ABC (1ª Edición)

Georgie Dann, el rey de la verbena se casó con una bailarina y tuvo tres hijos

▶ El cantante y compositor francés formó su familia en España, aunque vivió en Jamaica sus últimos años

- ANTONIO ALBERT

La misma cadera que le procuraba una ligera cojera que caracteriz­aba sus movimiento­s cuando bailaba el ‘Bimbó’ –o cualquiera de sus innumerabl­es éxitos veraniegos– ha sido, finalmente, la culpable de su muerte. A sus 81 años, Georgie

Dann nos deja sin barbacoa, sin chiringuit­o y sin saber qué era aquello que no podía el negro (una duda que, a los ojos de la llamada generación de cristal, no debería resolverse jamás por su actual tufillo racista).

Este francés nació en París en un crudo invierno de 1940, pero encontró en las verbenas españolas un auténtico filón desde los años 60. Aparcó el clarinete, el saxofón y el acordeón, dejó la docencia y se entregó por completo a la creación de grandes éxitos, inventando un género: la canción del verano, con sus estribillo­s pegadizos que se quedaban incrustado­s a la memoria, así como su cuerpo de baile, una colección de alegres y bellas bailarinas. Fue precisamen­te una de ellas, la barcelones­a Emy, quien conquistó su corazón. Se casaron en 1974 formando un sólido matrimonio que les procuró tres hijos. Dos de ellos, Patricia y

Paul, quisieron seguir los pasos de padre, formando el dúo musical Calle París entre los años 2008 y 2012. El nombre era un doble homenaje: por un lado, a la canción de Duncan Dhu; por otro, a los orígenes paternos de una familia enamorada de la música. Patricia sufrió un grave accidente de coche que le hizo replantear­se su vida, apostando por una carrera musical que le permitió publicar dos discos junto a su hermano, llegando a ganar el premio Mejor Artista Revelación de Los 40 Principale­s de 2009. Georgie Dann estaba muy orgulloso de ellos: «No quieren ser ‘hijos de’ y yo lo respeto. Patricia tiene dos carreras y escribe letras elegantes. Y Paul es un artista al que le puse una estricta concertist­a rusa para que le enseñara a tocar el piano. Al principio lo pateaba, pero acabó gustándole», así hablaba de ellos en una entrevista concedida a Núria Navarro.

Fue un hombre discreto que prefería no compartir con los medios su vida privada. En 2007 comentaba a ABC que se mantenía nadando y corriendo. «Para subirse a un escenario hay que estar en forma. La canción es como un deporte», afirmaba, al tiempo que rehusaba cuantifica­r sus ingresos por los derechos de autor. Sí bromeaba sobre su vida sexual, reconocien­do la verdad de la letra de una de sus canciones: «Un día sí; otro, también. Yo me apunto al mañanero, que es mejor al dominguero». Antes de venirse a España en 1966 para representa­r a su país en el Festival del Mediterrán­eo, en Mallorca, Georges Mayer Dahan vivió en Iberoaméri­ca muchos años. Allí se empapó de la música popular y comenzó a chapurrear el español, un segundo idioma que acabaría siendo el primero gracias a sus éxitos musicales. En España formó su familia, pero en los últimos años su carrera prefirió refugiarse en el Caribe, viviendo en Jamaica mientras esperaba que le salieran bolos o algún anuncio de El Corte Inglés, los grandes almacenes que, gracias a él, ganaron el Ampe a la mejor campaña publicitar­ia.

«Un verano sin Georgie Dann es como una Navidad sin Papá Noel», cantaba La banda del Capitán Canalla. Pues es lo que no espera desde ahora.

Sus hijos Patricia y Paul, quisieron seguir sus pasos formando el dúo musical Calle París entre 2008 y 2012

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GTRES Georgie Dann junto a su mujer Emy y sus tres hijos posando en el jardín de su casa //

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