ABC (1ª Edición)

Cifras, letras, directores y hasta un discurso de Mao

Había inquietud por comprobar quién iba a ser más largo, si Anson, Cebrián o Pedro J. Este fue el más crítico, como si hubiera descubiert­o las cloacas

- ROSA BELMONTE

Cifras de ‘El jefe de los espías’ (Roca), de Juan Fernández-Miranda y Javier Chicote. A ver, nueve contenedor­es negros con 50 litros de capacidad. 200 kilos de papel. 18 agendas de cuero (aunque tendrían que ser 19, faltaba el año 94). Y tres directores de periódicos que estaban en eso que se ha llamado régimen del 78. Otra cifra. Esta mucho más simbólica (algunos monos quieren tumbarla como si fuera la Estatua de la Libertad). Los tres directores, Luis María Anson, Juan Luis Cebrián y Pedro J. Ramírez. Entró Luis María Anson del brazo de Cruz Sánchez de Lara, la mujer de Pedro J. Ramírez. Contó Juan Fernández-Miranda que el origen del libro está en el empeño de los hijos de que se conociera a su padre. Vieron el archivo. Unas cajas desordenad­as. Lo mismo había una carta de amor del 57 que, al lado, el informe Crillón. Fernández-Miranda y Chicote contaron su aventura periodísti­ca. Hasta tuvieron un hijo y una hija mientras. Por allí estaban José María García, Rafa Latorre o Melchor Miralles, quien dio el nombre de Fernández-Miranda a la familia de Manglano.

Daba miedo que empezaran su charla los directores. A ver quién la tenía más larga. Empezó Pedro J.: «Este libro tiene un índice suculento» (uno de los epígrafes es ‘La venganza contra Pedro J’, sobre el vídeo sexual). Dijo Pedro J., que ‘El jefe de los espías’ no eran las memorias de Manglano («Dentro de dos semanas yo voy a publicar las mías»). Y así, en general, Pedro J. se puso a leer el libro en su iPad. Un «recorrido de los horrores». «Un viaje al fondo de la noche». Que si la cena de Talleyrand y Fouché el 6 de julio de 1815, con Napoleón camino del exilio. Para Pedro

J. «el libro está lleno de motivos para reformar la monarquía». Tres veces anunció sus memorias.

«Has hecho un buen lanzamient­o de tu próximo libro», dijo Cebrián al empezar. Eso, más todas las delincuenc­ias que había especifica­do. Recordó que el 23-F el golpe había triunfado y que Manglano no sólo no se sumó sino que acuarteló a la brigada paracaidis­ta. «Lo traté mucho... Coincido con el relato. Admirable, buen profesiona­l, al servicio de sus jefes y defendió al Estado desde los servicios secretos». Y a Pedro J. otra vez: «Los Estados tienen cloacas, no sé de qué te extrañas». Y recalcó que «este país tiene un deuda de gratitud con Don Juan Carlos I». Y estuvo bastante en contra de las tesis de Pedro J. Aseguró que el libro era una aportación a la memoria histórica auténtica y que se va a vender muy bien, «sobre todo después de la intervenci­ón de Pedro J.».

Y entonces le tocó a Anson, que elogió a los dos oradores anteriores y dijo que él no era nada de eso. Ya. Hasta se puso a declamar, aunque pareciera que estaba hablando. De cuando Don Juan, muy enfermo (había que oír la descripció­n del mal), fue a recoger a Italia el cadáver de su padre. O de cuando al volver al ABC no verdadero se encontró con una amiga y la que adivinó que era su hija (ríete de Dante con Beatriz). Aprovechó para elogiar el ingenio de Díaz Ayuso. También elogió a Torcuato Fernández-Miranda, «el único al que Don Juan Carlos hacía caso». No se lo hacía ni a Suárez ni a su padre («No al padre de Suárez, al suyo»). También declamó un discurso de Mao. Y la renuncia de Don Juan. Y claro que elogió a Don Juan Carlos. «Este hombre ha encarnado uno de los cuatro reinados más grandes de la historia con Carlos I, Felipe II y Carlos III».

Hay que ser ansoniano para saber qué es verdad y qué no de sus historieta­s. Dijo que la semana que viene cumple 101 años. Mira, otra cifra para estos grandes relatos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain