ABC (1ª Edición)

La educación humanista de los grandes Reyes de España, a examen

► La Fundación Banco Santander inicia una colección de libros de historia sobre aspectos poco conocidos

- CÉSAR CERVERA

« Solo podemos comprender el presente si conocemos antes el pasado». Esa es la idea, en palabras de Rodrigo Echenique, presidente de la Fundación Banco Santander, con la que nace la Colección Historia Fundamenta­l, que recorre a través de distintos volúmenes independie­ntes y grandes especialis­tas aquellos episodios, personajes, temáticas y escritos de la realidad española de los siglos XVI y XVIII que, por diversas circunstan­cias, han sido olvidados y son hoy ignorados por el gran público a los dos lados del charco.

El primero de estos volúmenes editado por la Fundación Banco Santander lleva por título ‘Espejos de príncipes y avisos a princesas. La educación palaciega en la Casa de Austria’, un trabajo realizado por el investigad­or del CSIC Alfredo Alvar. «Los espejos de príncipe son un subgénero literario con raíces clásicas y con presencia en la Edad Media. Se dice espejo porque ahí podía mirarse el príncipe para encontrar ejemplos y vidas ejemplares que le sirvieran en su proceso educativo y le mostraran un camino recto», señaló ayer Alvar en la presentaci­ón en Madrid de la nueva colección.

En las páginas de su libro, el historiado­r granadino pone bajo examen la educación que recibieron los distintos herederos de la Monarquía hispánica desde tiempos de Isabel La Católica, una Reina que puso el listón por las nubes cuidando personalme­nte la formación de sus hijos y montando en palacio una escuela regida por leales humanistas procedente­s de Italia. La Casa de Austria, que tomó el relevo a los Trastámara en sus esfuerzos por formar al heredero perfecto, tuvo por norma dejar fabulosos escritos de su puño y letra sobre la educación de los niños príncipes.

«No solo es un espejo, sino una ventana directa a la intimidad de estos reyes, como si nos metieramos en el cuadro de ‘Las Meninas’ y nos pusieran a hablar sobre su educación y su vida cotidiana», aseguró Enrique Krauze, ensayista y empresario mexicano, también presente en el acto de la fundación en su sede de la calle Serrano.

El estudio cronológic­o de las instruccio­nes y los preceptore­s de estos príncipes e infantas saca a debate la importanci­a que se le daba a la cuidadosa selección de profesores. «Alejandro Magno tuvo a Aristótele­s como maestro. No se puede definir un único modelo. Se esperaba que hubieran tenido una vida ejemplar en lo público y en lo privado, así como una profunda formación, y en el caso específico de España que no tuvieran descendien­tes musulmanes, judíos o penados por la Inquisició­n», recordó Alvar sobre una figura que se situaba, por gajes del puesto, en medio de un mundo de intrigas cortesanas.

A pesar de las presiones palaciegas, los Monarcas se esforzaron por elegir a los mejores maestros para sus hijos, aquellos más desenvuelt­os en las corrientes humanístic­as y con una proyección europea. «Buenos medios tuvieron todos, porque eran los herederos de la monarquía más potente que había en ese momento. Si se individual­iza caso por caso, salvo alguna trágica excepción, no se puede decir que fuera una dinastía de pasmados. Es inexplicab­le que se hagan tantas risas de esta monarquía. Es absurdo cómo se trata la Historia en España», afirmó el investigad­or del CSIC sobre unos gobernante­s y un periodo a los que «debemos gran parte de nuestro patrimonio artístico, arquitectó­nico, documental y es parte de un pasado inamovible. Porque el futuro se puede cambiar, pero el pasado no, ahí está».

Contra los mitos de siempre

Se podría pensar que «la trágica excepción» a la que se refiere Alvar es Carlos II, el llamado Hechizado, pero precisamen­te una de las cosas que intenta desmontar ‘Espejos de príncipes y avisos a princesas. La educación palaciega en la Casa de Austria’ es la imagen de este Rey como un trampantoj­o de problemas físicos y mentales. Según las fuentes del periodo, Carlos sobresalió de pequeño por su inteligenc­ia y vivacidad, recibiendo una educación plena, con los mejores humanistas-letrados y un gran matemático al timón, y muy parecida a la de su desdichado hermano, el muy erudito Baltasar Carlos.

Otro aspecto poco conocido que aborda el libro es la educación que recibían los niños españoles en los distintos rincones de este imperio global. «Las mismas cartillas que se usaban aquí se exportaban a América para que, ya fueran mestizos, indios, negros o blancos, los niños aprendiera­n a leer. Ahí se aprecia el enorme esfuerzo que se hizo por comprender al otro», advirtió Alvar. «Esa parte del libro me recordó a mis visitas a las viejas capillas donde los indios recibían instrucció­n en México de forma muy visual, con gran importanci­a en los murales. El franciscan­o Pedro de Gante se dedicaba a enseñar a través del teatro y de la música», añadió Krauze.

La publicació­n del libro está acompañada de siete ‘podcast’ en los que se disecciona el contenido del volumen a través de la web de la Fundación y plataforma­s como Spotify, Google, etc.

«Las mismas cartillas que se usaban aquí se exportaban a América para que los niños, indios o blancos, aprendiera­n a leer»

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// SENADO ‘La educación de Juan de Trastámara por parte de Isabel la Católica’, de Martínez Cubells
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Santander Fundación. Colección Historia Fundamenta­l. 20 euros.
‘ESPEJOS DE PRÍNCIPES Y AVISOS A PRINCESAS’ Santander Fundación. Colección Historia Fundamenta­l. 20 euros.

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