El Sevilla muestra su versión mediocre como visitante
► El equipo de Julen Lopetegui regaló 60 minutos al Mallorca y fue penalizado por un gol anulado por el VAR
El Sevilla empató a un gol en su visita a Mallorca en un duelo en el que volvió a lucir sus defectos como visitante, un equipo mediocre que regaló hasta 60 minutos de partido. Luego rescató un punto que bien pudieron ser tres en la última acción del encuentro, cuando Jaime Latre, a instancias del VAR, anulaba un gol a Ocampos por mano previa de Fernando, que le había asistido en la jugada. Antonio Sánchez adelantó a los locales a los 22 minutos, pero Lamela, que salió para revolucionar con su calidad, llevó el 1-1 al marcador con un golazo desde la frontal. Doble bronca para el sevillista, por los 60 minutos regalados, y por el 1-2 quitado.
Fiel a su estilo lejos del Ramón Sánchez-Pizjuán, el Sevilla no realizó un buen primer tiempo. Más bien al contrario. Pronto se puso de manifiesto, ya que nada más pitar el árbitro el inicio el Mallorca tuvo un acercamiento peligroso en un centro de Amath en el área que abortó ‘in extremis’ Koundé. Tras unos minutos de desperezarse, Suso tuvo una acción típica suya, perfilándose hacia el interior y poniendo un balón al área que un defensa evitó que alcanzaran a rematar Rafa Mir o Munir.
Fuera del partido
No estaba metido en el partido. Un disparo desviado de Dani Rodríguez tras un mal despeje de la zaga sevillista ponía sobre aviso a los de Lopetegui, que no estaban cómodos y que sufrían algunas pérdidas de balón comprometedoras. Hasta que llegó el gol. Amath le cogía la espalda a la defensa sevillista para poner un centro al segundo palo que, tras rechaces, le llegó a Antonio Sánchez que hizo el 1-0. Era cuestión de tiempo.
El Sevilla en ataque solo estuvo, de forma clara eso sí, en un pelotazo de Koundé a la carrera de Rafa Mir, que levantó la pelota ante la salida alocada de Reina, pero el balón se marchó fuera. También probó con un cabezazo Diego Carlos en un saque de esquina, pero se marchó fuera. Otro robo, uno más, de Amath en zona defensiva acabó en un ocasión en la que Ángel remató desviado. Necesitaba el descanso como el comer Lopetegui e intentar espabilar a los suyos.
En el vestuario se quedó un desafortunado Acuña, dejando su sitio a Ocampos. Sin embargo, arrancó el segundo acto como el primero, y el Mallorca llegó constantemente con peligro, hasta el punto de que Ángel mandó un balón al poste. Era un puro despropósito el equipo, tanto que Lopetegui hizo tres cambios más a los siete minutos del segundo acto. Delaney, Augustinsson y Lamela entraban en el terreno de juego, saliendo del campo Munir, Suso y Óliver Torres. Agitar el avispero que se llamaba.
Pareció funcionar porque tuvo dos llegadas inmediatas el Sevilla, una de ellas acabó en un remate al palo de Rafa Mir tras un gran centro de Delaney. El partido ya se jugaba más tiempo en la mitad del campo del Mallorca. Un síntoma del partido de los sevillistas estuvo en Fernando, a un nivel bastante más bajo del que suele ofrecer. Lo buscaba con intención el Sevilla, que tuvo una buena oportunidad en un centro de Jesús Navas al segundo palo que el argentino Ocampos no acertó a rematar con puntería, propiciando que Reina se hiciera con el balón.
La chispa apareció en las botas de Lamela que cogió el balón en la frontal del área tras una dejada de Jordán para acabar clavando su disparo con rosca en la escuadra derecha de Reina. Empate y más de 15 minutos por delante para intentar culminar la remontada. Rakitic era la última apuesta del técnico sevillista reemplazando a Jordán.
Un duelo trabado
El partido se trabó en faltas innecesarias hasta el punto de que Jaume Costa fue expulsado por una dura entrada sobre Lamela. Antes habían echado al entrenador de porteros del Sevilla FC, José Luis Silva, por protestar los cuatro minutos de prolongación señalados por el árbitro. Tenía razón en su protesta. El Sevilla logró marcar en el 95, pero la aparición del VAR anuló la alegría por una mano de Fernando en el control previo a su asistencia a Ocampos, autor del tanto. Finalmente el gozo en un pozo, y el punto se quedó en Mallorca.