«La vacuna debería ser obligatoria y algunos antivacunas estar en la cárcel»
► Descubridor del ‘enigma de la infección’, es el ganador de la primera edición del Abarca Prize
A Jean-Laurent Casanova le gustan los enigmas y más cuando hay una enfermedad infecciosa detrás. Sus descubrimientos han permitido abordar de otra manera los trastornos que causan virus, bacterias, hongos y parásitos. Gracias a sus investigaciones se sabe que la gravedad de una infección puede estar marcada por variaciones genéticas que afectan a la capacidad de una persona para combatir la enfermedad. No importa que sea tuberculosis, herpes, malaria o gripe. El comportamiento es el mismo: mientras algunos enfermos son capaces de controlar el ataque de un patógeno, otros mueren. Eso es lo que se denomina el «enigma de la infección», un hallazgo que está cambiando el manejo de las enfermedades infecciosas.
Cuando surgió el nuevo coronavirus, a este pediatra y estudioso de la genética humana no le sorprendió que un virus como el SARS-Cov-2 fuera capaz de provocar complicaciones mortales en algunos y pasara desapercibido para otros. Era lo mismo que ya había visto en otras enfermedades con las que la humanidad lleva conviviendo desde hace siglos. Dos años después del estallido de la pandemia, aún sigue fascinado por la capacidad de este virus para esconderse. «Es el motivo por el que es tan agresivo, porque es muy bueno pasando desapercibido», explica a ABC horas antes de recibir en Madrid, de manos de Felipe VI, el galardón de la primera edición del Abarca Prize.
¿Por qué alguien joven y con buena salud acaba intubado en una UCI tras contagiarse con Covid-19? ¿Cuáles son esas diferencias genéticas individuales? Casanova busca respuestas desde el Hospital Universitario Rockefeller de Nueva York y en el Covid Human Genetic Effort, un consorcio científico internacional. Ya hay alguna certeza, pero sobre todo muchas dudas. La principal conclusión es epidemiológica: «La edad importa y es el principal factor de riesgo. Literalmente, cada cinco años se duplica el riesgo. Esto es una pura descripción de lo que ha sucedido, pero no sabemos por qué algunas personas jóvenes e incluso niños enferman gravemente». La principal pista genética está en el interferón tipo 1. «En el 15 o 20 por ciento de los casos de Covid severos existe una mutación genética que solo se manifiesta al contraer la enfermedad». Los anticuerpos, proteínas que lanza el sistema inmune para cazar y matar a los virus y otros invasores extraños también desempeñan un papel importante. En algunos casos, esos anticuerpos pueden ser contraproducentes porque se unen al virus y en lugar de bloquearlo son absorbidos por los glóbulos blancos que reaccionan de forma descontrolada y desencadenan una reacción inflamatoria. Pero tampoco explican todos los casos, apenas el 4 por ciento.
«La neumonía es la manifestación más común de la enfermedad, la que pone en riesgo la vida de los enfermos y de la que solo hemos sido capaces de entender el 15% por ciento de los casos. ¡Y estoy hablando de una única manifestación de la enfermedad!».
Lo que tiene absolutamente claro es que las vacunas, sean o no perfectas, son la mejor herramienta para controlar la infección «a cualquier edad», incluidos los niños. La inmunización infantil logrará dos objetivos, dice. Proteger a los pocos casos que podrían enfermar de gravedad y, «lo más importante, prevenir la propagación de la enfermedad». «Si los niños no se vacunan pondrán en riesgo a sus abuelos cuando vayan a verlos. Espero que los políticos sepan verlo y lo entiendan». Desde su punto de vista, no ve un problema ético en inmunizar a los niños, aunque se podría evitar la circulación del virus si toda la población adulta se vacunara, es decir forzando a los antivacunas. «La vacunación debería ser obligatoria y algunos antivacunas deberían estar en la cárcel».