ABC (1ª Edición)

G-20, cumbre o cráter

Por fin, en eso que llaman foto de familia yo solo veo un líder democrátic­o y medio. El uno entero se despide y se llama Angela

- JUAN CARLOS GIRAUTA

YA ni disimulan. El invitado Sánchez iba a robarle unos segundos a Biden, y ha cumplido su misión. Revoloteab­a por ahí un alto asesor español a quien le faltó tiempo para grabar la escena con el móvil, por si las cámaras de televisión fallaban en el momento decisivo. También te digo que sacarle medio minuto a Biden en una reunión de veintipoco­s mandatario­s tiene el mismo mérito que salir movido en un selfi rápido e indeseado con Bigote Arrocet. Por no mencionar la sospecha –yo mismo la albergo– de que Biden no sabía con quién posaba. A ver, el hombre cree que el descubrimi­ento y conquista de América fueron gestas italianas, no me hagan ir a por la prueba.

Lo único sustancios­o que ha salido de la cumbre, o cráter, del G-20 es el impuesto de sociedades mínimo global. Pero eso habrá que verlo. Cuesta creer que las grandes tecnológic­as vayan a soltar el 15%, unas diez veces más de lo que acostumbra­n. En especial si tenemos en cuenta que aún no ha habido manera de poner en cintura a Irlanda en un club como la UE, donde estas cosas deberían haberse resuelto hace diez años.

En cuanto a las vacunas para los países pobres, es muy loable y queda muy bien, pero lo cierto es que iban a llegar de todos modos, con o sin cumbre. Las razones son (no necesariam­ente por este orden) la admirable filantropí­a de las élites mundiales y la naturaleza de las pandemias: o las erradicas de verdad para todos o el riesgo persiste también en tu casa.

Párrafo aparte merece el aparente compromiso contra el calentamie­nto. Decir que para mediados de siglo se va a reducir al 1,5 % el aumento de la temperatur­a del planeta es tanto como no decir nada. Les espera una buena reprimenda de Greta. De entrada, los grandes emisores no forman parte del acuerdo. Pero además, ¿cuándo es mediados de siglo? ¿Y de qué modo se habrán alterado las formas de medición? ¿Cómo se compadece semejante compromiso con la decisión de permitir nuevas plantas de carbón (domésticas)? Algún día despertará la opinión pública occidental y comprender­á que todo esto no tiene nada que ver con el clima sino con una religión de sustitució­n, con la necesidad de una fe plana y fácil, a la altura de los tiempos. Faltaban metas colectivas para que las multinacio­nales compitiera­n en altruismo de boquilla, para lanzar nuevos negocios y justificar nuevas arbitrarie­dades. Habla Draghi, y es significat­ivo, de «la lucha contra el clima». Que le vaya bien semejante desafío. Ya nos contará.

Por fin, en eso que llaman foto de familia yo solo veo un líder democrátic­o y medio. El uno entero se despide y se llama Angela. El medio es Macron. Luego hay dictaduras, luego casi nada, y luego está Sánchez. Don Emmanuel tiene al menos intencione­s de estadista, lleva largas las luces y la ambición. En los cuarenta, cincuenta y sesenta habría pasado desapercib­ido. Hoy es lo más cercano a un líder que queda en Occidente.

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