El currículo culpa a la centralización del Estado de las tensiones territoriales
Se pedirá «perspectiva de género» para analizar la España actual y su historia
El borrador planteado por el Gobierno para estructurar el nuevo Bachillerato fija como uno de los principales males del actual Estado la centralización histórica del mismo. Lo que más preocupa a los expertos es que parte del currículo parece estar hecho «a medida del nacionalismo», ya que establece esa centralización como el principal culpable de la tensión territorial e histórica en España, con un Estado que no atiende a las demandas de estos movimientos periféricos identitarios.
Sobre la «conciencia histórica», los estudiantes, según el texto del borrador, tendrán que reconocer «las acciones orientadas a la centralización administrativa y política desde el nacimiento del Estado moderno, los conflictos que ha generado y los modelos alternativos de centralización». Ana Losada, presidenta de la Asamblea por una Escuela Bilingüe (AEB) expone a ABC que en este punto se plantea que «los conflictos son generados por la centralización del Estado, cuando España es ahora el país más descentralizado de Europa». En su opinión, se oculta que las corrientes centralizadoras no son, en ningún caso, las únicas que podrían haber creado este problema, y aquí es donde entran en juego las fuerzas que plantean una lucha en la que quieren ser autónomos o independientes dentro del Estado.
Sobre la Constitución Española, el texto establece que el alumno «conoce y asume de forma crítica y consecuente los ideales relativos al proceso de integración europeo, la Carta Magna, los derechos humanos y la historia y patrimonio cultural propios», así como que reflexiona «sobre aspectos singulares y el valor social» dentro de la «diversidad cultural y artística». A los especialistas en educación les preocupa, sobre todo, su aplicación en territorios como Cataluña. Es en estos territorios donde encuentran «muchos manuales que hacen referencia muy puntual o de pasada a la Constitución, y los libros hablan de que la ley más importante en Cataluña es la del Estatuto», ejemplifica Losada.
En cuanto a la identificación de los «estereotipos» que se han construido sobre la historia de España», Losada cuenta que el problema será cómo destruirlos. «¿Cómo se rompe la idea creada de un Estado cruel, opresor, que nuestros hijos estudian diariamente en Cataluña?». Vigilar que se lleve a la práctica, deduce, exigirá «concretar claramente» cuáles son y las herramientas para derribarlos.
La «idea de España»
En relación a la asignatura de Historia de España, los alumnos deben «identificar el origen de la idea de España y de otras identidades territoriales a través de los textos, desde sus primeras formulaciones y su evolución en el tiempo». El texto añade que los estudiantes deberán, «a través de la lectura de manifiestos, artículos de prensa o debates parlamentarios, poder inferir los proyectos políticos que motivaron los enfrentamientos entre fracciones, partidos y movimientos políticos de la época contemporánea, desde el carlismo y las distintas fuerzas monárquicas al republicanismo y las ideologías revolucionarias. Especial interés cobra, por su significación histórica y el intenso debate social que suscita, el proceso reformista y democratizador que emprendió la II República, así como las reacciones antidemocráticas que se generaron ante su avance y el golpe de Estado que supuso su fin».
También se apunta a que se debe trazar «el análisis de la España actual y de su historia a través de la contextualización histórica de fuentes literarias y artísticas y la investigación sobre el movimiento feminista, para recuperar su presencia en la historia y promover actitudes en defensa de la igualdad efectiva de hombres y mujeres».
Historia de España se imparte de forma obligatoria para todos los alumnos de 2º de Bachillerato con un mínimo de dos horas semanales. En primero se ofrece Historia del Mundo Contemporáneo para los estudiantes de la modalidad de Humanidades y Ciencias Sociales.