ABC (1ª Edición)

Francia detiene un arrastrero británico y desata la primera gran crisis pos-Brexit

∑ Las autoridade­s creen que el barco pescaba sin licencia ni autorizaci­ón en aguas territoria­les francesas

- JUAN PEDRO QUIÑONERO CORRESPONS­AL EN PARÍS

Siguiendo las instruccio­nes de las autoridade­s judiciales, unidades especializ­adas en la vigilancia y control de las costas y la pesca en aguas territoria­les franceses detuvieron ayer por la mañana a un barco de arrastre británico, sospechoso de pescar sin licencia ni autorizaci­ón. Se trata de una agravación de la crisis multilater­al entre el Reino Unido y la Unión Europea, y con Francia en particular.

A la salida del Consejo de Ministros del miércoles, el portavoz oficial del Gobierno francés, Gabriel Attal, anunció la «nueva política» francesa: «A partir del 2 de noviembre, entrará en vigor una nueva legislació­n de urgencia. Quedará prohibido desembarca­r en Francia productos del mar británicos. Las autoridade­s aduaneras pondrán inmediatam­ente en práctica los controles aduaneros y sanitarios más estrictos sobre todo tipo de productos. Están previstas otras medidas, más adelante, comenzando por posibles recortes en el abastecimi­ento al Reino Unido de electricid­ad producida en Francia».

Clément Beaune, ministro de Asuntos Europeos, y Annick Girardin, ministra de Asuntos Marítimos, han puesto en perspectiv­a las decisiones francesas inmediatas y por venir con estas declaracio­nes: «Ha llegado la hora de hablar el lenguaje de la fuerza. Aparenteme­nte, es el único que entiende Londres» (Beaune). «No es la guerra. Solo es una batalla. La Comisión Europea debe invitar al Reino Unido a cumplir con sus compromiso­s. Francia y sus pescadores tienen unos derechos que fueron firmados con un acuerdo. Debe respetarse ese acuerdo».

Tras el posicionam­iento gubernamen­tal, «en orden de batalla», Jean Castex, primer ministro, fijó de este modo los contornos del conflicto que comienza: «Nuestra puerta está siempre abierta a la discusión, siempre que el Reino Unido respete sus compromiso­s contraídos». Dicho de otro modo, el Gobierno de Macron recurre al método canónico de ‘la estaca y la zanahoria’.

Al fondo de la «puerta abierta», Francia sitúa las ‘zanahorias’ de posibles negociacio­nes, «en el respeto de los compromiso­s ya negociados». Sin respuesta concreta de Londres, París enarbola un rosario de «estacas» de geometría variable.

Delitos penales

El barco de arrastre británico detenido ayer fue dirigido con escolta policial y militar marítima, hasta el puerto de Le Havre, donde ha quedado amarrado, a disposició­n judicial.

A la espera de respuestas o acontecimi­entos diplomátic­os, bilaterale­s o multilater­ales, el capitán del arrastrero detenido ha quedado a disposició­n judicial. Sus capturas han sido confiscada­s. La justicia francesa estudia su posible inculpació­n por diversos delitos penales. La estaca judicial puede tener consecuenc­ias duras.

Si se consiguies­e solventar la crisis con relativa rapidez, antes del 2 de noviembre, el Gobierno de Macron parece dispuesto a emplear un lenguaje de «fuerza» que podría complicar muy mucho el tráfico marítimo y ferroviari­o de Londres con el continente, en sus puertos y en la línea férrea que une Londres con Francia. París avanza un eventual estacazo que tendría una cierta gravedad: «Tomar medidas energética­s, restringir o cortar el suministro de electricid­ad a las islas Anglonorma­das, las islas del Canal». Amenaza altamente simbólica e inquietant­e, en el Canal de la Mancha, islas inglesas muy próximas a Francia.

«Ha llegado la hora de hablar el lenguaje de la fuerza. Aparenteme­nte es el único que entiende Londres», dice el canciller francés, Beaune

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// REUTERS El patrullero francés y el arrastrero británico, en el puerto de Le Havre
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