«Roma lidió con identidades múltiples, ¿por qué nosotros no?»
► Catedrática en la Universidad de Cambridge, visita España para hablar de su libro ‘Doce Césares’ y pronunciar una conferencia en el Museo del Prado
Mary Beard viste un abrigo negro con estampados, también luce la melena color plata, brillante e incontrolable como su risa y su ingenio. Son las tres de la tarde en el museo del Prado. Hay bullicio y jaleo. La historiadora británica ha venido a Madrid para hablar de tiranos, tema al que dedica su más reciente libro, ‘Doce Césares. La representación del poder desde el mundo antiguo hasta la actualidad’ (Crítica).
En las páginas de este libro, la historiadora se pregunta cómo es el rostro del poder y lo hace a través de las representaciones de los gobernantes desde la antigua Roma imperial hasta nuestros días. El punto de partida serán los doce Césares, desde el despiadado Julio César hasta el cruel Domiciano. Efigies, perfiles, monedas, bustos y estatuas como canon del arte clásico y representación por antonomasia del poder.
Catedrática de Historia Antigua de la Universidad de Cambridge, Mary Beard se ha convertido en la principal divulgadora del mundo romano en el Reino Unido. Su libro ‘SPQR’, una historia de Roma desde su nacimiento hasta el edicto de Caracalla, la convirtió en una de las autoras más leídas y seguidas. Su serie sobre Pompeya para la BBC fue vista por cuatro millones de personas. Pero a ésa siguieron otras más: ‘Conoce a los romanos con Mary Beard’ (2012) o ‘Pompeya: nuevos secretos revelados por Mary Beard’ (2016).
El éxito ha sido tan potente como las reacciones en contra. Mary Beard está por encima de algunas cosas, incluso de los linchamientos 2.0. Su blog (A Don’s Life), así como sus trabajos sobre cultura clásica en ‘Times Literary Supplement’, así como sus vídeos, conferencias y opiniones la han convertido en una de las mayores divulgadoras. Por eso la británica piensa que hay algo más interesante que hacer con las estatuas además de derribarlas. —Monedas, bustos, estatuas. Los romanos inventaron la propaganda, ¿en qué se parecen y en qué se diferencian los Césares de Suetonio con respecto a los Césares actuales? —Los Césares inventaron la propaganda política, que sigue obrando su efecto a lo largo del tiempo. Crearon un patrón para el futuro que forma parte de nuestro patrimonio. Las representaciones de poder ocurrieron de forma similar en el renacimiento europeo como en los siglos XVIII y XIX. Fueron ellos quienes nos acostumbraron al perfil o la cabeza de un rey, un príncipe o un emperador. Nos parece normal ahora, entonces no lo era. —Julio César, Vitelio o Calígula, todos ellos tenían en común el exceso: la gula, la lujuria, la satrapía… —Pero cada uno tenía una característica singular. Tendemos a tener una visión estandarizada de ellos. Sí, claro, eran tipos terribles legitimándose en el poder, pero cada uno fue terrible a su manera, hasta el punto de que hoy Nerón sigue siendo una figura actual de la destrucción. —¿Alguno de aquellos Césares comparte desmanes con los actuales?
—Los Césares eran autoritarios y corruptos, también glotones, déspotas y hedonistas. Pero tenían algo más que hacer que solo promocionar su trabajo. La imagen que ellos nos han dejado nos permite hacernos preguntas sobre lo que el poder supone. Entonces era un imperio, más adelante una monarquía. ¿Hasta qué punto nuestra idea del poder proviene de las mismas preguntas que ellos se hicieron?
—Si las guerras de Galia forjaron la épica de Julio César y Trafalgar hizo de Nelson un héroe, ¿cómo podemos enunciar históricamente el Brexit? —El Brexit no tiene nada de épico ni mucho menos tiene que ver con Trafalgar ni con Julio César. Ninguna de esas cosas fueron algo épico. Si quiere que hable de Brexit, le diré que es un error como las Galias un genocidio. —Usted dice que los romanos fueron los primeros en desarrollar un pensamiento global. La eclosión de los nacionalismos indica lo contrario. ¿Qué ha pasado?
—Los romanos tuvieron un pensamiento moderno que ha influido a lo largo de toda la historia. Me gustaría tener una respuesta sobre por qué parece que retrocedemos en esto del pensamiento global. Realmente me gustaría, pero no la tengo. Lo que sí creo que puedo hacer es plantear algunas preguntas al respecto. Lo he dicho antes,