«El daño que produce un estilo parental ausente es irreparable»
∑ Alejandro Rodrigo es autor de ‘Cómo prevenir conflictos con adolescentes’
No todos los problemas de conducta que presentan los adolescentes son producto de la pandemia. Hay muchos momentos previos en la vida familiar que pueden interferir en la buena marcha de la vida del hogar. Empezando, apunta Alejandro Rodrigo, autor de ‘Cómo prevenir conflictos con adolescentes’, por el estilo parental que impere en casa. Le avalan su formación como experto en análisis e investigación criminal y una larga experiencia de más de quince años dedicado a la intervención social y educativa con menores en riesgo de exclusión social y sujetos a medidas judiciales, y una década como técnico de libertad vigilada en Madrid, especializado exclusivamente en casos de maltrato familiar ascendente.
Análisis de la situación
Rodrigo recuerda que las cosas no ocurren de la noche a la mañana. «No suele pasar que tu hijo el jueves sea un referente en casa y al día siguiente, viernes, muestre conductas agresivas en botellones». Este profesional invita a realizar a los padres «una primera mirada de responsabilidad, que no de culpabilidad, porque no estamos entendiendo bien qué está sucediendo». Quizás, apunta este profesional, «se trata más de analizar cómo hemos llegado hasta allí».
Para este autor, hay dos claves fundamentales en la buena marcha de la convivencia familiar, «que no son nuevas y son conocidas por todos. La primera es el amor. Porque cuando tu hijo se siente protagonista de tu vida; es decir, ocupa un papel principal en la vida de papá y de mamá, solo entonces puedo volverme a él y con la máxima firmeza y rigor señalarle que eso que está haciendo, sea lo que sea, no se hace».
Sin embargo, advierte, «si antes no hemos construido esta base, el menor va a malinterpretar el toque de atención y lo va a traducir por una agresión de papá o mamá. En cambio, sí se sabe querido, porque hemos conseguido que sienta que es una parte fundamental de nuestras vidas... Cuando hace algo inconveniente y se le señala parece mágico, pero lo entienden a la primera, porque saben que lo que estamos haciendo es protegerle, guiarle y orientarle».
A lo largo de su experiencia atendiendo a familias, «que es seguramente como uno puede sacar buenas conclusiones y extraer la teoría», justifica con humildad Alejandro Rodrigo, que hay un estilo parental que es el que este autor considera más «perjudicial», el del padre o madre ausente. «No quiere decir que no esté en casa, ni mucho menos. Quiere decir que aun estando, a esta persona verdaderamente le da igual su hijo. Esto que estoy diciendo es muy duro de pronunciar, muchísimo más de escuchar, e infinitamente más duro aceptar. Y el daño que produce es irreparable».
No hace falta, explica, que se verbalice: «El hijo sabe cuando a papá o mamá les da exactamente igual su vida. Este estilo parental es el que he visto que históricamente ha producido más daño o trauma a largo plazo. Fíjate –aclara–, que hay otros estilos, como el negligente, que causa daños específicos, o el punitivo, siempre con el castigo por delante… que no son buenos, pero que al final son reparables. Por tanto, es bueno que nos hagamos esta pregunta: ¿qué tipo de padre soy? Y con esto también quiero aclarar que los hay que no están apenas presentes y que, sin embargo, saben afinar y estar ahí en los momentos importantes de la vida de su hijo (con un mensaje, una llamada...)».