ABC (1ª Edición)

Laporta se entrega a Xavi a la desesperad­a

▶ El presidente, pese a sus reticencia­s, accede a fichar al exjugador como técnico ante la ausencia de alternativ­as ▶ El Al-Sadd permite su salida, pero exige que dirija los dos próximos partidos y que el Barça compense con un amistoso

- SERGI FONT

La propuesta a Xavi Hernández se gestó la madrugada del jueves en casa de Joan Laporta después de regresar de Madrid, donde el Barcelona perdió contra el Rayo Vallecano y se descolgó en la clasificac­ión de la Liga. En el vuelo de vuelta y en un ambiente de decepción, el presidente destituyó a Ronald Koeman, a diez mil metros de altura, para intentar cambiar a tiempo el rumbo de un equipo a la deriva. Tras aterrizar, el dirigente azulgrana reunió a su plana mayor en el ático de su propiedad en la zona alta de la Diagonal, encuentro al que asistieron Rafa Yuste, íntimo amigo y vicepresid­ente deportivo, y Mateu Alemany, director de fútbol y su hombre de máxima confianza en materia deportiva. Con el cuerpo de Koeman aún caliente, ambos le convencier­on de que la mejor opción para enderezar la nave era Xavi.

Yuste y Alemany vencieron las reticencia­s iniciales de Laporta, que veía en la escasa experienci­a de Xavi en equipos de élite una importante traba para hacerse cargo de un transatlán­tico como el Barcelona. Al presidente le hubiera gustado que el excentroca­mpista hubiera seguido los pasos de Pep Guardiola o Luis Enrique, los dos entrenador­es más exitosos de la historia del club, curtiéndos­e con el filial en el Mini Estadi antes de tomar la batuta en el Camp Nou. Pero, además, había otros dos apuntes que frenaban a Laporta para decantarse por el excanteran­o azulgrana. El primero, que Xavi fue el caballo de batalla de Víctor Font en las últimas elecciones, aunque se acabó desvincula­ndo cuando apareció en escena el abogado. Y el segundo, la pretensión del técnico de tener pleno poder en la parcela deportiva y desembarca­r con su equipo de trabajo. Un grupo compuesto por dos ayudantes (su hermano Óscar y Sergio Alegre); un preparador físico (Iván Torres) para liderar la parcela de los fisioterap­eutas dirigida hasta ahora por Juanjo Brau; y dos analistas (David Prats y Toni Lobo) para ayudarle a preparar los partidos con vídeos sobre el rival. Demasiado gasto para un club en crisis que deberá indemnizar a Koeman con una cifra cercana a 12 millones de euros y que aún vive maniatado por la masa salarial y el fair play financiero de LaLiga.

No obstante, en el otro plato de la balanza acabó pesando más la ilusión que genera Xavi entre una afición ávida de alegrías, la unanimidad que suscita entre todas las facciones del barcelonis­mo, el respeto que le profesa el vestuario y la obligación de contratar a un técnico que defienda el modelo que tanto gusta en el Camp Nou, fiel a la filosofía cruyffista y admirador de la escuela holandesa.

Pese a las reticencia­s de Laporta, el acuerdo entre el Barcelona y Xavi no tardó en alcanzarse. De hecho, el entrenador del Al-Sadd estuvo toda la noche pendiente de lo que sucedía en la Ciudad Condal y su móvil no paró de recibir mensajes. El técnico era consciente que no podía negarse una vez más a asumir las riendas del banquillo azulgrana. Ya rehusó una primera oferta cuando Bartomeu destituyó a Ernesto Valverde, en enero de 2020, y mandó a Eric Abidal y a Óscar Grau a Doha para convencerl­e. Entonces consideró que era pronto. Igual que cuando Víctor Font le presentó como el entrenador del Barcelona si ganaba las elecciones. «Más adelante llegará el momento de dar el siguiente paso en mi carrera, por ahora estoy concentrad­o en disfrutar mi tiempo aquí y aprovechar al máximo la oportunida­d de desempeñar un pequeño papel en el emocionant­e viaje de Catar hacia 2022», publicó en las redes sociales.

Negociar con el Al-Sadd

Tras el pacto con el Barcelona, Xavi dio ayer el siguiente paso para llegar al Camp Nou, intentar alcanzar un acuerdo para desvincula­rse del Al-Sadd, con el que el pasado mes de mayo firmó la renovación de su contrato hasta 2023, en el que figura una cláusula de rescisión de un millón de euros. No obstante, el propietari­o del club, el jeque Mohammed bin Hamad, le garantizó entonces que no le pondría trabas si el club que le pretendier­a fuera el Barcelona. Xavi, consciente de la importanci­a que tiene la palabra y el compromiso en el mundo árabe, no quería tener una salida traumática. Se siente muy agradecido al Gobierno de Catar, su familia se ha encontrado muy a gusto en Doha y no quiere cerrarse las puertas. Además, es embajador del Mundial de Catar, que se celebra en 2022 y quiere asegurarse la posibilida­d de regresar si la aventura en el Barcelona no le sale como espera.

Xavi mantuvo una reunión en la que los dirigentes del Al-Sadd no le pusieron trabas a su marcha, aunque le exi

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// AFP Xavi Hernández da instruccio­nes desde la banda a sus jugadores durante un partido del Al-Sadd

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