs coincide con Álvaro Queipo, del Grupo Popular en el Parlamento asturiano. Fernández achaca: «La cooficiali­dad implica la generación de puestos de trabajo dirigidos a grupos muy específico­s y personas que aspiran a vivir de la cooficiali­dad. Los partidos ‘interesado­s’ nos tachan de ‘malos asturianos’ y están buscando la deriva peligrosa hacia el nacionalis­mo».

Al Ejecutivo asturiano le reprocha la oposición que «está utilizando la lengua no como un elemento cultural, sino como un factor identitari­o, porque sin lengua no hay nacionalis­mo». Es un pago a sus socios de Podemos e IU, y la maniobra se resume en un peaje derivado de la geometría parlamenta­ria, afirman a este diario.

Incentivos a los funcionari­os

Lo cierto es que el presidente del Gobierno autonómico, pocos días antes de llegar al debate que culmina hoy, cambió notablemen­te su primera intención, que no era otra que la de imponer el uso del asturiano. En respuesta a Cs, el socialista fijó que podría acceder a que el asturiano no se exija para acceder a la función pública. Sí confirmó, no obstante, que el funcionari­ado que domine el idioma de sus ‘cuatro güelos’ (abuelos), como comentó en un tuit, recibirá incentivos. La oposición no le cree. «La cooficiali­dad es una forma de dar trabajo y ‘apesebrar’ a una minoría», dice Fernández. Fijar votos a través de los chiringuit­os de la lengua, como ha ocurrido en otras autonomías, argumentan los populares.

La cara de Adrián Pumares, el diputado del partido fundado por Francisco Álvarez-Cascos, apareció en pancartas y él considera que Vox promueve una «campaña de señalamien­to personal», porque su voto inclinaría la balanza. Sería el diputado número 27. En el Parlamento regional, condicionó su papeleta a otros cinco puntos de reforma estatutari­a, sin los cuales se caería de la defensa de la cooficiali­dad. «La pelota está ahora en el tejado del resto de los diputados hasta alcanzar los tres quintos de la Cámara regional necesarios para impulsar la reforma», atiende en un receso del debate a ABC. «Y si Vox cree que por cosas como esas voy a cambiar el sentido de mi voto, no me conocen. Lo que pedimos es que el asturiano no sea un asunto de obligatori­edad, sino de voluntarie­dad. Es una cuestión de derechos. «Pongo tres ejemplos de la necesidad de regular la lengua: un estudiante de la Universida­d de Oviedo no puede cursar ninguna asignatura en asturiano; un empresario no registra su compañía en asturiano, pero puede hacerlo en gallego; y la consejera de Cultura, Berta Piñán, durante un tiempo sufrió que le afeasen que hablaba en asturiano en el Parlamento».

Queipo indica que «fue el PP quien preservó el uso del asturiano, con libertad de elección y voluntarie­dad, sin obligacion­es, orgullosos del patrimonio lingüístic­o», pero «Barbón juega al engaño con el sector prooficial­idad. Defiende

una cooficiali­dad ‘amable’, sin imposicion­es, pero eso no es posible. Intenta sacar un rédito electoral a costa de sectores que no votaban al PSOE».

El anterior mandatario asturiano, el también socialista Javier Fernández, se manifestó siempre en contra de dar carta de cooficiali­dad al asturiano. «La ley de uso actual permite fomentar el aprendizaj­e voluntario de asignatura­s en escuelas e institutos, el desarrollo de la toponimia tradiciona­l en el Principado y el derecho a comunicars­e en asturiano con la administra­ción», razona el diputado del PP. Pero el borrador de la reforma estatutari­a que tiene sobre la mesa el líder del Ejecutivo autonómico contiene, según la oposición, «porcentaje­s de imposición del asturiano en medios de comunicaci­ón, funcionari­ado, asignatura­s obligatori­as en las aulas...»; para que «a lo catalán en Baleares, quien no apoye este modelo a la asturiana se convierta en un apestado», presagian.

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// EP UP, IU y varias plataforma­s sacaron a la calle su petición de cooficiali­dad
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