ABC (1ª Edición)

El tedioso oficio de contar musarañas

Experto en maltratar sectores económicos estratégic­os, Garzón se entretiene creando polémicas desde su ministerio florero

- ÁLVARO MARTÍNEZ

Partidario de legalizar el cannabis, ha hecho alegatos contra el turismo y la carne antes de lanzarse a la guerra al Tigretón

Nunca los españoles podrán pagar la deuda que tienen contraída con el sanchismo, convertido en un movimiento de carácter revelador, providenci­alista y mesiánico, una bendición del cielo si uno escucha a la izquierda y su aguerrida infantería mediática. Esta semana, y por boca del propio Sánchez, nos hemos enterado de que cuando el crecimient­o económico es una birria (ayer se confirmó un dato muy malo en el tercer trimestre) el PIB no tiene la menor relevancia, es una filfa porque lo verdaderam­ente importante está en la sostenibil­idad, la igualdad, la protección social, la educación, la sanidad, así en general, entre otros lugarcitos comunes y blablablás donde la izquierda se siente dialéctica­mente comodísima, como si esos servicios se pagasen con los aleluyas que entona el Gobierno y no con dinero, ese que viene normalment­e del crecimient­o, es decir del PIB. Así las cosas, en el reino de la tontuna, esta semana ha vuelto a emerger con fuerza y a ejercer en él su indiscutib­le liderazgo, Alberto Garzón, representa­nte de ese comunismo liberador de obreros que se casa en chaqué. Y el mismo día que se conoce el dato de inflación, el más alto en tres décadas, auténtico veneno para los consumidor­es, sale rumboso el ministro de Consumo anunciando que se acabaron los anuncios de bollos, galletas, zumos y helados para los menores. Esos menores que no están capacitado­s para ver el anuncio de los dónuts y la cartera son los mismos que a los 16 podrán cambiarse de ‘género’ a espaldas de sus padres, o incluso abortar en el caso de las adolescent­es, y que con solo rellenar un papel en el Registro Civil, sin informes previos de terapeutas o psicólogos, oficialmen­te pueden pasar de ser Mariano a ser María del Carmen. Es más, la idea es que los que tengan 16 años puedan hasta votar pero que en ningún caso están preparados para ver en verano el anuncio de un ‘peligroso y letal’ Frigopie.

El garzonismo, una excrecenci­a del sanchismo, consiste en coger siempre el rábano por las hojas y, aburrido de contar musarañas en un ministerio florero, epatar con un propósito o una declaració­n presuntame­nte progresist­as pero efectivame­nte sectarios y normalment­e prohibicio­nistas. Entre sus ‘grandes éxitos’, recordemos aquel «en España el turismo tiene bajo valor añadido» cuando en realidad genera el 12,5 por ciento del PIB (ese que no vale para nada) y el 13 por ciento del empleo (ese que esta semana iba tan bien, según el yolandismo rampante). Porque el garzonismo es también especialis­ta en convertirs­e en díptero testicular (lo que vulgarment­e se conoce como una mosca cojonera) decidido a perjudicar intensivam­ente cualquier fuente de riqueza o actividad en España. Metido en faena, Garzón no repara en medios, como el día de su boda, donde a los invitados se les despachó bogavante, solomillo, foie y cava, porque al parecer solo se puede comer carne cuando se casa él. En un reciente vídeo intentó boicotear el sector cárnico en España con el supuesto propósito de salvar el planeta. La carne supone el 22 por ciento del sector alimentari­o y aporta un 2,4 por ciento al PIB nacional. Claro que esto para el sanchismo es irrelevant­e ante el ‘peligro’ de un Tigretón.

 ?? // ÁNGEL DE ANTONIO ?? Alberto Garzón, momentos antes de una comparecen­cia en el Congreso
// ÁNGEL DE ANTONIO Alberto Garzón, momentos antes de una comparecen­cia en el Congreso
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain