La revolución de los xenotrasplantes empieza en una granja de Iowa
► Revivicor, una escisión del laboratorio que creó la oveja ‘Dolly’, es la compañía que busca ser un vivero de órganos para trasplantes en humanos
«Del cerdo me gusta hasta los andares», reza el dicho español en homenaje al cochino, del que aprovechamos todo, desde las manitas que pringan dedos, pasando por el jamón –rey de nuestra gastronomía–, hasta las orejas asadas que se emparedan en los minutejos castizos. La ciencia, sin embargo, sabe desde hace décadas que el cerdo puede servir para mucho más que alimentar el cuerpo y el alma. También para salvar vidas.
Las válvulas del corazón de los cerdos se utilizan desde hace décadas para implantarse en las de humanos y la heparina, que se utiliza como anticoagulante, se extrae de los intestinos del mismo animal. Hace unas semanas, un experimento en el hospital NYU Langone de Nueva York ha dado un paso más allá en la gran promesa que ofrece el cerdo: utilizar sus órganos para trasplantes en humanos. Un equipo dirigido por el doctor Robert Montgomery unió los vasos sanguíneos de una paciente en estado de muerte cerebral al riñón de un cerdo modificado genéticamente para evitar el rechazo del sistema inmune humano. El órgano funcionó con normalidad durante las 54 horas que estuvo unido al riego de sangre, un hito para el campo de los xenotrasplantes, la utilización de órganos animales en humanos. La escasez de donantes es un problema estructural para los trasplantes. Diecisiete personas mueren cada día en EE.UU. por no encontrar un órgano a tiempo. Doce de ellas, por no tener acceso a un riñón, el órgano más demandado. Los animales, de forma específica, los cerdos, podrían ser una fuente inagotable de órganos.
Esa fuente futura tiene ya un pequeño manantial en Iowa, estado agrícola por excelencia de EE.UU., donde se crean carreras políticas –es el primero en celebrar las primarias– y que no viene a la cabeza cuando se piensa en un lugar que cambiará el futuro de la medicina. Pero en una granja del estado pastan un centenar de cerdos que están en el centro de esa revolución incipiente. Los cría Revivicor, una biotecnológica que forma parte de la historia de la ciencia: se escindió en 2003 de PPL Therapeutics, la compañía británica que creó la célebre oveja ‘Dolly’, el primer animal clonado. Desde 2011 es filial de United Therapeutics, una biotecnológica con sede en Maryland y especializada en el tratamiento de dolencias pulmonares.
El cerdo de Revivicor del que se extrajo el riñón para el experimento en Nueva York contiene una modificación genética para evitar el rechazo del cuerpo humano. Los tejidos del cerdo tienen
Varias compañías en Estados Unidos y China están criando miles de cerdos modificados genéticamente
una molécula de azúcar en la superficie de las células, denominada alfagal, que desapareció del cuerpo humano con la evolución y que provoca ese rechazo. En el caso de las válvulas coronarias de cerdos implantadas hasta ahora en humanos, no tienen ese problema porque se tratan con químicos para acabar con esas células, algo que no se puede hacer en el caso de los órganos.
Carne para alérgicos
En diciembre del año pasado, la Administración de Alimentos y Drogas de EE.UU. (FDA, en sus siglas en inglés) dio su autorización a los cerdos modificados genéticamente de Revivicor para ser usados como alimentos y como fuente potencial de productos biomédicos. Era la primera vez que EE.UU. aprobaba un animal con ingeniería genética para esos dos usos (en 2015, autorizó un salmón modificado genéticamente para su consumo).
La carne de estos cerdos puede ser consumida por personas con síndrome alfa-gal, que se contrae en EE.UU. por la picadura de la garrapata Lone Star, que transmite la molécula alfa-gal y provoca una reacción inmune. Esas
personas experimentan después alergia al consumir carne roja, pero no en el caso de la de animales a los que se haya eliminado esa molécula de forma genética. Otra aplicación en ensayo es la creación de injertos de piel de cerdo para personas con quemaduras y que tienen esa misma reacción alérgica. Lo está haciendo una compañía de Boston, XenoTherapeutics, con cerdos de Revivicor.
Pero la gran esperanza es que algún día se pudieran utilizar los órganos de los cerdos, como ha empezado a ocurrir ahora, para trasplantes humanos.
A comienzos de este año, el consejero delegado de Revivicor, David Ayares, aseguraba en una entrevista con ‘Future Human’ que esperaba que un órgano de los cerdos que cría su empresa se implantara en humanos «en 2021 o 2022». No iba desencaminado, después del experimento de Montgomery de hace un mes. A preguntas de este periódico, el propio Montgomery aseguró que un trasplante total a un humano vivo –en el experimento fue a alguien en muerte cerebral– ocurrirá «en uno o dos años».
Diez modificaciones
Los cerdos criados por Revivicor tienen hasta diez modificaciones genéticas –la eliminación de cuatro genes del animal y la introducción de seis genes humanos– con el objetivo de que sus órganos sean lo más similares posibles a los de los receptores.
Montgomery aseguró la semana pasada que en el caso de su experimento la única modificación genética en el órgano del cerdo fue la que fue aprobada por la FDA hace algo menos de un año, la eliminación de la molécula de azúcar alfa-gal.
A pesar de lo prometedor de los avances, queda mucho por saber sobre la viabilidad de los órganos de animales en el cuerpo humano. Revivicor ya implantó corazones de cerdos en babuinos, y los primates vivieron con ellos durante dos años y medio. En ese experimento, se implantaron en el abdomen del babuino, que conservó su propio corazón. En otros estudios, los riñones de cerdos de la compañía han aguantado durante más de seis meses en esos monos.
China también
Una de las posibilidades es que, ante la escasez de órganos humanos, los de los cerdos con modificación genética se utilicen como remedio temporal mientras se encuentra un donante para los pacientes más necesitados.
La granja de Revivicor no está sola en estos esfuerzos. La estadounidense eGenesis y la china Qihan Biotech han criado miles de cerdos con hasta 42 modificaciones en trece genes de los animales. El objetivo es que prevengan problemas como el rechazo inmune, coágulos en la sangre, derrames o infecciones tras el trasplante. Todavía no se han probado en ningún humano, solo en otros animales, pero el experimento de Montgomery podría ser un aliciente para que se sumen pronto a la carrera.