ABC (1ª Edición)

«Es bueno que nos despierten con pitos»

► Ancelotti entiende el enfado del Bernabéu: «Nos motiva para hacer las cosas bien»

- RUBÉN CAÑIZARES

El control de la pandemia en España ha sido un flotador para el fútbol de élite, asfixiado por la notable pérdida de ingresos como consecuenc­ia de ver cemento en las gradas de los estadios durante año y medio. El regreso de los aficionado­s ha sido un chute económico y, obviamente, también anímico. El futbolista vuelve a sentir el calor de la gente, pero eso conlleva obligacion­es y deberes. Las del Bernabéu, en concreto, correr como si fuera la última carrera de tu vida. Y eso es lo que precisamen­te no hizo ayer el Madrid, sobre todo en una primera parte indigna de la historia del club blanco.

El generoso esfuerzo de Vinicius en la presión supuso servir en bandeja a Benzema el gol 1.000 blanco en la Champions, pero esta bonita marca no evitó una mancha fea, e innecesari­a. Desde ese 1-0, el Madrid se dedicó a andar por el campo, sin actitud, sin ganas, sin sangre y sin ningún tipo de interés en el partido, como si el mismo se hubiera acabado en ese minuto 14 en el que abrió el marcador Benzema. Y eso enfadó al Santiago Bernabéu, que pitó a sus jugadores por primera vez tras su regreso a las gradas: «Tenemos una afición que exige mucho. Es bueno para motivarnos y hacer las cosas bien que la afición nos despierte con algunos pitos. No pasa nada. Nos ayuda», reflexionó Ancelotti. «Jugamos cada tres días, y es complicado. Son muchos partidos de alto nivel. A veces no se puede jugar bien, pero es normal que la afición quiera que sea así y marquemos goles», explicó Benzema.

Sobre el verde, Militao y Alaba mostraban en su rostro el enfado por la apatía del resto de sus compañeros. Se desconecta­ron Vinicius y Benzema, les siguieron Kroos y Modric, luego Carvajal y Mendy, y minuto a minuto el Shakhtar se iba haciendo dueño absoluto del balón y de las ocasiones, hasta el punto de empatar el duelo en un balón cruzado que a Alaba y Militao, precisamen­te, les pilló dormidos. Cuando el que está a tu lado bosteza, se contagia. Y eso les pasó a los centrales blancos. Ancelotti y su hijo Davide miraban estupefact­os el numerito de primera parte de sus jugadores.

La segunda parte no se alejó mucho de lo visto antes del descanso. El Shakhtar seguía generando murmullo en el Bernabéu y cara resignada en Ancelotti, pero para fortuna del Madrid el tanque de gasolina se iba quedando seco y en la capital juega Vinicius, uno de los futbolista más en forma de Europa. Se inventó el 1-0 e hizo lo propio en el 2-1, generando una pared con Casemiro que permitió a Benzema sumar un nuevo tanto y sellar tres puntos que dejan al Madrid con pie y medio en octavos. Sin duda, la mejor noticia de una noche gris, también de Ancelotti, espeso con los cambios. Cero influencia a la hora de intentar revertir la desidia de los suyos: «Hemos empezado bien, y cuando hemos marcado la idea era esperar, pero con más agresivida­d. Además, con el balón hemos tenido el control sin intentar hacer daño. ¿Solo dos cambios? No quería modificar más aspectos defensivos y ofensivos, y creo que lo hemos controlado bastante bien. A los jugadores que han calentado cuarenta minutos les he dicho que lo siento, pero este es mi trabajo». El italiano prometió el día de su presentaci­ón fútbol ofensivo y espectacul­ar, pero en estos momentos solo hay buenos resultados. Habrá que ver si es suficiente para evitar más pitos en el futuro.

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// AFP Vinicius, durante el partido ante el Shakhtar

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