Génova encaja el golpe de la sentencia, pero no acelerará la mudanza
La dirección nacional respeta el fallo y se desvincula de unos hechos de otra época
No por esperado el golpe ha dolido menos en las filas populares. Se sabía que la sentencia sobre el pago en B de la sede del partido estaba al caer, y por mucho que Pablo Casado fijara desde el principio una posición diáfana en contra de la corrupción, por más que pasara página de unos hechos que sitúa en una época remota, muy alejada de su tiempo como presidente, y aunque tomara la decisión histórica de abandonar Génova, la sentencia condenatoria ha vuelto a poner en primer plano el peor fantasma de este partido.
En la dirección nacional se recibió la noticia con frialdad y mucha distancia. La consigna dada desde las alturas estaba clara: respeto y silencio, nada de entrar en un debate que no les interesa nada, ni de remover un pasado que les pesa como una losa. El silencio se extendió a las redes sociales. Mientras el PSOE reclamaba explicaciones a Pablo Casado, el presidente del PP se aferraba a lo que llama ‘problemas reales’, y su primer tuit tras la sentencia fue para informar de su reunión en el Congreso con el sector energético, para proponer medidas que reduzcan un 20 por ciento la factura de la luz.
Fuentes de la dirección nacional sí expresaron a ABC el máximo respeto del partido a las decisiones judiciales, y reiteraron su compromiso con las conductas ejemplares, así como la firmeza de Casado ante cualquier comportamiento que suponga una duda en ese sentido. Estas mismas fuentes aseguraron que la mudanza de Génova sigue en marcha, según los planes previstos, y la condena no acelerará ninguna decisión. El secretario general, Teodoro García Egea, al que Casado encargó la misión del cambio de sede, siempre dice que «las mudanzas se sabe cuándo empiezan, pero no cuándo acaban». En el PP prefieren no ponerse ningún plazo ni fecha límite.
En febrero, justo después de las elecciones autonómicas catalanas, que fueron un desastre para el PP, Casado anunció así su decisión: «Cambiaremos la sede nacional de ubicación, pues considero que no debemos seguir en un edificio cuya reforma se está investigando en los tribunales». Los populares culparon del pésimo dato en las urnas a Bárcenas y la corrupción del pasado, que volvieron a protagonizar la campaña electoral, para regocijo de los adversarios del PP. Casado fijó su posición con rotundidad: «Desde hoy, esta dirección nacional no va a volver a dar explicaciones sobre ninguna cuestión pasada que corresponda a una acción personal que no haya sido en beneficio del partido o incluso haya podido perjudicarle».
La mudanza no va tan rápida como estaba previsto. A finales de julio se cumplió el plazo para que se cerraran las ofertas de asesoramiento sobre el proceso de cambio de sede. Finalmente, el 11 de octubre se confirmó que la ganadora del concurso era la consultora inmobiliaria Colliers. Sobre la mesa siguen las opciones de vender o alquilar, con la premisa de mantener una propiedad, así como el emplazamiento de la nueva sede, sobre la que Casado tiene una idea clara: debe ser más abierta a la sociedad y transparente y con los avances tecnológicos apropiados a los tiempos.