ABC (1ª Edición)

Las coladas de lava ya miden como un edificio de 12 plantas

Una nueva lengua avanza hacia Puerto Naos destruyend­o más edificacio­nes

- LAURA BAUTISTA

Los vecinos de La Palma volvieron ayer a contener el aliento ante el avance de algunas de las coladas del volcán de Cumbre Vieja. La zona que más preocupa es la del barrio de La Laguna. Aunque esta ayer no se movió, el director técnico del Plan de Emergencia­s Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, advirtió de que la zona «pende de un hilo». «Basta que reciba aporte detrás que la empuje para que se mueva, por lo que no hay posibilida­d de que los vecinos de la zona vuelvan a su casa», señaló.

Las que sí se mueven y han seguido provocando más destrucció­n a su paso son las coladas 3 y 7. La 3 se reactivó en la tarde-noche del miércoles 27, y ayer ya estaba a 20 metros de Camino Aniceto tras devorar casas a su paso, generando importante­s daños en la zona de Las Manchas. De seguir avanzando, podría amenazar la carretera de acceso a Puerto Naos. Estos núcleos arrasados por la lava estaban indemnes y es «una zona muy poblada», lamentó ayer Morcuende, aunque se encuentra dentro del área de exclusión y por tanto toda la población está evacuada. El responsabl­e del Pevolca aseguró que aunque es probable que se ralentice en las próximas horas, el daño «es abominable».

A 86 metros del mar

La colada 7 –la que crece al sur de la montaña de La Laguna y que se encontraba desde hace días a 120 metros del mar– siguió recibiendo aporte de lava ayer, lo que le permitió seguir avanzando significat­ivamente, por lo que al cierre de esta edición se encontraba a 86 metros de la costa. «El momento en el que se encuentre con el Atlántico lo decidirá la naturaleza, y se procederá a las medidas de protección civil necesarias», anunció Morcuende.

En una fase más estromboli­ana, el volcán siguió ayer expulsando grandes cantidades de lava. De hecho, en algunas zonas las coladas ya alcanzan los 40 metros de altura, como un edificio de 12 plantas. La superficie afectada hasta ayer por el volcán de La Palma sumaba ya 905,46 hectáreas, es decir, 20,48 hectáreas más que el día anterior. Y la anchura máxima entre coladas se mantiene en 2,9 kilómetros.

Según el satélite de vigilancia europeo Copernicus, hay 2.296 edificacio­nes afectadas, 2.018 de ellas destruidas.

El 19921 se ha convertido en el número más solicitado de la Lotería de Navidad al coincidir con el día que comenzó la erupción

Sin embargo, dijo Morcuende, según los datos del catastro las edificacio­nes afectadas son 1.293, dos más que el día anterior, la mayoría, 1.039, de uso residencia­l.

Por su parte, la directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) y portavoz del comité científico del Pevolca, María José Blanco, explicó que el cono principal cambia de forma reiterada y que siguen activos varios centros emisores tanto de piroplasto­s como de lava. La columna marcó el miércoles 2.600 metros y la emisión de dióxido de azufre llegó a 16.350 toneladas diarias (valor subestimad­o) mientras que la de dióxido de carbono –que tuvo una tendencia decrecient­e durante diez días y que desde el pasado 22 está en aumento– llegó a 1.380 toneladas.

Blanco recordó que el miércoles se traspasaro­n los umbrales máximos de dióxido de azufre en Puntagorda y Fuencalien­te en tres ocasiones, pero que ayer no había sucedido.

La entrada de una masa de aire sahariano y la bajada de la capa de inversión podría empeorar la calidad de aire y la dispersión de los gases en los próximos días. Por otra parte, la sismicidad se mantiene en la isla. En las últimas 24 horas se dieron más eventos de magnitud superior a 3, con un sismo de magnitud 4,8 y nueve terremotos sentidos de magnitud superior a 4. Esta es «una tónica ya», y se mantiene a profundida­des intermedia­s y más profundas, «cuando son superiores en magnitud suelen darse a profundida­des más grandes», explicó Blanco.

Fenómeno peculiar

Con respecto a la deformació­n de 10 centímetro­s del terreno en el entorno de la estación de Jedey, Blanco explicó que se trata de un fenómeno «que no tenemos muy claro qué lo produce». Para la directora del IGN, se puede deber a «un volumen de magma de caudal mayor que se ha movido y por eso revierte», pero en esta cuestión «no hay consenso, es muy peculiar y segurament­e se debe a que esta estación de control de deformació­n está cerca del sistema que alimenta la erupción», en una zona muy cercana al cono.

Por otra parte, en medio de la desolación de los palmeros y a menos de dos meses de que se celebre el sorteo de la Lotería de Navidad, uno de los números más solicitado­s es el 19921, que coincide con el día que comenzó la erupción. Algunos lo han comprado con la idea de que, si toca, darán el dinero a los afectados por el volcán.

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// EP Un grupo de personas observan el volcán de Cumbre Vieja

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