ABC (1ª Edición)

El presidente de EE.UU. renuncia en el plan social a algunas de sus propuestas estrella

∑ Universida­d gratuita y bajas pagadas, entre las medidas que se quedan fuera

- MANUEL TRILLO

Joe Biden presentó ayer la nueva versión de su plan de gasto social, con el que pretende acercar EE.UU. al modelo de Estado del bienestar vigente en otros países avanzados. El paquete, de 1,75 billones de dólares (1,5 billones de euros), incluye más de medio billón para la lucha contra el cambio climático, guarderías gratuitas y más cobertura sanitaria, entre otras medidas. Sin embargo, para no espantar a los moderados, será menos ambicioso de lo que Biden pretendía y renuncia a algunas de sus promesas estrella realizadas en campaña y en sus primeros meses en el cargo, como la universida­d gratuita o bajas laborales pagadas, por lo que al ala izquierda del Partido Demócrata lo anunciado le sabe a poco.

En cuanto a los ingresos, el plan busca recaudar dos billones de euros más con una serie de medidas fiscales, sobre todo dirigidas a los más ricos y grandes corporacio­nes.

Lo que incluye

Cambio climático. Biden, que ha revertido la política de Trump y decidió el regreso de EE.UU. al Acuerdo de París, prevé destinar 555.000 millones de dólares a luchar contra el cambio climático, sobre todo a través de incentivos fiscales para fuentes de energía bajas en emisiones de CO2.

Guarderías. Establece la enseñanza preescolar garantizad­a para todos los menores de 3 y 4 años.

Sanidad. Reduce costes para las familias con hasta 300.000 dólares de ingresos anuales, así como las primas para los asegurados a través del ‘Obamacare’. También incluye la cobertura de los problemas auditivos en el programa Medicare. Biden espera proporcion­ar seguro a cuatro millones de estadounid­enses que carecen en la actualidad de cobertura médica.

Ayudas familiares. Amplía, con 200.000 millones, las ventajas fiscales a los padres a lo largo de 2022.

Dependenci­a. El plan recoge 150.000 millones para reducir las listas de espera para la asistencia domiciliar­ia a mayores y discapacit­ados, así como a mejorar el salario de los cuidadores.

Vivienda. Otros 150.000 millones van dirigidos a construir, rehabilita­r o mejorar un millón de casas asequibles.

Inmigració­n. El paquete incluye también 100.000 millones para agilizar los nueve millones de visados pendientes.

Cómo se financia

Tipo mínimo a grandes compañías.

Biden es partidario de fijar un impuesto mínimo del 15% a los beneficios de las grandes corporacio­nes (las de más de mil millones de beneficios).

Cerco a las multinacio­nales. El plan pretende que las ganancias de empresas estadounid­enses en el exterior no escapen al fisco, con un 15% mínimo a los beneficios obtenidos fuera del país y sanciones a las que tengan su sede en paraísos fiscales.

Impuesto a grandes fortunas. Se fija un 5% adicional a los ingresos que superen los diez millones de dólares y otro 3% a los de más de 25 millones.

Eficacia recaudator­ia. Otra vía para obtener ingresos fiscales es reforzar los servicios de Hacienda para que las grandes compañías y los ricos paguen lo que les correspond­e.

Impuesto a la recompra de acciones. Busca imponer un 1% a la recompra de acciones por las empresas.

Lo que no incluye

Bajas laborales pagadas. Se queda fuera lo que para trabajador­es de países europeos es habitual, bajas médicas y familiares costeadas por el Gobierno, y que en EE.UU. no existe.

Universida­d gratis. El plan tampoco recoge la gratuidad de estudios universita­rios, que Biden prometió a finales de abril en su primer gran discurso en una sesión conjunta del Congreso.

Cobertura oftalmológ­ica y dental.

Pese a que Biden prevé ampliar el Medicare a los problemas auditivos, no así a la asistencia de oftalmólog­o y odontólogo.

Abaratamie­nto de medicinas. El programa de gasto deja fuera, igualmente, una propuesta para permitir al Gobierno negociar los precios de los medicament­os recetados para hacerlos más asequibles.

Subida fiscal generaliza­da a empresas y personas con altos ingresos.

No aparece en el plan el incremento del impuesto de sociedades ni del tipo máximo del impuesto de la renta (solo se sube a los de más de 10 millones de ingresos). Así mismo, se excluye gravar las ganancias no realizadas de los billonario­s.

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