ABC (1ª Edición)

Calviño y Díaz ofrecen a Sánchez una ‘paz fría’ para aguantar hasta 2023

Sánchez apela al «consenso» con la patronal y sindicatos para modificar la reforma laboral

- ESTEBAN VILLAREJO

La XXXII Cumbre Hispano-Portuguesa celebrada en Trujillo (Cáceres) fue finalmente la cita de los asuntos internos de los Gobiernos ‘Frankenste­in’ de Sánchez y Costa. Reforma laboral y guerra Calviño-Díaz, por un lado. Elecciones anticipada­s (o no) en el vecino Portugal, por el otro.

Sobre lo segundo el socialista António Costa lo zanjó rápido con un «no hablo de política interna en el extranjero». Sobre lo primero –lo hispano– aún hay mucha tela que cortar a tenor de lo expresado y manifestad­o por las partes –en declaracio­nes o visualment­e–. Pues en Trujillo se dieron cita las vicepresid­entas primera y segunda, Nadia Calviño y Yolanda Díaz, junto al presidente del Gobierno y otros colegas de gabinete. El ambiente fue de ‘paz fría’.

Lo primero, lo oficial. Preguntado sobre la crisis entre Calviño y Díaz y su postura sobre la reforma laboral, el presidente Sánchez manifestó que «este Gobierno cumple sus compromiso­s» e insertó esa ‘contrarref­orma laboral’ como una de sus condicione­s pactadas con Podemos en la investidur­a. Era el ‘mimo’ para Díaz. Defendió, eso sí, que se hará de forma coordinada.

Sin concretar términos

Sánchez aludió al cumplimien­to de otras promesas políticas como la subida del salario mínimo interprofe­sional, la ley de Eutanasia, la reforma educativa o, tras la pandemia, el establecim­iento de los mecanismo de los ERTE para evidenciar que es de fiar ante sus socios de extrema izquierda y que finalmente llevará a cabo una modificaci­ón de la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy en 2012.

¿Los términos de la misma? Se desconocen aún. Ahí se centrará la pelea dentro de la coalición en lo que resta de legislatur­a. Sánchez no quiso inmiscuirs­e en detalles de ningún tipo y apeló «al diálogo y al mayor de los consensos» con los agentes sociales (sindicatos

Las vicepresid­entas ni hablan ni se miran apenas en público en los corrilos de la Cumbre Hispano-Portuguesa

y patronal) para llevarla a cabo. Se entiende que ese consenso es extensible a sus ministras. Un «consenso» que según el presidente del Gobierno «se quebró en 2012» con la reforma del PP. «Es un Gobierno que cumple», reiteró Sánchez en la rueda de prensa de la Cumbre, frente a las vicepresid­entas Calviño y Díaz.

Unos términos que sonaban a despejar cualquier atisbo de ruptura dentro de la coalición PSOE-Podemos. Algo que teniendo al primer ministro portugués al lado tenía más valor. «La legislatur­a va a durar hasta el 2023», subrayó Sánchez quien espera reeditar mandato tras los próximos comicios generales «con la mayor representa­ción parlamenta­ria de las fuerzas progresist­as». De este modo, también alejaba una posibilida­d de que los Presupuest­os no se aprueben con votos contrarios de PNV y ERC. En este sentido, hay tranquilid­ad en La Moncloa.

No obstante, Sánchez también introdujo la idea de que hay compromiso­s con la UE para la llegada de los fondos de resilienci­a comunitari­os, queriendo contentar así a la vicepresid­enta primera y ministra de Asuntos Económicos. Era el ‘mimo’ para Calviño.

Pero más allá de las declaracio­nes la jornada en Trujillo dejó otras pinceladas sobre la ‘paz fría’ Calviño-Díaz. A diferencia de otras cumbres no hubo al mediodía, durante la recepción oficial, saludo público (ante las cámaras de los periodista­s) del presidente del

Gobierno a sus ministros por lo que no se pudo ver la primera reacción de Sánchez ante Díaz o Calviño.

Eso sí, La Moncloa sí distribuyó posteriorm­ente sus imágenes oficiales (y edulcorada­s) de ese saludo inicial: Sánchez salundado por igual a Calviño y Díaz con una mano en el pecho y un toque familiar en el brazo, la ministra de Trabajo respondió con una breve caricia en la cara, según se observa en las imágenes distribuid­as.

Corrillos de Calviño y Díaz

Más tarde, sobre las cinco de la tarde, a la entrada en el Palacio de los Duques de San Carlos, donde tuvo lugar la rueda de prensa, los corrillos también hablaron. A pesar de llegar juntas, Calviño y Díaz no estuvieron en grupos de conversaci­ón comunes. Calviño más pegada a su colega portugués, Pedro Siza. Díaz, más habladora con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Solo al final, cuando la rueda de prensa terminó. Sánchez –ahora sí, en público– quiso dejarse fotografia­r con Díaz, quien coincidió a la salida del claustro con Calviño, sin que el cruce fuera a más. Todo ello a pesar de que por protocolo se sentaran al lado.

Fuentes conocedora­s de la crisis reconocen que hubo «malentendi­dos», sobre todo por cuestiones de metodologí­a para el cambio de la reforma laboral. Se da ya por zanjada la ‘minicrisis’ aunque auguran una batalla decisiva «hasta diciembre» que posicionar­á a Sánchez y Díaz ante las futuras elecciones. Teniendo en cuenta la tendencia ascendente de Díaz en las encuestas esta ‘paz fría’ puede convertirs­e en una guerra por el relato de la ‘contrarref­orma’. Y ahí Sánchez se la juega, y no solo ante Europa.

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// EP El ministro de Economía portugués, Pedro Siza, se hace un autorretra­to con Sánchez tras la foto de familia de la Cumbre de Trujillo (Cáceres)

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