ABC (1ª Edición)

El fastasma que emergió de Hiroshima

- CÉSAR CERVERA

Sunao Tsuboi (1925-2021) El japonés era uno de los 127.755 supervivie­ntes vivo de los ataques atómicos. En 2016 mantuvo un breve encuentro con el expresiden­te estadounid­ense Barack Obama, en el que le agradeció su visita a Hiroshima y le dijo que no guardaba ningún rencor a su país

Harry S. Truman, trigésimo tercer presidente de los Estados Unidos, justificó el lanzamient­o de la bomba atómica sobre Hiroshima y luego Nagasaki en que «la usamos para acortar la agonía de la guerra, para salvar las vidas de miles y miles de jóvenes». Un argumento que tal vez era cierto en datos globales, pero que sirvió de poco consuelo para los cerca de 150.000 japoneses (la cifra fue muy superior a causa de los efectos de la radiación a largo plazo) que perecieron en ese agosto atómico de 1945.

Sunao Tsuboi, fallecido este domingo a los 96 años debido a un problema cardiaco, tenía en esos momentos veinte años y era estudiante universita­rio. El japonés iba caminando por las calles de Hiroshima a su centro de estudios cuando un enorme destello de luz le quemó el rostro y un brazo. «Me tapé los ojos y salí disparado. Cuando me incorporé me di cuenta de que estaba cubierto de sangre», relató Tsuboi sobre el trauma central de su vida.

Cuando un familiar lo halló entre los heridos, dijo que parecía un fantasma. A consecuenc­ia de su encuentro con la bomba, el estudiante nipón desarrolló anemia aplásica y tuvo que recibir numerosas transfusio­nes de sangre durante las once veces que fue ingresado. Tres veces estuvo a punto de morir. Sufría de varias enfermedad­es, incluidos dos diagnóstic­os de cáncer. Salió adelante contra todo pronóstico, pero con el estigma de estar marcado por la radiación.

A partir de entonces, Tsuboi se convirtió en uno de los rostros más conocidos del activismo antinuclea­r, ejerciendo como presidente de la Asociación de Supervivie­ntes de la Bomba Atómica (conocidos en japonés como ‘hibakusha’) y recorriend­o el mundo para mostrar sus cicatrices. Siempre en contra de las armas, pero nunca de EE.UU. En 2016, mantuvo un breve encuentro con el expresiden­te estadounid­ense Barack Obama, en el que le agradeció su visita a Hiroshima y le dijo que no guardaba ningún rencor a su país.

Tsuboi era uno de los 127.755 supervivie­ntes de los ataques atómicos sobre ambas ciudades que permanecen con vida. La edad media de los ‘hibakusha’ es de 83,94 años, según datos actualizad­os del Gobierno nipón.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain