La respuesta masculina

Yo no soy ni el amigo, ni la niñera, ni la madre de Maria. Soy su padre

JOE Lonsdale, fundador de Palantir Technologies, ha dicho que la respuesta masculina correcta a la paternidad no es tomarse seis meses de baja sino trabajar más duro para brindarle a tu hijo un futuro mejor. Yo soy el padre más presente de España y he cambiado más pañales y he dado más biberones que cualquiera de las feministas que tanto se dedican a insultarme. Pero efectivamente mi respuesta al nacimiento de Maria no fue dejar de trabajar sino escribir más y mejor. No se hace de padre, se es padre. Y yo siempre he escrito y siempre he sido el padre de mi hija. Hay demasiada afectación, demasiados quejicas. Falta virilidad. Un padre no es una madre. Los roles existen y son distintos. Yo no soy ni el amigo, ni la niñera, ni la madre de Maria. Soy su padre. Y si mi manera de ser su padre estuviera en conflicto con mi otra manera de ser yo –es decir, de escribir– no sería un buen escritor, ni un buen padre. Felipe González, sobre las puertas giratorias, dice que uno que sólo sirve para ser el alcalde de su pueblo, probablemente no sirva ni para ser el alcalde de su pueblo. Del mismo modo, cuando Maria nació, nunca dejé de ir a los restaurantes y más bien la llevaba conmigo, y desde que tuvo uso de razón la eduqué para que supiera comportarse en una mesa, y ahora disfrutamos juntos de los mejores restaurantes del mundo. Una respuesta poco masculina, por decirlo en los términos de Lonsdale, o de padre demediado, por decirlo en los míos, habría sido quedarme en casa jugando a cocinitas, ‘haciendo de’ su padre en lugar de serlo. Yo soy tu padre, Maria. Tu primera y última línea de defensa. Tu principalísimo aliado, tu sistema de fascinaciones, el que no te deja pasar ni una y el que te enseña los milagros y las maravillas para que sepas por qué merece la pena esforzarse. Los que se toman seis meses de vacaciones cuando su hijo nace se acaban tomando –creedme– temporadas mucho más largas de dejación como padres. Al final es siempre una cuestión de actitud y no se puede ser un buen padre sin ser un hombre, ni ser un hombre sin trabajar hasta el último suspiro del día. Y luego ponte este vestido, Maria, que tu padre te invita a cenar.

«Es que mañana tiene que madrugar para ir al colegio». Calla, burro.