Los hogares no se creen el fuerte rebote que vende el Gobierno
El PIB apenas creció un 2% en el tercer trimestre por el desplome del consumo durante el verano Este tibio crecimiento hace imposible lograr el 6,5% anual que espera el Ejecutivo y desbarata los Presupuestos
Amedida que pasan las semanas se hace más imposible que el Gobierno cumpla su previsión de crecimiento del 6,5% en 2021. Ayer, el Instituto Nacional de Estadística (INE) asestó otra estocada al Ejecutivo; esta vez, por el dato del tercer trimestre. La recuperación no lleva la velocidad esperada, con el consumo de los hogares al ralentí y sin perspectivas reales de que el último tramo del año solucione la papeleta a La Moncloa.
Estadística avanzó que la economía había crecido un 2% intertrimestral entre julio y septiembre. Un dato que sin contexto puede entenderse como un crecimiento muy robusto; en condiciones normales se saldría de la gráfica habitual, pero el escenario del Covid lo cambia todo.
El Gobierno y las casas de análisis auguraban, según las fuentes consultadas, un alza de más del 3% para el tercer trimestre que no se ha cumplido. El mundo económico entendía que tras el varapalo sufrido entre abril y junio por la revisión que hizo el INE, el crecimiento se habría trasladado al verano. La institución rebajó del 2,8% a menos del 1,1% el crecimiento de ese periodo y todo hacía indicar un trasvase del rebote al siguiente trimestre y al último.
Por ello precisamente el Ejecutivo se enrocó en no revisar su cuadro macroeconómico y que ahora queda invalidado, al igual que el escenario sobre el que se asientan los Presupuestos de 2022 ya que el 6,5% esperado de alza en 2021 sirve como base. Desde la CEOE, por ejemplo, señalan que para alcanzar el 5% de crecimiento este año, el PIB en el cuarto trimestre debería crecer un 3,5% trimestral, por encima del segundo y tercer trimestre juntos; lo cual da buena cuenta de que el objetivo gubernamental es una quimera. Y no es solo la patronal la que apuesta a que ni hablar siquiera de un 5,5% en el ejercicio, sino que fuentes financieras también desmontan esa posibilidad. Asimismo, estas mismas fuentes tienen muy en cuenta para vaticinar el fracaso de la estimación el hecho de que el cuarto trimestre apenas impacta en el dato anual, sino que suele servir más como palanca de cara al año siguiente.
Decepción del consumo
Así las cosas, la gran sorpresa en la estadística del tercer trimestre han sido los hogares. Por el mal comportamiento de su consumo. El gasto de las familias, que teóricamente acumulan una gran bolsa de ahorro derivada de la pandemia que está aún por liberar, cayó un 0,5% intertrimestral, empujando a la baja el dato del gasto en consumo final hasta una tasa negativa del 0,3%. En términos interanuales, el gasto de los hogares experimentó un crecimiento del 1,1%, pero supone 22,3 puntos menos que en el trimestre pasado.
El frenazo en el consumo está detrás, principalmente, de que no se hayan cumplido las expectativas. Y esto llama la atención que haya ocurrido durante un verano ya con restricciones mucho más laxas que en meses anteriores y con la ‘vigorosa’ recuperación en marcha como vende el Gobierno. Gonzalo García Andrés, secretario de Estado de Economía, obvió la decepción que el dato supone frente a lo que se esperaba para resaltar que el rebote se está acelerando, con una gran «calidad» en la composición del crecimiento.
Los empresarios tienen una visión muy distinta a la del Ejecutivo. Desde la CEOE señalaron ayer que los niveles precrisis tardarán más en alcanzarse, pudiendo retrasarse a 2023, a la vista de los datos del segundo y tercer trimestre. Advirtieron del enfriamiento de la recuperación y de que cumplir con el 6,5% estimado por el Gobierno será imposible. Más allá de ello, la patronal dijo que es «fundamental que no se implementen medidas que desincentiven el crecimiento económico, ya que su mero anuncio afecta negativamente a las expectativas de todos los agentes».
Lorenzo Amor, presidente de ATA, comentó que la recuperación no se está percibiendo en multitud de negocios. «Esto va más lento del optimismo de algunos. Se hace necesario revisar unos Presupuestos que tienen unos parámetros erróneos», señaló a través de su cuenta de Twitter.
En cuanto a las exportaciones, por su parte, crecieron un 6,4% entre el segundo y el tercer trimestre, mientras que la formación bruta de capital rebotó un 2%. Las exportaciones de bie
nes y servicios presentan una variación interanual del 13,7% respecto al tercer trimestre de 2020, lo que supone 25,2 puntos menos que en el trimestre anterior.
Asimismo, en la comparativa internacional España tampoco sale bien parada. Solo un 2% de crecimiento, frente al 2,1% de la UE, el 2,2% de la zona euro, el 2,6% de Italia, el 2,9% de Portugal y el 3% de Francia. Entre las grandes economías, solo Alemania queda por debajo con un 1,8%.
Preocupaciones extra
Fuentes financieras destacan que uno de los grandes retos de la economía española será cómo hacer frente a la inflación. Hay quien en organismos oficiales está bastante preocupado por el alza de los precios, que llegó al 5,5% en el índice avanzado de octubre. Y se trata de una preocupación compartida también en el Gobierno.
El secretario de Estado de Economía reconoció que el último tramo del año estará marcado por los cuellos de botella de la oferta, el incremento del precio de la energía y su efecto en la inflación. La esperanza del Gobierno y los analistas es que el IPC actual, que podría persistir en niveles anormalmente altos también en 2022, no tenga efecto en los salarios y los costes de bienes y servicios, para evitar una espiral inflacionista.
Sin embargo, fuentes financieras dan por descontado que algo terminará por llegar a estos dos aspectos. Algo del alza se asumiría en salarios y otro tanto en precio de los productos.