La Real se aferra al liderato
► Isak y Elustondo regalan la victoria a los donostiarras ante un Celta que mereció más
La Real continúa aupada al liderato tras ganar, no sin sufrimiento, al Celta de Vigo a domicilio. Isak, de rebote, y Elustondo, con la testa, sellaron el triunfo de los donostiarras.
Tarde de lluvia y viento en Vigo. Tarde, pues, idílica para jugar al fútbol en el norte de España. Ambos equipos, acostumbrados desde la cuna a esta climatología, aprovecharon la rapidez que proyecta a la bola un césped empapado para regalar al espectador un bonito partido de ida y vuelta en el que no faltó de nada.
Pese a que el viejo Balaídos mostraba demasiadas mellas, el Celta saltó al verde envalentonado. Quizá influyera en ese estado de ánimo la balsámica victoria en Getafe. Sea como fuere, los primeros minutos del encuentro mostraron al mejor cuadro vigués de la temporada; un equipo propositivo perfectamente guiado por la brújula de Fran Beltrán; profundo gracias a las incorporaciones de Galán y Mallo; y picante arriba debido a la calidad de Brais, la chispa juvenil de Mina y la experiencia del incombustible Aspas. Asimismo, el dominio celeste fue acompañado con ocasiones: primero fue Nolito, con un disparo de rosca que lamió el poste izquierdo de Ryan. Acto seguido, en el minuto 5, Mallo puso un preciso balón raso al corazón del área que Denis estrelló en el pecho del meta australiano. Un milagro había evitado el 0-1.
Ante tal partitura, la Real, atónita, tardó diez minutos en entrar en el encuentro. Pero es un equipo con tanta pólvora en su ataque que con dos zarpazos, dos ocasiones que rozaron el gol producidas por Isak y Januzaj, enchufaron a su equipo al choque. A partir del primer cuarto de hora, el partido entró en un divertido intercambio de golpes que no cesó hasta el descanso. A falta de goles, el primer tiempo dejó su guinda al filo del pitido final con una doble ocasión de Denis y Mina, que el mejor hombre del partido, Matthew Ryan, en su segunda titularidad en Liga, volvió a detener con estética y suficiencia. Ciertamente, la jugada es digna de verse repetida una y otra vez en televisión.
Con el susto en el cuerpo, pero con los deberes aprendidos, los de Imanol encararon la segunda mitad con otra mentalidad. La estrategia era clara: buscar entre líneas a David Silva, el hombre más clarividente ayer en el ataque visitante. Merino y Zubimendi comenzaron a encontrar al canario y el run run empezó a oírse en Balaídos. Sin embargo, la actitud del Celta no cesó: siguió presionando la salida posicional del líder y generando peligro sobre la meta vasca. Sin embargo, cuando más apretaban los de Coudet, la Real salió poderosa al contragolpe al galope de Portu, que filtró un bello balón a Januzaj y este, solo ante Dituro, erró el mano a mano. Pero el rebote cayó en los pies de Isak, que sin inmutarse anotó el 0-1 a placer. Tercer gol consecutivo del nórdico en la Liga.
El Celta merecía más, pero así de cruel es el fútbol. Contra las cuerdas ante una inminente nueva derrota en casa (la quinta en seis partidos), Coudet inundó el campo de atacantes. Entró Cervi, Galhardo y Solari, pero Ryan estaba en modo estelar. Solo Brais Méndez consiguió superar al portero australiano en el mano a mano. Sin embargo, el gallego lo hizo en un claro fuera de juego que el VAR ratificó.
Los minutos pasaban y la Real aguantaba atrás incómoda. Hasta que, como un equipo grande, asestó el golpe definitivo para llevarse los tres puntos y mantener el liderato una jornada más. El encargado de hacer el segundo fue el capitán Elustondo (como acostumbra, de cabeza tras un gran servicio de esquina del joven Turrientes). Los donostiarras vencieron con tablas en un feudo dificilísimo, suman diez jornadas sin perder en Liga y lideran la clasificación en solitario. El cielo es el techo de este gran equipo.
Matthew Ryan, habitual guardameta suplente, salvó a los donostiarras con varias intervenciones trascendentales