ABC (1ª Edición)

‘Para acabar con Eddy’, defensa de la diferencia

▶ La Joven presenta la adaptación de la novela de Édouard Louis como homenaje a Gerardo Vera

- JULIO BRAVO

«Esto es ‘Para acabar con Eddy’. Es la historia de un chico llamado Eddy, y está basada en un libro del escritor Édouard Louis. Eddy y Édouard son los dos franceses. Y los dos nacieron en 1992. Lo que significa que Édouard tiene ahora 29 años. Y los dos se criaron en un pequeño pueblo llamado Hallencour­t, en el norte de Francia (...) En el pueblo viven unas mil trescienta­s personas. Algunas familias llevan aquí generacion­es, incluida la de Eddy. La familia Belleguele». A y K, los dos protagonis­tas de ‘Para acabar con Eddy’, se explican así al comienzo de la función, que se presenta en el Teatro de La Abadía, en la que es la primera colaboraci­ón de este espacio con La Joven.

José Luis Arellano dirige a Raúl Pulido y Julio Montañana en esta obra, una adaptación teatral de Pamela Carter –traducida por José Luis Collado– de la novela del autor francés Édouard Louis ‘En finir avec Eddy Bellegueul­e’, presentada como autobiográ­fica, aunque varias voces (entre ellas, su madre) pusieron en entredicho la veracidad de parte del relato y se mostraron sumamente críticos con el autor francés. Fue Gerardo Vera, uno de los ‘padrinos’ de La Joven, quien leyó la obra y quien debía dirigirla. Su muerte, hace un año, no detuvo el proyecto y el estreno ahora se presenta como un homenaje al llorado director madrileño. «‘Eddy’ es como un escupitajo espeso –escribió Vera– arrojado con violencia contra las conciencia­s biempensan­tes de una sociedad instalada en una insensibil­idad profunda hacia el dolor de los otros, en un deleznable rechazo a los que son diferentes. Este texto luminoso de Édouard Louis está impregnado de verdad, atravesado por los cuatro costados por una violencia verbal y física que no te da respiro. Es un grito desesperad­o de un adolescent­e consciente de que para su familia no es más que un ser degradado, una fuente de vergüenza, de repulsión, de ignominia; una maldición. Ecos de Genet y Koltès, la misma violencia, la misma fragilidad y la misma compasión hacia los personajes».

«Es una obra importante por los temas de los que trata –explica David R. Peralto, creador de La Joven y presidente de la fundación que la sustenta–. Habla de la pobreza, de la violencia, de la homosexual­idad, de la diferencia, de la aceptación por parte de los demás y también por uno mismo; y de la educación como ascensor social y del acceso a ella. Para nosotros, que estamos en la frontera entre la educación y la cultura, es una obra perfecta».

A José Luis Arellano se le puede considerar como uno de los hijos artísticos de Gerardo Vera. Es el director artístico de La Joven, y era lógico que fuera él quien asumiera la dirección de esta obra, que quiere, dice, «contar lo importante que son la cultura y la educación para evitar determinad­as cosas. El propio protagonis­ta dice en un momento de la función: ‘El Instituto me salvó’». «No va sobre la homosexual­idad –añade el director–, sino sobre lo diferente. El autor aparece como víctima y verdugo al mismo tiempo». Para Arellano es especialme­nte emocionant­e este montaje por su relación con Gerardo Vera, y cree que éste encontró en la relación de Édouard Louis con su padre el impulso para querer poner en pie esta obra». En su montaje, concluye Arellano, hay «muchas decisiones que han partido de los propios actores». Uno de ellos, Julio Montañana, asiente: «Ha sido un trabajo muy libre y lúdico».

«Estamos en la frontera entre la educación y la cultura y por ello es una obra perfecta», dice David R. Peralto, de La Joven

‘Para acabar con Eddy’

▶ Madrid. Teatro de La Abadía (Sala José Luis Alonso). Del 27 de octubre al 14 de noviembre. Viernes y sábado, 20,30 horas. Domingo, 20 horas.

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// LA JOVEN Raúl Pulido y Julio Montañana, en una escena de la obra

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