Culminum Magister
El éxito de esta cofradía está en buscar la verdad, lo esencial de la cinegética
El pasado 15 de octubre la cofradía Culminum Magister celebraba su día grande, posiblemente pidiendo protección a la santa más española. En esa fecha se premió a Carlo Bonomi, un gigante de la caza internacional y extraordinario bibliófilo, y al marqués de Valdueza, referente de la venatoria española con su raza de perros de montería.
En un lapso de tiempo muy reducido dicha institución ha consolidado un enorme prestigio y aunque no creo que su desarrollo llegue a estudiarse en Harvard, es algo singular para una idea nacida en España hace solo quince años. Como muestra, entre sus cofrades se cuentan una buena docena de premios Weatherby y bastantes Conklin, que representan la flor y nata de quienes pasean el rifle por el mundo.
Una posible explicación del éxito radica en el ideario que constituye la esencia de esa cofradía y que la sociedad en que vivimos parece haber olvidado: la búsqueda de la verdad. El relativismo imperante intenta encontrar en el consenso la varita mágica para la convivencia, pero un mínimo común denominador entre propuestas acomodaticias produce un mínimo de satisfacción, y la persona que es un compuesto de espíritu y materia no encuentra la plenitud a que está llamada.
En la esfera que le es propia, la caza, Culminum Magister busca la verdad, lo esencial de la cinegética, olvidando acortar caminos para facilitar éxitos y desentendiéndose de avances técnicos que desequilibran el reto con la naturaleza –auténtico núcleo de la venatoria– y lo ha encontrado en la montaña. En las cumbres más altas el cazador se encuentra solo y a solas con sus pensamientos; al esfuerzo de llegar habrá de sumarse el del regreso; en las vertientes verticales, el instinto de las presas es más eficaz que el superior entendimiento del humano y el desafío se inclina hacia la parte más débil. En esa contienda es el espíritu quien tiene que llevarse la palma porque la materia es constitutivamente inferior. El lema de la cofradía, ‘Silencio, soledad, esfuerzo’, intenta expresar dicho escenario, y para mí que ha sido el talismán en que se ha fundado el prestigio de la institución.