De pillo a pillo
La pantomima sirve para contentar a sus huestes y, sobre todo, para justificar las concesiones que se hacen a los chantajistas
LLEVÁBAMOS semanas de amenazas, exigencias y denuncias entre ellos, como si en vez de aliados fuesen enemigos a muerte. Me refiero el forcejeo entre el Gobierno y los dos socios nacionalistas más fuertes, ERC y PNV, personificado en las vicepresidentas primera y segunda, Nadia Calviño y Yolanda Díaz. Esquerra presentó incluso un ultimátum: no apoyarían los Presupuestos si al referéndum de autodeterminación y a la amnistía de sus líderes condenados no se añadía un impulso al catalán en la ley de telecomunicaciones, mientras el PNV apretaba las clavijas en cosas más tangibles como el dinero y el traspaso de competencias. «Ahora mismo votaríamos en contra», llegó a decir Rufíán, con ese aire matonil que se gasta.
El tono de Aitor Esteban, portavoz parlamentario del PNV, fue más bajo pero pronunciado por quien sabe que lo que dice va a misa. En efecto, bastó que Pedro Sánchez tomase las riendas de la negociación para que la gestión del ingreso mínimo vital se transfiriera al País Vasco y los republicanos catalanes se contentasen con las concesiones prometidas a su idioma.
Incluso nos aseguran que en el mayor escollo, la reforma del mercado laboral, han logrado un principio de acuerdo, convirtiendo la «derogación» de la reforma de Rajoy en «modernización», sin dar detalles de en qué consiste.
Tanto o más que chantajear unos a otros, me parece que están riéndose de nosotros. Las amenazas y exigencias son puro teatro ante sus seguidores y el público general. Ni los secesionistas ni la extrema izquierda van a tumbar los Presupuestos del Gobierno Sánchez, porque pondría en peligro su reelección, ni nadie que le sucediera les dará más que él.
La pantomima sirve para contentar a sus huestes y, sobre todo, para justificar las concesiones que se hacen a los chantajistas. Diría incluso que si el presidente les chantajease a ellos, negándose a darles lo que le piden por la poderosa razón de que no tiene poderes para trocear España ni para arruinarla, le apoyarían para que no gobernase el PP, posiblemente con el apoyo de Vox. Que no lo hace se debe a una razón muy triste: porque está de acuerdo con ellos.
Ha sido este un análisis demasiado farragoso, pero muy cerca de la realidad, de la situación que atraviesa España. Me lo hubiera ahorrado de haber ido directo al grano: los Presupuestos de Sánchez, se aprueben o no, con fondos europeos o sin ellos, no van a resolver la situación por algo tan simple como que las cuentas no salen. No va a haber tantos ingresos, y los gastos serán mucho mayores de los previstos. Se lo ha dicho desde el gobernador del Banco de España hasta la mayoría de los expertos. Lo malo es que la cuenta, como la de Zapatero, la pagaremos nosotros.